El descenso de los testículos desde una posición interior del organismo cercana a los riñones hacia la parte inferior del abdomen o hacia el escroto fue un importante proceso evolutivo en todos los mamíferos placentarios, con la excepción de ciertos linajes afroterios -elefantes ... o manatíes-. Este desarrollo permitió una mejora de la maduración y preservación de los espermatozoides en zonas del cuerpo a una temperatura inferior.
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Dado que las estructuras de tejidos blandos como los testículos no se conservan en el registro fósil y teniendo en cuenta que las partes clave de la filogenia placentaria de mamíferos siguen siendo controvertidas, se ha debatido habitualmente entre los biólogos si el descenso testicular es una condición ancestral o una característica específica de los mamíferos placentarios y su evolución biológica.
Según un estudio publicado en la revista 'PLOS Biology', los testículos del ancestro de los mamíferos placentarios indican que esta parte del cuerpo descendió durante el desarrollo evolutivo del grupo y que la existencia de mamíferos africanos modernos que aún los conservan en el interior del abdomen se debe a cambios genéticos específicos tardíos.
Los investigadores analizaron los datos genómicos de 71 especies de mamíferos y se centraron en la evolución de dos genes clave -RXFP2 y INSL3- que inducen el desarrollo del gubernáculo, el ligamento que es crucial para el descenso testicular. Ambos se pierden o no funcionan exclusivamente en cuatro afroterios -tenrec, musaraña elefante, topo dorado del Cabo y manatí- que carecen por completo de descenso testicular.
La presencia de restos ortólogos una vez funcionales de ambos genes en estas especies de afroterios muestra que la pérdida de éstos ocurrió después de la separación del ancestro mamífero placentario común. Por ello, estos vestigios moleculares proporcionan una fuerte evidencia de que el descenso testicular es una rasgo evolutivo propio de los ancestros de los actuales mamíferos placentarios, independientemente de las discrepancias filogenéticas persistentes.
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«Más allá de resolver un acertijo específico en la evolución de los mamíferos, el examen de los vestigios genéticos de los tejidos blandos puede tener aplicaciones para reconstruir los cambios en las partes del cuerpo y los procesos de desarrollo a lo largo de la historia evolutiva», señala a la Agencia SINC y a modo de conclusión Michael Hiller, científico del Instituto Max Planck de Biología Celular Molecular y Genética en Dresde (Alemania) y coautor de la investigación.
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