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Daniel Roldán
Jueves, 8 de mayo 2014, 14:02
Hace unos años solo fueron cuatro, el año pasado unos cien y este año se calcula que unos 300 buques atravesarán las aguas del Ártico haciendo viable una nueva ruta comercial por el lado noreste de este océano, objeto de peleas por parte de las ... cinco naciones que se disputan la zona (Rusia, Estados Unidos, Noruega, Dinamarca gracias a Groenlandia y Canadá). Pero esta apertura inevitable de una ruta comercial ártica, fruto del cambio climático, puede tener unas repercusiones que todavía se ignoran.
Por este motivo, un grupo de científicos, reunido en una jornada de debate de la Fundación BBVA, ha reclamado más datos y más investigación. "No puedes gestionar algo que no entiendes", asegura Paul Wassmann, profesor en el Instituto de Biología Ártica y Marina de Noruega. "El océano Ártico está experimentando las mayores consecuencias del cambio climático, pero también es el menos investigado. ¿Cuánto debemos progresar en su conocimiento para apoyar su desarrollo sostenible?", se pregunta el profesor.
El Ártico sufre una tasa de calentamiento de 0,4 grados por década, tres veces superior al promedio global. "Esta rapidez nos ha sorprendido a todos. Ya predecíamos que la pérdida de hielo en el Ártico se podía acelerar y que las presiones de industrias como las de energía y pesca aumentarían. Pero los cambios han sido mucho más rápidos y abruptos", señala Carlos Duarte, investigador del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados y director del Oceans Institute de la Universidad de Australia Occidental. Por ejemplo, el Gobierno de Groenlandia había recibido más de 200 peticiones para las concesiones de explotación. Eso provocó que los groenlandeses cambiarán de Ejecutivo en los siguientes comicios.
El cambio climático está provocando la disminución del hielo ártico. Hace dos años cayó a 3 millones de kilómetros cuadrados en verano, cuando las expectativas indicaban esta cifra para 2070. Además, el deshielo afecta a la estabilidad de las corrientes marinas globales, que dependen en gran medida de la salinidad y la temperatura de las aguas árticas. Por otra parte, el también el cambio climático ha traído cosas favorables, como los aumentos de los bancos de bacalao, de cangrejo rey y de cangrejo de las nieves.
Ante esta situación general, los científicos consideran que la única manera de contribuir a un Ártico sostenible es más investigación. Wasmman pide campañas multianuales y continuas, que se mantengan a largo plazo y basados en ecosistemas y sus interacciones, en lugar de en indicadores concretos.
Por su parte, Duarte propone centrase en los puntos de ruptura, los procesos en los que superados un cierto grado de alteración ya no hay marcha atrás y además desencadenan otros procesos, como el propio deshielo o el aumento de la emisión de metano. Y sin evitar que dentro de 40 años haya dos rutas marítimas estables: la del noroeste, abierta ya por Rusia; y la del noroeste, que se disputan Estados Unidos y Canadá.
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