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Cristian Reino
Sábado, 17 de junio 2023, 13:09
Badalona, capital europea del baloncesto». El lema luce en lo alto del puente de la autopista. Justo al lado del pabellón olímpico, donde juega el Joventut, pasión de toda una ciudad. Los badaloneses llevan con orgullo que su club verdinegro ganó la máxima competición europea ... de basket antes que el Barça. Hay rivalidad vecinal. La Penya es cantera del baloncesto español: Villacampa, Rudy Fernández o Ricky Rubio. A escasos metros de allí, se levanta el centro comercial Màgic, macabro escenario de cuatro casos de agresión sexual a menores en los últimos meses, tres de ellos perpetrados por manadas en grupo. A poca distancia, dos mundos: la Badalona de éxito y la degradada, la que da miedo.
La ciudad está llena de contrastes. Es la cuarta población de Cataluña en número de residentes, tras Barcelona, L'Hospitalet y Terrassa, todas ellas en el área metropolitana. Tiene 217.000 habitantes, una cifra similar a algunas capitales de provincia como Granada, Pamplona o San Sebastián. Tarragona es mucho menor. Como en otras urbes españolas, en Badalona hay muchas realidades diferentes. Tiene un centro histórico modernista y una zona guapa, cerca de la playa, del paseo marítimo y del puerto olímpico, que le convierte en una ciudad marinera mediterránea. 'Qué bonito es Badalona', tema de Serrat que cantaba Manolo Escobar, ilustre badalonés. También es la cuna de la mejor nadadora española de la historia, Mireia Belmonte. Pero tiene una parte más dura, la de barrios castigados por la marginalidad.
Hay una Badalona en color y otra en blanco y negro. Sant Roc aparece en todos los ránkings como uno de los barrios más pobres de Cataluña. Bloques de pisos de 5 o 6 plantas. Edificios que rondan los 50 años. Mucha población gitana procedente del Somorrostro de Barcelona y también inmigrantes: magrebíes, paquistanís o latinoamericanos. Sorprende pasear a las once de la mañana de un jueves de labor y ver a niños por las calles y las plazas. En Primaria, el absentismo escolar ronda el 40%. Problema de primer orden.
Badalona lleva años asociada a la inseguridad: okupas, contenedores quemados, delincuencia. Ahora, violaciones. Según datos de la Policía catalana, en un año, se han denunciado ocho casos de agresión sexual grupal en toda la ciudad. Hay 21 chavales identificados como autores de los ataques, 20 de ellos son menores. La gran mayoría tiene menos de 14 años y por tanto son inimputables, no se les puede acusar penalmente. Cuatro han participado en más de un ataque. Y en tres de los casos, víctimas y agresores forman parte del mismo entorno. Muchos de los agresores proceden de Sant Roc.
Teresa Prados es madre de una de las víctimas del Màgic. Su hija es menor. Fue atacada por una manada de diez chicos. Como ocurrió con una niña de 11 años, cuyo caso fue el primero en salir a la luz pública, no se entiende que nadie viera nada en el interior del centro comercial para evitar la desgracia. Prados critica el «abandono» hacia las víctimas por parte de las instituciones. Y del propio centro comercial, que ni siquiera les ha llamado para pedirles perdón. Es portavoz del comité de madres contra la violencia sexual en Badalona. Esta asociación se plantea denunciar al centro comercial.
Los casos de violación en grupo se han ido conociendo a raíz de las primeras denuncias. «No es casualidad que salgan aquí, porque nosotras los hemos hecho públicos», señala. De lo contrario, cree que las instituciones tratan de «correr un tupido velo». «Hasta ahora había silencio total», critica. «Lo denunciamos y queremos ir al fondo del problema», señala. La realidad, a su juicio, es que falta inversión en educación, en sanidad, en servicios sociales. En todo. Hay un abandono de los barrios obreros, asegura. ¿Por qué solo ocurre en Badalona? Teresa Prados afirma que les están llegando casos similares en otras ciudades españolas, pero cree que la culpa es de años de degradación de los barrios más humildes. «Se han degradado tanto que la pobreza ha podido con todo», lamenta. Faltan recursos. Y psicólogos. «No puede ser que la psicóloga te atienda media hora al mes», se queja. También pide más información sobre los agresores. Son menores y están protegidos por ley. «Mi hija también es menor y tiene miedo de cruzarse con ellos por la calle. Una vez ya le pasó, pedimos medidas y nos las negaron. ¿Se han cargado su vida y encima tiene que ir con miedo?», remata.
Carles Sagués dirige la entidad social Sant Roc Som Badalona. Empezaron haciendo activismo social y ahora se dedican a labores asistenciales. Dice que la situación está muy mal en la zona. Mucha de la población vive de la venta ambulante y la pandemia fue «brutal» para toda esta gente, asegura. La crisis económica se «agravó» y esta asociación tenía que entregar comida a centenares de familias cada día. Habla de Sant Roc nuevo y Sant Roc viejo. Una parte del barrio fue rehabilitada y la otra no. Hace tres años, muy cerca del barrio, el incendio en una nave se cobró la vida de tres africanos y destapó la situación de marginalidad en la que viven centenares de inmigrantes. En Badalona y en Barcelona.
Sagués niega que haya una problemática específica en la ciudad en relación a las violaciones en grupo. «No digo que no pasa nada, hay que contextualizar», reclama. Han salido todos los casos de golpe como si hubieran ocurrido a la vez, cuando no es así, advierte. Y cree que una cosa son las cifras reales de criminalidad y otra la sensación de inseguridad. Los datos, en cualquier caso, son preocupantes. Según el sistema estadístico de criminalidad del Ministerio del Interior, Badalona registró el pasado año 26 agresiones sexuales con penetración. En 2021 fueron 15. Tiene los mismos datos que L'Hospitalet, pero muchos más casos que otras ciudades de tamaño similar como Terrassa (20), Tarragona (17), Pamplona (22), Getafe (11) o San Sebastián (15). Lo mismo ocurre con los robos con violencia e intimidación. En Badalona hubo 1.462. En L'Hospitalet 1.587. Pero en Terrasa 401 y en Getafe, 282.
En este contexto de alarma social, la gente ha demostrado que está «harta», asegura Gabriel Colomé, profesor de Ciencia Política en la UAB, y ha apostado por quien lleva años prometiendo «limpiar» la ciudad de delincuentes. Xavier García Albiol obtuvo el pasado 28 de mayo una mayoría absoluta muy contundente. Ganó en todos los barrios, incluso en los que siempre votan a la izquierda y en los que son de signo independentista. Obtuvo dos de cada tres concejales. Albiol había vencido las tres últimas elecciones, aunque se ha mantenido más tiempo en la oposición que en el gobierno municipal por pactos del resto de las fuerzas. Al final, han pagado el todos contra él, ya que hubo alcaldes de la CUP, PSC o comunes. «Se ha creado una imagen de sheriff, que va a los barrios y se pone al frente de la policía para ir a proteger a la ciudadanía», señala Colomé, que añade que Albiol se ha beneficiado del aumento del PP en toda España. «El electorado detecta quién gana», considera.
Hizo una campaña enfocada en buscar la mayoría absoluta. Escondió las siglas de los populares e incluyó en sus carteles todos los colores del resto de formaciones. 'Badalonismo'. Igual que el madrileñismo de Ayuso. Un nacionalismo local que ha calado. Albiol se dio a conocer en 2010 con un lema muy duro. En la oposición, repartió dípticos en los que vinculaba a los rumanos gitanos con la inseguridad y el incivismo. Xenofobia de manual. Detrás de él estaba Iván Redondo, que fue quien le llevó a la alcaldía y más tarde fue el jefe de gabinete de Pedro Sánchez en la Moncloa. En 2015 volvió a la carga:'Limpiando Badalona'. De inmigrantes, se supone. Los barrios más humildes le compraron el discurso. En estas elecciones, ha habido zonas obreras, donde ha rondado el 70% de los votos. «Sigue con el mismo discurso de siempre: ley, orden y seguridad. Se puede criticar, pero la política municipal está llena de sheriffs», según Colomé.
El caso más bestia de todos los que se han conocido de violaciones en grupo se hizo público en marzo. Una niña de once años fue violada por una manada de seis en los baños del centro comercial. Había ocurrido cuatro meses antes. «Si en medio de la campaña pasa esto, lo maximizas, tiene efecto de ola expansiva», señala este experto, que fue director del CEO (el CIS de la Generalitat). Badalona siempre fue socialista, al menos desde el inicio de la democracia, hasta 2008. Igual que todos los municipios del área metropolitana de Barcelona. Pero a partir de 2011 se convirtió en casi el único feudo del PP en Cataluña. Una pica en Flandes, que ya son dos al unirse Castelldefels.
Carles Sagués no tiene duda de que se ha aprovechado de los casos de violaciones. «Se ha encargado de resaltar cualquier situación que generara sensación de inseguridad. Tiene buenos altavoces», señala. «Ha fomentado la alarma para decir que con él no pasará», añade. «Ahora se la juega», apunta Colomé. «Ahora o nunca». Tiene mayoría absoluta. «Nadie le puede toser», asevera. Si tiene la receta, tendrá que demostrarlo.
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