50 cámaras y 600 horas de grabación: así cayó el sospechoso del asesinato del pequeño Mohamed en Ceuta

El arrestado, delatado por las imágenes, ha reconocido su presencia en el lugar de los hechos, pero ha negado su implicación en la muerte del menor

juan cano

Málaga

Jueves, 19 de enero 2023, 16:04

La Policía Nacional da prácticamente por resuelto el caso del pequeño Mohamed, el niño de 8 años hallado muerto con signos de violencia el pasado mes de diciembre en Ceuta. Los investigadores han conseguido acorralar al principal sospechoso, un vecino de la ciudad de 34 ... años y con antecedentes policiales por agresión sexual, hasta arrancarle una confesión parcial que al menos lo sitúa en el lugar de los hechos. Así se ha desarrollado la 'operación Loma', bautizada así por el nombre de la barriada donde residía el menor, Loma Colmenar.

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El cadáver de Mohamed fue localizado por una patrulla de la Policía Nacional la mañana del 19 de diciembre, sólo unas horas después de que su familia denunciara su desaparición. El pequeño había salido la tarde anterior de su casa para jugar un partido de fútbol con unos amigos a escasos metros de su vivienda y no volvió. Su hermano fue quien dio la voz de alarma al telefonear a su padre, sobre las diez de la noche de ese fatídico domingo, para preguntarle si el niño había vuelto al domicilio. Él respondió que no y empezó a buscar a su hijo.

El cuerpo sin vida de Mohamed fue encontrado en un terraplén de difícil acceso. Una chaqueta colgada de un árbol guió hasta allí a los agentes, que ya desde el primer momento apreciaron signos de violencia en el cadáver del niño. Presentaba golpes en el torso causados por un objeto romo y contundente -los investigadores creen que el autor utilizó una piedra- y estaba desnudo de cintura hacia abajo. Los pantalones aparecieron en el descampado, a pocos metros del cuerpo. Pero las zapatillas de deporte que llevaba aún no han sido localizadas.

La autopsia confirmó que la muerte se había producido como consecuencia de los traumatismos sufridos, pero no reveló otros indicios que pudieran constituir un móvil solvente del crimen. La agresión no reveló una motivación, pero sí un ensañamiento con un crío tan corta edad. La pregunta era quién le había hecho algo así al pequeño Mohamed para quizá, a partir de ahí, aclarar el porqué.

El primer paso, en cualquier investigación de manual, es buscar cámaras. Las que se ven a simple vista y también las que tiene cada ciudadano en su teléfono móvil. La policía se afanó en ese trabajo de campo sabiendo que en las imágenes podía estar la llave para resolver el caso. Los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la comisaría ceutí localizaron medio centenar de cámaras en el área de influencia del suceso e intervinieron más de 600 horas de grabaciones, que se analizaron plano a plano.

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La investigación se planteó como un gran puzzle donde había que colocar todas las piezas y, además, comprobar si encajaban, o lo que es lo mismo, identificar a todas las personas que estaban aquella tarde en la zona de influencia del suceso, escuchar su versión de lo que hicieron y comprobar si lo que decían era verdad. Sólo de este modo podrían conseguir una reconstrucción completa del caso para, con suerte, llegar hasta un sospechoso.

Los agentes -hasta 100 especialistas han trabajado en un momento u otro en el caso, lo que da una idea del esfuerzo policial- siguieron algunas pistas que no condujeron a nada, como una pistola de juguete localizada en el descampado y que el día de autos había sido empuñada por un individuo al que incluso se le dio la consideración de sospechoso hasta que las evidencias técnicas lo descartaron. Y se investigó, como marca el protocolo ante casos de este tipo, a los delincuentes sexuales filiados que residen en la ciudad autónoma o que habían estado de paso en esos días. De todas esas líneas de trabajo, algunas de ellas conexas, la investigación se centró en media docena de hombres, algunos de ellos menores de edad.

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Al revisar las imágenes, los policías detectaron la presencia de un hombre en concreto que, después de triangular varias cámaras, habría estado en el lugar de los hechos en la franja horaria en que desapareció Mohamed. Al cruzar esas imágenes con la lista de delincuentes fichados, lograron identificar al ahora detenido, un hombre de 34 años al que le consta una reseña policial por agresión sexual a un chico. También tendría antecedentes por robo con intimidación, según fuentes cercanas al caso.

El sospechoso fue detenido este miércoles a mediodía cuando salía de su casa, en la barriada de Los Rosales, para montarse en su patinete eléctrico. Actualmente trabajaba vendiendo folios para una empresa distribuidora. Al parecer, en el pasado se habría dedicado a tareas de limpieza en varios centros educativos de Ceuta, aunque no en el que estudiaba el pequeño Mohamed, con el que, aparentemente, no tenía vínculo alguno.

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Los investigadores lo condujeron inmediatamente a la comisaría a interrogarlo. El arrestado accedió a hablar en sede policial y ofreció una versión que, para los agentes, venía a ser una suerte de confesión. O al menos un indicio más para apuntalar la acusación que empezaban a cimentar sobre él. Reconoció haber estado en el lugar de los hechos, haber interactuado con el niño e incluso -apuntan las fuentes- haberlo visto después, ya fallecido, en el terraplén. Pero no admitió en momento alguno haberlo matado.

Su testimonio tiene el valor de acreditar el contenido de las imágenes de las cámaras de seguridad. Aun así, los investigadores terminaron de abrochar esos indicios en el registro de su vivienda, donde -según otras fuentes consultadas- se halló y se intervino la ropa con la que aparecía en los vídeos, que ahora tendrá que ser analizada en los laboratorios de Policía Científica en busca de vestigios del crimen que pudieran haber quedado impregnados en la misma.

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De la declaración del sospechoso se desprende que estuvo en el lugar de los hechos en la franja en que mataron a Mohamed, al que incluso vio sin vida. Dado que él no reconoció haber cometido el crimen, lo que viene a decir es que lo habría cometido un tercero o que falleció de forma accidental. Sin embargo, la investigación ya ha desmontado ambos extremos. En primer lugar, porque el examen forense no refleja una muerte accidental, sino un asesinato. Y en segundo lugar, porque en los vídeos de las cámaras no se observa a nadie más.

La policía, que ya tenía el atestado perfectamente armado, ha puesto al detenido a disposición judicial la mañana de este jueves 19 de enero. Esta vez, el sospechoso se ha acogido a su derecho constitucional a no declarar. El juez, a petición de la Fiscalía y de la acusación particular, lo ha enviado a prisión por los delitos de asesinato y agresión sexual, lo que deja entrever un posible móvil del crimen.

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El arresto ha supuesto «cierto alivio» para la familia, que ahora tiene la certeza de que la muerte del pequeño no quedará impune, y que además no incrimina a alguien de barrio, lo que hubiese sido aún más difícil de aceptar, como confiesa el padre de Mohamed. Abdelmalik Abdeselam y su mujer han mantenido hoy una reunión con el jefe superior de la Policía Nacional en Ceuta, Javier Nogueroles, que ha seguido muy de cerca la investigación. A la salida, visiblemente afectado, el progenitor quiso dar las gracias «a la Policía y a todos».

La resolución del caso también deja algo más de tranquilidad en Ceuta, una ciudad que es casi un laboratorio de convivencia con la cicatriz de una frontera, pero también una de las poblaciones donde más ha descendido la delincuencia en el último (por encima del 15%). El asesinato de Mohamed ya ha dejado de estar en la bandeja de asuntos pendientes, que son los que más inquietud generan, y el presunto autor dormirá, a partir de hoy, entre rejas.

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