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J. M. L.
Ciudad Real
Sábado, 28 de diciembre 2024, 10:23
El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) vuelve a agonizar. Actualmente cuenta con 62 hectáreas encharcadas de las 1.800 inundables que posee, una situación que empujó a la Comisión Mixta de Gestión de los Parques Nacionales de Castilla-La Mancha, de ... la que forman parte los gobiernos de esta comunidad y de España, a solicitar con urgencia el pasado mes a la Confederación Hidrográfica del Segura la apertura de pozos de emergencia con los que aportar agua a Las Tablas.
Una vez autorizados estos pozos, el agua ha comenzado a llegar al parque nacional, lo que evitará incendios por autocombustión de las turbas –carbón formado de residuos vegetales- del humedal, que está seco durante buena parte del año, y garantizará la invernada de aves acuáticas. En total, estos pozos de emergencia podrán suministrar, como máximo, 10 hectómetros cúbicos de agua al año, cantidad que la Confederación Hidrográfica del Segura considera suficientes después de que no se autorizara un trasvase de 20 hectómetros del acueducto Tajo-Segura como había solicitado el Patronato del Parque Nacional de Las Tablas.
Este espacio natural vuelve a encontrarse en un estado crítico no sólo por las falta de lluvias sino, sobre todo, por la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos de la zona para regar cultivos agrícolas. En este problema vienen insistiendo desde hace años los grupos ecologistas, que han pedido que se declare al parque en «estado de conservación desfavorable», lo que implicaría una serie de medidas como ampliar la superficie del parque nacional a 13.000 hectáreas con zona periférica de protección de 15.000 hectáreas o el derribo de varias presas cercanas. Estas actuaciones, unidas a combatir los regadíos ilegales y la sobreexplotación de las aguas subterráneas, servirían, según los ecologistas, para mantener vivo este espacio natural.
Las Tablas de Daimiel, último representante en España del ecosistema denominado «tablas fluviales», son un oasis en plena Mancha. Formadas sobre roca caliza por la confluencia de los ríos Guadiana y Gigüela, de aguas dulce y salada, respectivamente, constituyen una laguna fluvial que también recibe aportes de aguas subterráneas de los acuíferos de la comarca, sobreexplotados por la agricultura intensiva.
Declaradas «Parque Nacional» en 1973, «Reserva de la Biosfera» en 1981 e incluidas en el Convenio Ramsar en 1982, son lugar de nidificación de grullas, patos colorados, ánsares, ánades o porrones pardos. De hecho, actualmente miles de grullas comunes procedentes del norte de Europa pueden verse en Las Tablas. Lo han elegido como lugar de invernada huyendo del crudo frío de países como Rusia, Finlandia o Noruega pues aquí encuentran un clima más cálido y tienen asegurada su alimentación: bellotas de encinares, invertebrados y resto del maíz que ha quedado en los maizales cosechados.
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