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Antón Iparraguirre y J. A. G.
Sábado, 18 de enero 2025, 14:56
«Se ha soltado un cable del telesilla y algunos niños han salido despedidos por la fuerte sacudida y el violento balanceo. No han tenido tiempo para reaccionar. Otras personas han optado por saltar a tierra firme llenos de pavor. De repente todo ha sido ... todo un caos», ha relatado el donostiarra Carlos Iraola, su esposa Ana Martínez, y sus hijos, que se encuentran en Astún (Huesca) y han sido testigos del fatal accidente ocurrido la mañana de este sábado en la estación invernal de Astún, y que ha dejado al menos 17 heridos, nueve de ellos muy graves, según los últimos datos facilitados por el Gobierno aragonés.
Desde la cafetería, donde intentaban reponerse tras el «impresionante» momento vivido, y sin poder quitarse el «susto tremendo» del cuerpo, Carlos ha relatado que nada más producirse el accidente la gente ha ido abandonando las pistas y en pocos minutos todas han quedado vacías. El establecimiento se ha llenado de alarmados esquiadores y el lugar se ha convertido en un hervidero de comentarios, en el que cada cliente tenía su versión de lo sucedido.
«Han llegado agentes de la Guardia Civil, militares con raquetas para auxiliar a los afectados que estaban más arriba y al menos seis helicópteros sobrevuelan la zona. Nos han dicho que hay varios heridos».
Otro testimonio es el de Pablo Moreno, un madrileño que se ha desplazado a la estación de Astún junto a un amigo. Los dos estaban montados en el telesilla cuando se han percatado de que de pronto algunas ruedas se doblaban y se soltaban unos cables. Han sentido un fuerte golpe, «como si se hubiera producido un terremoto», y han saltado. Afortunadamente han caído en una zona de tierra llana cubierta de nieve. «Otros lo han hecho sobre un terreno inclinado y seguro que han sufrido heridas más graves», ha remarcado Pablo, miembro de un club de esquí de Astún, que recalca que «es la primera vez que vivo un accidente tan espectacular y grave en esta estación, y espero que sea la última», concluye sin poder ocultar el miedo que ha sentido.
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Por su parte, María Moreno, una esquiadora que se encontraba con su padre en una de las sillas afectadas, cuenta que el accidente ocurrió cuando una de las ruedas que sujetan los cables se ha salido y el cable ha perdido tensión, con lo cual las sillas ha empezado a balancearse, a subir y abajar alocadamente, golpeando contra el suelo. «Algunos esquiadores han salido despedidos, a otros las sillas al caer les han golpeado e incluso ha habido sillas que se han dado la vuelta y había esquiadores boca abajo», detalla María, que tiene «dolor en las cervicales y en un brazo», pero que, en general, se encuentra bien, aunque con el susto todavía metido en el cuerpo.
Otro esquiador, Víctor, asegura que se han quedado literalmente colgados y que «gracias a Dios» están sanos y salvo0, y agradecen a los servicios de rescate su labor, pero critican el estado del remonte afectado. «Esa silla tendría que estar jubilada hace tiempo», ha dicho Víctor, que ha señalado que el cable se ha descolgado y la silla «ha empezado a bailar y a dar golpes contra el suelo».
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