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COLPISA/AFP
Berlín
Domingo, 15 de diciembre 2019, 22:37
Los cerdos suelen ir al mercado pero en Alemania también van a los tribunales. Los defensores de los derechos de los animales recurrieron a la máxima corte de justicia para prohibir la castración sin anestesia, en un caso en que los propios cerdos ... son parte de la acusación.
La castración de los animales es cada vez más polémica en Europa y ya ha sido prohibida en Suecia, Noruega y Suiza. Los criadores arguyen que la castración de los cerditos recién nacidos es necesaria para prevenir el llamado «olor sexual», un aroma similar al de orina, heces o sudor, que puede surgir al cocinar o comer carne de porcino macho adulto.
El parlamento alemán prohibió la castración sin anestesia en 2013 pero autorizó un periodo de transición de cinco años para ayudar a los criadores a adaptarse a la nueva situación. Dicho plazo ha sido ampliado hasta 2021. El grupo PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) presentó una querella ante el Tribunal Constitucional alemán en noviembre en representación de los cerditos.
El grupo quiere que los jueces reconozcan que los cerdos tienen derechos similares a los de las personas y que están siendo violados por el «cruel acto» de la castración sin anestesia. «Entidades no humanas como compañías y asociaciones tienen una personalidad jurídica. ¿Por qué no también los animales?», dice la abogada Cornelia Ziehm, que apoya a PETA en la representación de los cerditos ante la justicia.
PETA arguye que según la legislación alemana, los animales no pueden sufrir daños sin una explicación razonable. «La castración de los cerditos -con o sin anestesia- es una clara violación de la ley, y dan a los cerditos macho alemanes una única opción: querellarse ante la justicia para que se respeten sus derechos», dice el grupo en un comunicado.
Los criadores de porcino alemanes que capan a unos 20 millones de animales al año, se resisten desde hace tiempo a poner fin a esta práctica. Alegan que no hay alternativas razonables para hacer frente al olor sexual en una industria que se enfrenta a una competencia externa feroz. La anestesia local y la edición del genoma no están todavía disponibles o son demasiado caros por lo que aumentaría el precio de la carne de cerdo en un país famoso por sus salchichas, sostienen.
Algunos productores de cerdo alemanes ponen sus esperanzas en una vacuna que solo necesita dos inyecciones para prevenir el olor sexual, una alternativa muy utilizada en el extranjero. Un proyecto piloto para vacunar a 100.000 cerdos está en marcha, aunque algunos alegan que las vacunas son también caras.
No es la primera vez que los defensores de los animales presentan una demanda en su nombre. PETA saltó a las páginas de los diarios de todo el mundo en 2015 cuando recurrió a un tribunal estadounidense para que concediera a un macaco los derechos de autor de una selfi que se hizo con la cámara sustraída a un fotógrafo.
La foto del mono sonriente se hizo viral pero el tribunal consideró que los animales no tienen derechos de autor. PETA criticó el fallo porque el mono estaba siendo «discriminado simplemente porque es un animal no humano».
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