La agresiones sexuales en 'manada' durante la adolescencia han crecido un 64% en cinco años

El perfil de la víctima es el de una niña o adolescente sola, de unos 15 años, cuyos agresores tienen una edad similar. Los atacantes suelen conocer a la víctima con anterioridad y el delito tiende a cometerse con penetración y violencia. En 2022 se produjeron 14.397 delitos sexuales cometidos por una persona, 434 por dos y 198 perpetrados por tres o más individuos. Para los redactores del informe, es preocupante la influencia de la pornografía en este tipo de hechos, producto de una falta de educación afectivo-sexual. Este tipo de ataques «se están convirtiendo en un rito de inicio en los chicos». «La pertenencia a un grupo puede minimizar la responsabilidad personal, alentar a desinhibir la conducta, facilitar el delito mediante la división de tareas y reforzar a cada miembro mediante la acción grupal», se aduce en el informe.

Por comunidades autónomas, en el periodo que va de 2017 a 2022 hubo 2.952 casos, de los cuales Andalucía es el territorio que acumula más (603), seguido de Madrid (525), Comunidad Valenciana (477), Cataluña (318) y Canaria (179).

El efecto contagio puede estar detrás de la proliferación de las 'manadas'. No en balde, una investigación reciente constató que desde el año 2014 al 2018 el aumento del número de casos y la exposición de noticias sobre agresiones sexuales en los medios de comunicación se incrementaron de manera significativa. Así las cosas, el número de agresiones se multiplicó por seis, mientras que la cifra de informaciones lo hizo por 2,5.

Casi la mitad de las denuncias por violencia sexual que se registraron en 2022 tenían como víctima a un menor de edad y, de ellas, ocho de cada diez eran niñas o adolescentes, según los datos del informe de la organización, que ha presentado la investigación con motivo de la celebración mañana del Día Internacional de la Mujer. Ese año se presentaron en España 18.731 denuncias por violencia sexual, de las cuales casi la mitad (un 45%) tenían como víctima a un menor de 18 años. De ellas, el 82% eran niñas o adolescentes.

«Las niñas y adolescentes están condicionadas por los roles y estereotipos de género que van encaminados a que el amor sea el centro, a un canon de belleza difícil de cumplir, a agradar sexualmente y al mismo tiempo vivir la sexualidad de forma reservada», argumenta Catalina Perazzo, directora de Incidencia Política y Social de Save the Children.

En cuanto a los delincuentes, los datos de delitos sexuales cometidos tanto por adultos como por menores entre los 14 y los 17 años (edades en las cuales ya hay responsabilidad penal) reflejan que en el 97% de los casos el agresor es un hombre. En cuanto a los delitos sexuales cometidos en el entorno digital, en el 84% de los casos las víctimas son menores y, de ellas, el 74% chicas.

Por añadidura, casi siete de cada diez adolescentes consumen pornografía, y de media acceden a los contenidos sexuales por primera vez a los 12 años. «Una pornografía que es de consumo masivo 'online', gratuita e ilimitada y sus contenidos están basados de manera mayoritaria en la violencia y la desigualdad», denuncia Save the Children. «La pornografía no puede ser la profesora de sexualidad de niños, niñas y adolescentes», aduce Perazzo.

Las personas con discapacidad o los niños migrantes tienen 2,9 veces más riesgo de sufrir violencia sexual. El espacio más frecuente para que ocurra la violencia sexual son las fiestas y los festivales. En la franja de edad comprendida entre los 16-34 años, destacan como segundo lugar los lugares públicos, como calles y parques, seguido del hogar, que figura en el tercer puesto. Otros sitios de riesgo son las escuelas, las universidades y el transporte público.