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Desde hace más de 70 años, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) provee ayuda humanitaria a niños y madres en países en vías de desarrollo. Charlotte Petri, directora ejecutiva adjunta de la organización, explica cuáles son los retos de futuro en ... materias como la lucha contra el hambre o el auge de los discursos antiinmigración y antivacunas.
-Hace poco más de un año, el director ejecutivo de Unicef dimitía por protagonizar un caso de abuso, justo cuando se desvelaban más escándalos en varias ONG. ¿Hay alguna forma de evitarlos?
-Es una de las mayores prioridades para Unicef. Es algo inaceptable. La organización, a través de nuestra directora ejecutiva, está liderando un comité de Naciones Unidas que está trabajando en ello y hemos puesto en marcha procedimientos rigurosos para reportar estos casos. Hoy sabemos mejor cómo actuar ante ellos. Se reportan a personal externo, con un límite de tiempo, y se ponen en marcha investigaciones independientes. Hemos descubierto, además, que no se trata solo de acoso sexual sino de abuso de poder, que yo diría que es incluso más común. Hemos invertido once millones de dólares para luchar contra esto y hemos contratado personal. Nos lo estamos tomando muy en serio.
-¿Cómo pueden recuperar la confianza de los ciudadanos y de las instituciones?
-Necesitamos ser más transparentes y hacer justicia, y necesitamos asegurarnos de que actuamos cuando las cosas ocurren. Esto no hará que el problema desaparezca completamente. No somos perfectos pero vamos por el buen camino. Los gobiernos que dan dinero a Unicef quieren que los procedimientos y las acciones sean claros. Sería inaceptable no hacer nada porque perderíamos la confianza.
-¿Cómo se está viviendo en la organización el auge de los discursos antiinmigración en formaciones políticas de Europa y EE UU?
-Lo que estamos viendo es que el desarrollo y los derechos humanos son problemas que no están en lo alto de la agenda alrededor del mundo y tenemos que luchar para mantener los derechos humanos y los de los niños en la agenda política, tanto en la retórica como en la acción. Mientras algunos niños están viviendo en una situación mejor, muchos otros conviven con conflictos en Yemen o Siria y desde Unicef tenemos que hacer más en esas circunstancias.
-Unicef es una de las organizaciones que más esfuerzo hace por llevar las vacunas a los países con menos recursos, ¿cómo se afronta desde dentro la corriente de antivacunas?
-Ahora estamos defendiendo las vacunas en los países desarrollados. Advertimos a los padres de que el riesgo de no vacunar a sus hijos no solo les afecta a ellos sino también a los demás. Estamos tratando de explicar a las personas por qué uno debe vacunarse y lo hacemos poniendo el foco en los países donde vemos mayor vacilación al respecto. Lo que hacemos es traer datos, hechos y evidencias. No se trata solo de que pensamos que es mejor, es que lo basamos todo en hechos.
-Después de las inundaciones de Mozambique, ¿cómo está la situación ahora y cómo están coordinando la ayuda?
-La situación todavía es muy crítica para muchas personas y no solo en Mozambique sino también en los países que lo rodean. Naciones Unidas coordina la ayuda y los fondos a través de la Ocha, que es la agencia humanitaria, junto a otros actores que están en la zona, que son el programa de alimentos, Unicef y la Cruz Roja. Al principio de una emergencia siempre hay problemas de coordinación, pero ahora las cosas están funcionando bien.
-¿Cuáles son los retos al respecto?
-El gran reto es que cuando la prensa abandona la cobertura, si no hemos conseguido el suficiente dinero durante la primera semana, luego todo resulta más complicado. Necesitamos ser mejores con los medios de comunicación y mantenerles interesados durante más tiempo. Creo que este tema tiene mucha relación con el cambio climático y con los desastres y la preparación en torno a ellos no es muy buena, así que es una situación dura. Unicef se está enfocando en los problemas del agua, saneamiento e higiene y en que los niños estén junto a sus familias, tengan espacios seguros y puedan ir a la escuela.
-¿Por qué cree que la sociedad se olvida rápido de estas catástrofes?
-Ojalá tuviera una respuesta. Pienso mucho al respecto sobre este tema, pero si soy sincera conmingo misma diría que los que trabajamos en temas de desarrollo necesitamos hacer entender a los donantes y a los gobiernos el tiempo que se tarda en dar respuesta a una situación así. Está el primer mes de emergencia, pero luego se trata de ver cuánto tiempo lleva reconstruir Mozambique y qué podemos hacer para que si algo así vuelve a pasar el país pueda reaccionar mejor.
-¿Cree que hay un verdadero compromiso para acabar con el hambre?
-Creo que es uno de los compromisos reales y fuertes. Aunque aún no lo hayamos logrado, estamos en el buen camino. Lo que pasa es que a veces se dan retrocesos. Ahora dos de los problemas son la malnutrición y la desnutrición crónica. Es un tema amplio y complejo y se debe tratar de esa misma manera.
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