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El cierre de los colegios durante el confinamiento hacía sospechar que, a la hora de hacer balance, el acoso escolar se reduciría. Así ha sido, pero solo en parte. El retraimiento de los abusones en las aulas es un hecho debido, entre otras cosas, a ... la creación de los grupos burbuja, el descenso de la ratio del número de alumnos por profesor y otras restricciones asociadas a la pandemia. Son circunstancias que impidieron el hostigamiento directo a estudiantes vulnerables. Sin embargo, la persecución ha traspasado las fronteras de la clase para desplegarse a través de las nuevas tecnologías.
Solo un 15,2% de los alumnos declaran que en su clase hay algún compañero que sufre acoso escolar. La cifra contrasta con el 34,1% que así lo pensaba en 2019, de acuerdo con una encuesta de las fundaciones Mutua Madrileña y Anar.
El sondeo certifica que uno de cada cuatro alumnos conoce a alguien de su clase que puede haber sufrido 'ciberbullying', lo que demuestra que este tipo de ataques sigue una realidad muy presente en las aulas. El informe, en el que han participado 10.901 alumnos y 491 profesores, revela que la persecución se propaga por canales tecnológicos, como WhatsApp, en el 53,9% de los casos, seguido de las redes sociales y los videojuegos.
El estudio pone de manifiesto que las agresiones en grupo han experimentado un notable incremento, al pasar del 43,7% en 2018-19 al 72,4% en el curso pasado. Según Benjamín Ballesteros, director de Programas de Fundación Anar, este espectacular aumento obedece a que las prácticas de 'ciberbullying' acrecientan el número de acosadores mediante los grupos de mensajería instantánea.
Las modalidades más frecuentes que revisten el asedio van desde la difusión de rumores a las amenazas y el aislamiento. Es coherente que, ante la ausencia de presencialidad en las aulas, la violencia adquiera carácter psicológico, aduce Ballesteros.
¿Qué es lo que mueve a los alumnos a acechar a sus compañeros? El aspecto físico y el hecho de ser diferente desempeñan un papel preponderante y, en menor medida, la diferencia de cultura, etnia o religión. Ahora que la homofobia ha cobrado relevancia en el debate social, los autores de la encuesta desvelan que en el 15,2% de los casos la orientación sexual es la espoleta del acoso.
A la luz de los datos, el 21,8% de los alumnos reconoce haber podido participar en un acto de acoso sin ser consciente de ello. De ahí que la inmensa mayoría (96,4%) admita que no lo haría si se diera cuenta antes.
El 'ciberbullying' es la forma de acoso que más presente ha estado durante la pandemia. En trabajos anteriores de ambas fundaciones se ha constatado que las víctimas del 'ciberbullying' son sobre todo chicas (siete de cada diez) y que la edad media de los menores oscila entre los 13 y los 14 años. «El acoso escolar por la red, si se prolonga en el tiempo, es una especie de gota malaya que puede tener efectos devastadoras, pues la hostilidad continúa después de salir del clase», apunta Ballesteros.
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