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Cien años después, el Everest sigue guardando un secreto: esta es su historia

Se cumple un siglo de la tercera expedición británica al Everest. ¿Fueron Mallory e Irvine los primeros en subir a la montaña más alta del planeta treinta años después de la primera ascensión certificada?

Miércoles, 27 de marzo 2024, 07:08

El orgullo imperial británico venía de sufrir dos humillantes derrotas. Y no quería sufrir una tercera.

Esta es la historia de ese intento por evitar una nueva humillación, una historia épica, que acabó dejando uno de los grandes misterios aún no resueltos. Estamos en los años 20 del siglo pasado, hace 100 años. La gran nación británica, el imperio que aún se repartía por medio mundo, había perdido la carrera exploratoria tanto en el Norte como en el Sur. Y no habían sido derrotas fáciles de digerir.

La llegada del norteamericano Robert Peary al Polo Norte en 1909 no había sido cuestionada todavía. Esta fue una primera derrota. Pero la segunda fue peor. En enero de 1912, cuando el oficial de la marina británica Robert Scott llegó al Polo Sur creyendo ser el primero, encontró allí una nota que el noruego Roald Amundsen, que había completado el viaje unas semanas antes, había dejado para él. Para acrecentar el sufrimiento de un país herido y alimentar la leyenda, la expedición de Scott no sobrevivió al viaje de vuelta.

El imperio británico puso entonces sus ojos en un reto mayúsculo, equiparable a los dos anteriores que no había sido capaz de completar de forma exitosa: poner por primera vez a un hombre en un lugar en el que nunca había pisado ninguno, las nieves perpetuas de la montaña más alta del planeta, el Everest.

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Orgullo imperial herido

Ningún súbdito del glorioso imperio británico había sido el primero en culminar las hazañas polares, así que no tardó en acuñarse en Inglaterra el concepto de 'tercer polo'. El Everest, el punto más alto del planeta, podía servir para resarcir la grandeza de un imperio cuyo territorio se extendía por la frontera sur de la cordillera del Himalaya.

La primera de las expediciones, llevada a cabo en 1921, fue esencialmente de exploración. Les permitió intuir una ruta que llevara a la cima, pero no se llegó a intentar el ascenso.

Esta primera expedición había sido organizada por la Royal Geographic Society y sirvió para reconocer el terreno y las posibilidades de ascenso a una montaña que habían rebautizado en 1865 con el nombre del geógrafo que levantó el mapa de altitudes de la cordillera del Himalaya, Sir George Everest. Él fue quien certificó que, al contrario de lo que se creía, el Kanchenjunga (8.586 m) no era la montaña más alta del planeta. Con los datos de esta primera expedición se calculo de nuevo la altitud del Chomolugma (nombre nepalí de la montaña, llamado Sagarmatha en el lado tibetano): 29.002 pies, es decir, 8.839 metros, Solo diez metros menos que los que ahora se cree que tiene con mediciones modernas).

La segunda expedición tuvo lugar en 1922 y se dio por concluida cuando, después de haber sobrepasado los 8.000 metros, una avalancha se llevó por delante a siete porteadores.

Pero la que entró en la leyenda fue la tercera, la de 1924.

Pincha en las flechas < > para ver las fotos de equipo de las diferentes expediciones

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George Mallory, el único alpinista que había participado en las expediciones de 1921 y 1922, estaba convencido de que la mejor ruta posible era la que remontaba el glaciar de Rombuk para llegar al Collado Norte (Chang-La), formado entre el Changtse y el propio Everest, y desde ahí enlazar con la Arista Noreste hacia la cima. Parecía el camino más tendido, pero era imposible apreciar desde la distancia las dificultades técnicas del recorrido. Ya lo descubrirá más adelante.

Esta tercera expedición estaba prevista para 1923, pero quebró uno de los bancos en el que la sociedad geográfica tenía depositado parte del presupuesto y la actividad tuvo que retrasarse un año, hasta 1924. La creencia en que era la ruta buena se mantuvo durante al menos una década. Todavía en 1933 los británicos planificaron vuelos de avioneta sobre la arista para ver si era «escalable».

Ruta propuesta por Mallory, a través del collado norte y la larga arista noreste.

Charles G. Bruce lideraba la expedición, como en 1922, con estructura militar y cadena de mando similar a la de un ejército. Casi todos los alpinistas habían sido elegidos, de entre los hombres jóvenes que hubieran sobrevivido a una Primera Guerra Mundial recién finalizada, por sus conocimientos complementarios: geólogos, ingenieros, cartógrafos, especialistas en manejo de respiradores de altura... Los méritos militares también se tuvieron en cuenta. Charles G. Bruce era general de brigada; Norton era teniente coronel; Hingston, el médico, era mayor. De entre los alpinistas, solo George Bruce era militar, con rango de capitán.

Los primeros expedicionarios llegaron a Darjeeling (India) en febrero para organizar el desplazamiento hasta el campo base. Por la experiencia de años anteriores sabían que les esperaba un trayecto de unas cuatro semanas.

La magnitud de la caravana: una docena de expedicionarios y casi un centenar de porteadores con yaks.

John Noel era fotógrafo y cargaba con una cámara de cine con la que filmó la expedición. Negoció para sí los derechos de las imágenes y montó con ella un documental, 'The Epic of Everest', que a la vuelta exhibió en teatros junto a un grupo de bailarines tibetanos que también llevó a Inglaterra para complementar el espectáculo de las proyecciones. Gracias a ello recuperó el dinero que había invertido en la expedición. Noel llevaba una cámara fotográfica más sofisticada que los máquinas de bolsillo de los alpinistas, además de la de cine y varios trípodes.

La cámara de cine de John Noel, con la que grabó un documental que luego proyectó en teatros de Inglaterra.

Capítulo 2

Una expedición para llegar al pie de la montaña

El reino de Nepal estuvo cerrado a los extranjeros hasta después de la Segunda Guerra Mundial, así que el itinerario daba un rodeo para entrar en el Tíbet y afrontar la escalada por la vertiente norte, ya que la cima está justo en la frontera entre ambos países, por lo que la montaña tiene una vertiente tibetana (al norte) y otra nepalí (al sur, la prohibida). La llegada al campo base era una aventura en sí.

No era la mejor opción, como se fue descubriendo con el paso del tiempo y futuras expediciones. En la actualidad, de hecho, la ruta normal de ascenso se hace por el sur, desde Nepal y se remonta el glaciar de Khumbu hasta el collado sur, en el lado opuesto de la montaña.

Itinerario que evita Nepal, cerrado a los extranjeros.

Los expedicionarios y los porteadores viajaron divididos en dos grupos para no saturar los alojamientos que pudieran encontrar por el camino. Los ingleses hacían el camino a pie o a caballo, y hacían fotos con sus cámaras personales. Algunas de las imágenes que nos han llegado convertidas en icónicas -como la de Norton a 8.500 metros o la de Andrew Irvine y Mallory en el Collado Norte- se realizaron con cámaras 'Kodakvest Pocket', un modelo plegable de bolsillo cuyo carrete albergaba ocho disparos. Se sabe que Mallory llevaba una en su chaqueta en el intento final a cumbre para tomar con ella la imagen que probara la ascensión.

Cámara de bolsillo, popularizada por los soldados de la Primera Guerra Mundial.

Según fueron ganando altitud, los porteadores recurrieron con mayor frecuencia a los yaks, encargados de cargar los bártulos. Estos bóvidos están mucho más adaptados a la altura que las mulas y los caballos, que fueron quedándose en zonas más bajas. Mientras pudieron, los expedicionarios viajaron a caballo para preservar fuerzas. Darjeeling, la ciudad india de la que había partido la expedición, está ya a 2.045 metros sobre el nivel del mar, pero 3.000 metros por debajo del primer campo en las laderas de la montaña.

Los yaks, más adaptados a la altitud que los caballos o las mulas, permitieron transportar el equipo hacia el campo base.

La caravana llegó al valle de Rombuk el 28 de abril, donde se emplazó el campamento base, en el que planeaban pasar seis semanas. Dejaron atrás el monasterio, el último lugar habitado que iban a visitar, desde el que ya se veía la montaña. Estaba situado a 5.000 metros, a mayor altitud que el Mont Blanc. Aún no lo saben con certeza -los procesos de aclimatación a la falta de oxígeno comenzarían a investigarse años después-, pero la larga marcha que habían realizado, ascendiendo poco a poco a lo largo de semanas, les había servido para acostumbrarse a la altitud.

Como muestra de lo poco asentados que estaban los conocimientos sobre la vida a grandes altitudes, Finch, químico de formación, miembro del reputado Imperial College de Londres, quien por entonces ostentaba el récord de altura tras su ascensión del año anterior, estaba convencido de que fumar ayudaba a la aclimatación.

La llegada al valle de Rombuk da inicio a la parte alpinística de la expedición. Se ve la cima y la ruta por la que quieren subir.

En la expedición de dos años antes se habían hecho las primeras pruebas con respiradores de oxígeno. Eran equipos de circuito abierto, pesados y muy rudimentarios; no todos los alpinistas estaban convencidos de su utilidad. Tanto es as así que los habían llevado en la expedición de 1921 y no habían llegado a utilizarlos. Finch ascendió en 1922 junto a Bruce hasta los 8.390 metros con la máquina que él mismo había contribuido a desarrollar. Los equipos actuales, mucho más eficientes y ligeros, ofrecen el doble de caudal que los de hace cien años y pesan tres veces menos. Entonces no existía el debate sobre la oxigenación extra, no se consideraba el mérito deportivo de subir sin ayuda externa. El objetivo era aún subir fuera como fuera, pisar el terreno que nadie había pisado antes.

Hubo que esperar hasta 1978 -54 años años después- para que un alpinista llegara a la cima del Everest sin usar oxígeno suplementario.

El respirador puede llevar de dos a cuatro botellas. Pesa 14,5 kg. cuando está equipado al máximo y proporciona 2 litros por minuto durante ocho horas.

Capítulo 3

Tiendas de campaña en las laderas del Everest

La ubicación de los campos de altura -apenas un conjunto de tiendas de campaña con cajas de víveres y respuestos- estaba ya planificada antes de su colocación:

El campo I, a 5.400 metros, junto a la entrada del glaciar oriental.

El campo II, en torno a los 6.000.

Y el campo III, que hacía de campo base avanzado, donde pasarían la mayor parte del tiempo, a 6.400 metros. Este proceso duró hasta el mes de mayo. A partir de entonces, pasaron la mayor parte del tiempo en el campo III, en la ladera de la montaña, casi 1.500 metros por encima del fondo del valle.

Las botas tenían tachuelas metálicas en la suela para agarrar en la nieve. Eran cómodas y efectivas en la nieve dura mientras no estuviera muy inclinada.

El material de la época era muy diferente del actual: no llevaban crampones, ni más de un piolet (de acero y madera de fresno) por persona. El avance es más lento porque la técnica es diferente de la que ahora se utiliza, con la que se asciende más fácilmente por nieve dura que por roca irregular. A mediados de mayo comenzaron a equipar con cuerdas fijas y escaleras el tramo que llevaba hacia el collado norte, por encima del campo III.

Los tejidos también eran muy diferentes: la ropa de abrigo era de lana y tela encerada de gabardina. Aún no se habían extendido la ropa de pluma y los tejidos transpirables que se utilizan en la actualidad. Finch, el mismo visionario que había experimentado con respiradores de oxígeno, ya se había hecho contruir un mono de pluma para la expedición anterior, la de 1922. Es una prenda que ahora es habitual en el montañismo de gran altitud, pero que aún no se había extendido.

Con un solo piolet por escalador, tenían que tallar un escalón para el pie para avanzar por terrenos helados con cierta inclinación.

Edward G. Norton -que había heredado el mando porque el comandante Bruce cayó enfermo de malaria en el camino hacia el valle de Rombuk - es el encargado de establecer la estrategia y los plazos. Más de un centenar de porteadores reclutados en los poblados próximos a la montaña se encargan de llevar el material desde el campo base hasta el campo base avanzado (el campo III) y de ahí a los campos superiores por cuerdas fijadas en la ladera del pico Changtse. Esta vez, al contrario que en la expedición de 1922, en la que se dieron la vuelta tras la muerte de siete trabajadores, los han equipado con gafas contra la ventisca y material de altura para que puedan moverse con mayor soltura por los campos superiores.

Más de un centenar de ayudantes fueron reclutados a cambio de un chelín diario.

Hace falta superar una pared con una inclinación considerable, y llena además de grietas en el hielo, para llegar al collado norte desde el campo III. Es un tramo en el que se avanza lentamente y se equipa con cuerdas fijas en los tramos más escarpados y escalas de madera y cuerda para superar las grietas de hielo, sobre todo para facilitar la labor de los porteadores. Los expedicionarios dedican el tiempo, entre otras cosas, a trazar nuevos mapas y recoger muestras para estudios geológicos. Somervell, por ejemplo, se ha llevado sus acuarelas y volverá a Inglaterra con las únicas imágenes en color de la expedición.

Los alpinistas que iban detrás, aprovechaban los escalones para subir más fácilmente. Se turnan para avanzar y tienden cuerdas para ayudarse en los pasos más comprometidos.

En el mes de mayo están cerca de la parte alta de la montaña. Es el momento de bajar hasta el monasterio que está al final del valle, justo bajo el glaciar que protege las laderas del Everest. Es necesario recibir las bendiciones de los monjes para intentar el ataque a la cumbre. En la mitología local las montañas son dioses a los que reverenciar, y el Everest es considerada 'la madre del Universo'. Tampoco tenían radio, así que las comunicaciones eran notas que viajaban de campo en campo transportadas por los porteadores.

La llegada al Collado Norte supone un punto de inflexión en la ruta.

Finalmente, durante la primera semana de mayo, consiguen llegar al collado norte, donde se instala un campamento IV al abrigo del viento que barre la parte alta de la montaña. A partir de ahí, los porteadores, que son pastores acostumbrados a la altitud pero no montañeros con experiencia en alta montaña o manejo de cuerdas, se niegan a superar cierto punto. Para ese entonces se ha seleccionado a los quince mejores porteadores -bautizados como 'Tigres'- para que les ayuden por encima de ese emplazamiento, en el que se han montado tres tiendas de campaña de dos plazas cada una.

Pero las dificultades no dan tregua: un temporal de nieve detiene las actividades durante una semana.

Se escribían cartas con instrucciones y observaciones que los porteadores llevaban de un campo a otro.

Superar el tramo entre el campo base y el campo base avanzado ha sido difícil porque con los medios de la época las paredes de hielo son un problema mayor que en la actualidad. No es extraño que las rutas clásicas a las cumbres, trazadas a finales del siglo XIX y principios del XX, den rodeos para evitar glaciares o grandes pendientes nevadas. Además, ha hecho falta adecuar el camino con escalas y cuerdas para que los porteadores sean capaces de transportar material, víveres y botellas de oxígeno para adecuar el nuevo campo avanzado y los que quedan por instalar más arriba.

Han dedicado mucho esfuerzo para llegar al Collado Norte. Desde allí se podría intentar la cima, quizás con uno o dos campamentos extra.

El momento decisivo está cada vez más cerca.

Capítulo 4

Llegar a la cumbre

La ascensión continúa entre intentos y negociaciones con los porteadores para montar el campo V (a 7.680 m.), pero no son capaces de instalar y aprovisionar un campo VI que estaba previsto a 8.170 metros. Los intentos de cumbre van a tener que partir desde el campo IV, para pasar la noche en una de las tiendas instaladas más arriba. Los dos primeros asaltos van a llevarse a cabo sin oxígeno suplementario. La secuencia de intentos y las parejas que los van a llevar a cabo están planificados desde hace semanas. En el primero de ellos partirán Bruce y Mallory apoyados por nueve 'Tigres', que más adelante se negarán a ir más allá del campamento V.

El primero de los intentos choca con un fuerte viento, que les impide avanzar; Bruce y Mallory se dan la vuelta.

La segunda tentativa prevista está asignada a la pareja compuesta por Somervell y Norton, junto a seis porteadores. También sin oxígeno. Por el camino han dejado instalado el campo VI en una pequeña repisa, donde han pasado la noche después de enviar de vuelta a los porteadores. Salen hacia la cumbre al amanecer. A mediodía el agotamiento puede con Somervell y Norton continúa solo. La foto que hace a su compañero alejándose por la cara norte de la montaña será la imagen de un humano a mayor altitud durante décadas. No va por la arista sino que hace una larga travesía por la cara norte sin ganar altura antes de llegar a un corredor que conduce a la cumbre. Esa zona de la pared se llama ahora corredor Norton en su honor.

La fotografía que Somervell hace a Norton va a ser durante tres décadas la imagen más icónica del alpinismo.

Norton se ha dado la vuelta tras llegar a un punto a 8.570 metros en el que las dificultades técnicas aumentan. Ya no está seguro de sus fuerzas, aunque la cumbre está solo 300 metros (de desnivel) más arriba. Se reencuentra con Somervell a las dos horas de haber partido y ambos descienden al campo IV ya de noche, a la luz de unas linternas. Por el camino Somervell casi muere atragantado. Llegan agotados, pero no se les ocurre conectarse a los respiradores, como les recomienda Mallory, que entiende la importancia del aire embotellado.

Regresan al Campo IV, el del del Collado Norte. No hay más intentos previstos en el plan inicial.

Capítulo 5

La hora de Irvine y Mallory

Mallory convence a Norton, que le autoriza a un intento con oxígeno junto a Irvine. Quiere hacer un intento rápido, cargando con poco peso. Como explica en una nota que deja escrita para su mujer, solo colocará dos botellas en el soporte del respirador, que puede llevar hasta cuatro, para ir más ligero. Mallory elige a Irvine porque sabe manejar los respiradores, aunque es el montañero menos experimentado del grupo. Odell les toma una foto para la historia.

El 6 de junio, a las nueve menos veinte, parten hacia el campo V con comida para un día. Contaban con utilizar el oxígeno que se había dejado en el siguiente campo de altura, pero no pudieron porque faltaba una pieza de uno de los dispositivos dejados allí por Irvine.

Mallory e Irvine se despiden en el Campo IV.

Odell ha llegado a un punto desde el que puede ver una parte del itinerario que Irvine y Mallory tienen que surcar por encima del campo V, por el que deberían pasar a primera hora de la mañana. Pasa horas vigilando un punto con el catalejo, pero las nubes dificultan la visibilidad. A las cinco de la tarde consigue verlos en un claro entre las nubes. Van por el recorrido previsto, pero con mucho retraso.

Hay nubes que dificultan la visibilidad, pero Odell escudriña el punto de paso por la arista de forma insistente.

Odell asciende hasta el campo VI para intentar seguir el rastro de sus compañeros. Empieza a nevar con furia, de manera que desciende hasta el campo IV. El seis está compuesto por una sola tienda y Mallory había dejado instrucciones de que no durmiera nadie allí para que pudieran usarla él e Irvine en el descenso. Odell sabe que sus compañeros han partido con buen tiempo porque han bajado la nota que escribieron al abandonar el campo IV, pero un temporal se está cebando con la montaña en estos momentos.

Avanzan por la ruta prevista, pero con mucho retraso. Odell les ve por última vez camino de la cumbre. Las nubes vuelven a cubrirlo todo.

Después de un día sin noticias de la pareja, Odell vuelve al campo V, donde pasa la noche esperando. Está inquieto. No sabe qué puede estar pasando en la cima de la montaña.

Al día siguiente, todavía sin novedades, vuelve a subir al último campo. Confirma malos augurios. No encuentra rastro del paso por él de los dos escaladores. Los da por perdidos. Como había pactado, coloca sábanas en forma de cruz en ese punto para advertir al campo base de que no los ha encontrado, ni a ellos, ni huellas de su paso. El pesimismo se apodera de la expedición. ¿Qué ha pasado con Mallory e Irvine?

A partir de aquí todo son conjeturas alimentadas durante décadas.

¿Llegaron a la cumbre? Durante décadas se alimentó el mito de que así fue, de que Mallory e Irvine consiguieron hollar la cima de la montaña más alta de la tierra. Se quiso creer en ello, al menos, hasta que la expedición británica de la que formaban parte el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay coronó la montaña con éxito por primera vez en 1953. Fue entonces cuando se reconoció que la ruta por la que avanzaban tenía unas dificultades técnicas notables, y resultaba difícil creer que fueran capaces de resolver el llamado 'Segundo escalón'. Para los intentos posteriores, también por esa misma ruta en los años treinta, se planearon vuelos de avioneta por encima de la arista para confirmar que era «escalable». El 'Segundo escalón' no fue escalado en libre (sin utilizar escalas dejadas allí por expediciones chinas de los años setenta) hasta 1985 por Òscar Cadiach.

Lo que no ha aparecido es la cámara que llevaba Mallory. ¿Tendrá ese carrete una foto de la cumbre del Everest?

Con Mallory e Irvine desaparecidos, el 11 de junio, cinco días después del último contacto con ellos, la expedición comienza a destrepar desde el Campo III, lo que implica que abandona la montaña con la lógica sensación de derrota. Han pasado en ella seis semanas.

¿Qué fue de sus compañeros? En 1933, en un intento posterior, se encontró el piolet de Irvine a 200 metros del segundo escalón y 20 metros por debajo de la arista. Ningún alpinista abandona el piolet, salvo que se le caiga en un accidente o necesite las manos para sostener la cuerda de un compañero caído. En 1999 se localizaron botellas de la expedición cerca del primer resalte y el cuerpo de George Leigh Mallory a 8.159 metros de altitud. De su análisis se descubrieron lesiones que imposibilitaban un descenso caminando. Sus gafas no estaban puestas, sino en el bolsillo. ¿Por qué? ¿Ocurrió de noche el accidente que acabó con sus vidas?

Nunca se ha podido aclarar si alcanzaron la cumbre o no. La cámara de fotos que portaban no ha sido encontrada. Quizá en ella está registrada la hazaña. Tampoco estaba en ninguno de sus bolsillos la foto de su mujer que había prometido dejar en la cumbre.

Solo alguien conoce el secreto: la propia montaña, el Everest.

La cara norte del Everest y el valle de Rombuk

Segundo escalón

Primer escalón

Tercer escalón

Pirámide

Punto alcanzado por Finch en 1922

Cima

8.848 m

RUTA DE IRVINE Y MALLORY

8.605 m

Punto alcanzado por Norton en 1924

Cuerpo de Mallory

RUTA DE NORTON

Cima

8.848 m

CARA NORTE

Collado norte

Campo base avanzado

Campo base

VALLE DE ROMBUK

(El glaciar llegaba hasta aquí en 1924)

La cara norte del Everest y el valle de Rombuk

Segundo escalón

Tercer escalón

Primer escalón

Pirámide

Cima

Punto alcanzado por Finch en 1922

8.848 m

RUTA DE IRVINE Y MALLORY

8.605 m

Punto alcanzado por Norton en 1924

Cuerpo de Mallory

RUTA DE SOMERVELL Y NORTON

Cima

8.848 m

CARA NORTE

Collado norte

Campo base avanzado

Campo base

VALLE DE ROMBUK

(El glaciar llegaba hasta aquí en 1924)

La cara norte del Everest y el valle de Rombuk

Tercer escalón

Segundo escalón

Pirámide

Primer escalón

Cima

Punto alcanzado por Finch en 1922

8.848 m

8.605 m

CARA NORTE

RUTA DE IRVINE Y MALLORY

Punto alcanzado por Norton en 1924

Cuerpo de Mallory

RUTA DE SOMERVELL Y NORTON

Collado norte

Campo base avanzado

Campo base

VALLE DE ROMBUK

(El glaciar llegaba hasta aquí en 1924)

La cara norte del Everest y el valle de Rombuk

Tercer escalón

Segundo escalón

Pirámide

Cima

8.848 m

Primer escalón

Punto alcanzado por Finch en 1922

Los pináculos

8.605 m

RUTA DE IRVINE Y MALLORY

Punto alcanzado por Norton en 1924

CARA NORTE

RUTA DE SOMERVELL Y NORTON

Cuerpo de Mallory

Changtse

Collado norte

Campo base avanzado

Campo base

VALLE DE ROMBUK

(El glaciar llegaba hasta aquí en 1924)

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