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COLPISA
Martes, 20 de junio 2017, 02:44
Todavía hoy el origen de una de las mascotas más habituales en el planeta es incierto. Los gatos, animales tomados como mitológicos y divinos por algunas culturas por su carácter misterioso, pueblan hoy todos los continentes excepto la Antártida y mantienen su aire de misticismo. ... No obstante, un instituto francés parece haber retirado un poco el velo sobre el secreto. Después de analizar muestras de ADN de 209 gatos de la antigüedad han podido decretar que existían al menos hace 9.000 años, según publicó Nature.
«Son testigos directos de las situaciones del pasado», aseguró Eva-Maria Geigl, una de las investigadoras del estudio del Instituto Jacques Monod de París. «Hubo dos ciclos de domesticación, el primero al comienzo de las civilizaciones del Próximo Oriente, el segundo, en Egipto mucho después. Y el gato se expandió con una muy buena efectividad alrededor del mundo antiguo como un gato de barco. Ambos linajes están hoy presentes en los gatos modernos», sostuvo la experta durante la presentación de su resultados.
La teoría de estos investigadores es que aproximadamente hace 10.000 años los gatos empezaron a acercarse a los primeros agricultores del Creciente Fértil entre los ríos Eúfrates y Tigris porque les facilitaba el acceso a alimento fácil de los roedores que buscaban los graneros. «Diría que los gatos eligieron la compañía de los humanos, pero que era una relación beneficiosa para ambos», comentó Geigl.
Los gatos se trasladaron con sus dueños o por inercia a las zonas colindantes e incluso llegaron a Chipre, donde se han encontrado rastros de ADN. La segunda oleada llegó Hace unos 3.500 años con el Antiguo Egipto. Las comunicaciones favorecieron su rápida extensión gracias al imperio romano y a las campañas vikingas, como han demostrado los resultados del estudio.
Todavía se mantienen incógnitas sobre el misterioso animal. El equipo parisino no han podido delimitar la frontera de la domesticación total porque no se han encontrado restos arqueológicos que aclaren el cambio. Tampoco el ADN ha ayudado. «Los intercambios genéticos habituales podrían haber contribuido al bajo nivel de diferenciación observado entre las secuencias de genomas de los gatos salvaje modernos y los domesticados», señala el estudio. No obstante, de los resultados se puede observar «una perdida de fuerza y un refinamiento previo», según Carlos Driscoll, del Instituto de Vida Salvaje de la India, lo que podría sostener la idea de que fueron los gatos los que se domesticaron a sí mismos para adaptarse a la relación simbiótica con los humanos.
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