Chipiona se conjura frente a la ola más grande
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La Unesco ratifica al municipio gaditano como único lugar seguro de España en caso de tsunami, un fenómeno que los expertos esperan pero no se atraven a poner fechaPreparados ·
La Unesco ratifica al municipio gaditano como único lugar seguro de España en caso de tsunami, un fenómeno que los expertos esperan pero no se atraven a poner fechaIzaskun Errazti
Sábado, 22 de junio 2024, 18:05
Hubo un tiempo en que María Belón, una de las supervivientes españolas del maremoto que azotó el Índico en diciembre de 2004, el más devastador de la historia con más de 200.000 víctimas, se mostraba indignada. A la mujer que inspiró a Juan Antonio ... Bayona para rodar 'Lo imposible' le parecía «criminal» que la población de la costa andaluza viviera sin saber que corría el riesgo, aunque fuera remoto, de convertirse en protagonista de una tragedia como la que a ella le tocó sufrir. Se remitía a la historia, al 1 de noviembre de 1755, cuando un tsunami de olas de hasta quince metros alcanzó la costa atlántica onubense, gaditana y portuguesa tras el terremoto de gran magnitud que arrasó Lisboa. Y, más recientemente, al que tuvo lugar en 2003 tras el seísmo de Argelia, que derivó en olas de varios metros que llegaron hasta Baleares, destrozando gran parte de la flota anclada en algunos puertos del sur de Mallorca.
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Belón también se hacía eco de la opinión de los expertos, que coinciden en que este fenómeno se repetirá -calculan períodos de retorno de 300 años a contar desde 1755- por la constante actividad de la corteza terrestre, aunque sea imposible avanzar una fecha. Sin embargo, las cosas han cambiado y este tema, que parecía tabú por su capacidad para generar alarma social, se aborda ahora con mayor tranquilidad, desde la concienciación, la prevención y la educación.
13 tsunamis
se han registrado en la costa española desde el año 1522, según los datos del Instituto Geográfico Nacional. El último data de 2003. Entonces un terremoto de magnitud 6,8 con epicentro en Boumerdès, en la costa de Argelia, produjo un tsunami que se propagó por todo el Mediterráneo occidental.
José Manuel Calvo ha dedicado tres décadas de su vida a trabajar para adelantarse al fenómeno que viene. Coordinador de Protección Civil en el Ayuntamiento de Cádiz, no hace mucho se confesaba «frustrado» por la tardanza de la Administración española en abordar la situación por, entre otras causas, el temor a generar alerta, algo que no ha pasado en Portugal, que lleva años haciendo los deberes para plantar cara a una posible catástrofe de estas características. Ahora parece convencido de que las cosas se están haciendo bien. «En Portugal ha habido bastante más conciencia que aquí, pero pronto le vamos a coger la pata», asegura el experto. «Los políticos ya se han dado cuenta de que es importante estar al día en este sentido y que incluso trabajar en esto se puede vender como un factor más de calidad de la ciudad. 'Oiga, existe el riesgo de tsunami, pero estamos preparados'. 'Venga aquí con toda la tranquilidad y seguridad del mundo que sabemos qué hacer'», expone Calvo, quien mañana desvelará en una jornada técnica organizada en Cádiz la planificación ante un hipotética catástrofe.
La aprobación por parte del Ministerio del Interior de un plan estatal de protección ante el riesgo de maremotos marcó la pauta a las comunidades autónomas más expuestas para organizar su propia estrategia. Así, Andalucía, con casi mil kilómetros de costa repartidos en 62 municipios litorales, ya cuenta con una planificación para proteger a la población frente a un tsunami. El plan cubre desde la localidad onubense de Ayamonte hasta San Juan de Terreros, en Almería, e identifica como zonas más peligrosas Huelva y Cádiz, donde más de una veintena de municipios podrían verse afectados por una gran ola, de entre 5 y 8 metros, con alturas de inundación de hasta 12 metros en algunos puntos de la costa gaditana. Y también determina el tiempo estimado de llegada de una ola de este tipo, que sería de entre 45 y 60 minutos como máximo.
Con esta herramienta como base, ahora es el turno de los ayuntamientos, recuerda el experto del Consistorio de Cádiz, donde se trabaja en materia de autoprotección. «Cuando hablamos de maremoto separamos lo que es el aspecto geológico, geofísico, de lo que es la resiliencia, que es donde nosotros tenemos que trabajar, es decir, en prepararnos para la adversidad», indica. Así, los técnicos municipales centran sus esfuerzos en los colegios, y en enseñar «a cada persona a protegerse a sí misma y a proteger a su núcleo familiar». «A ponerse a salvo, en altura, en un edificio sólido que no esté derruido, a tener una radio a mano, no coger el coche, seguir las rutas de evacuación...», enumera Calvo.
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La capital gaditana avanza al ritmo «que podemos», pero un municipio de la provincia de apenas 20.000 habitantes le ha cogido la delantera y espera recibir este mismo verano la certificación que le acredita como único lugar seguro de España en caso de tsunami. Se trata de Chipiona. «Empezamos por nuestra cuenta, por iniciativa del alcalde. En otros pueblos costeros hubo contactos con expertos, pero no se hablaba del tema por temor a un impacto negativo en el turismo», apunta el ténico municipal Francisco Castro. «Es cierto que aquí tenemos una sensibilidad especial», subraya el regidor, Luis Mario Aparcero. «Llevamos 270 años conmemorando el 1 de noviembre con una procesión religiosa y una serie de actividades relacionadas con el famoso maremoto de Lisboa que se produjo a las diez de la mañana de aquel día de 1755». señala. Esa sensibilidad no pasó desapercibida para los ingenieros del Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria, que en 2020 convinieron con el primer edil «que era importante convertir Chipiona en un centro de estudios» sobre los maremotos. ¿Cómo? Con la adhesión del municipio al programa europeo Tsunami Ready, que pretende concienciar a las localidades costeras de todo el continente de la importancia de tomar medidas y estar prevenidos para paliar el desastre que estas olas gigantescas pueden causar.
260.000 personas
han muerto en los 58 maremotos registrados en el mundo durante los últimos cien años, revela la ONU.
Y Chipiona, que ya había dado algunos pasos para blindarse frente a este fenómeno dada su ubicación junto a una zona de placas tectónicas, ha podido seguir avanzando hasta cumplir, casi por completo, la docena de claves necesarias para obtener el reconocimiento por parte de la Unesco: mapear y señalar las zonas de riesgo de tsunami, estimar el número de personas en peligro, identificar recursos, diseñar mapas de evacuación, disponer de medios fiables para recibir y difundir alertas y realizar actividades de divulgación tres veces al año, entre otras medidas. «Ya tenemos el mapa de inundación que nos permite estimar hasta dónde podría llegar la ola en el peor de los escenarios posible. Y la señalización acústica en las playas», detalla el regidor independiente. «Hay señales de evacuación en edificios, hoteles, calles... y ya hemos realizado algunos simulacros», añade Castro.
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En caso de necesidad, Chipiona, un pueblo «sin edificios altos», llevará a cabo la llamada evacuación horizontal, que consiste en «salir andadando hacia un punto de encuentro elevado donde permanecer hasta que pase el maremoto. Hay tiempo. Hay que tener en cuenta que un tsunami se produce en ciclos de varias olas, que tardan en llegar una hora y pico cada una de ellas.No es una inundación constante», precisa Aparcero.
El doctor en Matemáticas Jorge Macías y su equipo de la Universidad de Málaga son los artífices de Tsunami-HySEA, un referencia a nivel mundial en materia de maremotos. Se trata de un software que, a través de algoritmos matemáticos, permite simular tsunamis en tiempo real y prever los tiempos de llegada después de producirse un terremoto submarino con una intensidad concreta. «Es un código numérico capaz en muy poco tiempo, en cuestión de minutos, de proporcionarnos una estimación de cuál va a ser el impacto de la ola antes de que ocurra», explica Macías.Los expertos de la UMA trabajan con el Instituto Geográfico Nacional, responsable de la red sísmica, «con un sistema de vigilancia de 24 horas, 365 días al año, por lo que recae en ellos la alerta de estos fenómenos», apunta el profesor. «Lo primero es detectar el movimiento sísmico que provocaría las olas y calcular su posible daño dependiendo de la magnitud y la distancia a la que se encuentra de la costa el epicentro», añade. Macías admite la posibilidad de un tsunami en el Atlántico; también en el Mediterráneo aunque, sostiene, «de pequeña magnitud».
Con la experiencia acumulada en estos años, el Ayuntamiento exportará sus acciones a otros municipios costeros, «sobre todo de Huelva». Como Isla Cristina, que curiosamente, desvela el regidor, se creó como ciudad el 1 de noviembre de 1755. «La gran ola que se produjo en aquella costa elevó el terreno y ahí es donde está hoy Isla Cristina. Por eso, como nosotros, allí también tienen una sensibilidad especial», añade. Y en Chiclana, en Rota... «y otros municipios que están esperando nuestra documentación para organizar jornadas y poder explicarles el procedimiento».
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