Europa detalla su hoja de ruta espacial

Esto ha provocado también una reducción del tamaño de los satélites o más bien nanosatélites como el lanzado por la catalana Sateliot el pasado mes de marzo que acabará en una constelación para llevar el 5G lejos de la superficie terrestre.

Para no perder el tren de cabeza de esta frenética nueva carrera espacial, la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés) quiere reducir los obstáculos para recibir financiación y duplicar su gasto en tecnologías de vanguardia. Por ello, la ESA quiere facilitar el acceso al capital privado, ofrecer su experiencia técnica a nuevos socios, algo que tradicionalmente ha reservado a proyectos propios. «Hay que ser más reactivo para ser relevante para las compañías y garantizar que se aporta valor añadido», destaca Josef Aschbacher, el nuevo director de la agencia espacial desde el pasado primero de marzo.

En 2019, el gasto público espacial de Estados Unidos llegó a unos 40.000 millones de euros, frente a los 10.500 millones en Europa. La cumbre espacial de 2022 será el momento de anunciar oficialmente nuevos programas y de garantizarse la financiación de sus países miembros.

La ESA calcula que la industria espacial global puede generar ingresos de al menos 1 billón de dólares anuales en 2040, desde los cerca de 350.000 millones actuales, y no quiere quedarse atrás frente a competidores como Estados Unidos o China. No obstante, la NASA norteamericana es uno de los socios espaciales de la ESA y durante el mandato del austríaco se espera que se mantenga. «La colaboración es clave», explica Aschbacher. De hecho, entre los objetivos de cara a los próximos diez años están en apuntalar un acuerdo con la NASA para que a finales de la década un astronauta europeo haya pisado la Luna.

Tras varios años con el tablón de ofertas para renovar el cuerpo de astronautas del Viejo Continente cerrado, la ESA este 2021 ha abierto el plazo de solicitudes para encontrar a la mujer o al hombre que precisamente llegue al satélite terrestre próximamente.

Pero no será la única nueva cara que llegue a las oficinas espaciales comunitarias, ya que una quinta parte de su plantilla actual se jubilará en 2025 y se quiere aprovechar esa coyuntura para que el personal sea más diverso.La ESA quiere que para 2025 al menos el 40% de sus nuevas incorporaciones sean mujeres, actualmente no llegan al 29%, y también quiere mejorar la inclusión de trabajadores LGBTI.