Más de 1.200 accidentes y 47 muertes en solo cuatro años. La explosiva irrupción del patinete eléctrico en las calles de las ciudades españolas se ha convertido en un serio problema de seguridad vial. El dato positivo es que parece que los límites impuestos ... hace un año por Tráfico y los ayuntamientos al uso y manejo de estos vehículos comienzan a dar sus primeros frutos.
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Pese a que las ventas de patinetes eléctricos se multiplican, los accidentes que tuvieron entre sus implicados a uno de estos vehículos, en constante ascenso desde hace cuatro años, se redujeron un 22% en el primer ejercicio (2022) que los conductores han sido sometidos a controles y multas para que cumpliesen las restricciones acordadas en diciembre de 2021 por el Parlamento, dentro de la reforma de la ley de seguridad vial.
El año pasado las empresas fabricantes y distribuidoras calcularon que las compras de patinetes se habían triplicado, hasta colocarse en los últimos meses del año en una venta media diaria de 2.000 aparatos y comenzar 2023 con casi un millón de estos vehículos en circulación por España.
Sin embargo, pese al gran aumento del parque, la siniestralidad de los patinetes cosechó su primer retroceso desde 2018. El año se cerró con 299 accidentes –en los que no se cuentan las caídas de los propios conductores– frente a los 385 de 2021, 86 menos, según el estudio de HelloSafe, un comparador de firmas aseguradoras. El 22% de mejora es la primera caída de siniestros desde que la nueva clase de vehículo llegó a las calles hace cuatro años, un punto de inflexión. Hasta hoy cada ejercicio se contaba por aumentos de los percances de entre el 10% y el 28%.
La reducción de la accidentalidad coincide con la entrada en vigor, hace un año, de la reforma legal que limita la velocidad de los patinetes a 25 kilómetros por hora, prohíbe circular por las aceras, por túneles y por vías interurbanas, obliga a vestir chalecos reflectores y a usar luces por la noche y proscribe los auriculares y la manipulación de móviles durante los desplazamientos.
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No solo se aprobaron estas limitaciones sino que la Guardia Civil y las policías locales iniciaron campañas informativas y de concienciación, al tiempo que instalaron controles en los que las infracciones legales sobre el patinete se castigaron con multas de entre 200 y 1.000 euros. Estas últimas son las derivadas de positivos en alcoholemias o en otros estupefacientes ilegales. El estudio aclara que se detectaron positivos por alcohol u otras drogas en el 6,7% de los percances.
La trascendencia de medidas como el límite de velocidad o la prohibición de invadir aceras se observa en un dato. Los atropellos de peatones, que en 2020 estaban presentes en uno de cada cuatro siniestros (25%), el año pasado solo se dieron en el 4%.
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En paralelo con la reducción de percances se ha producido una estabilización del número de fallecidos por estos accidentes. De hecho, el año pasado se registraron doce fallecidos en siniestros con patinetes, uno menos que el año anterior y un 30% menos que en 2019, cuando con 17 muertos en doce meses se dispararon todas las alarmas y se tomó la decisión de regular estos vehículos.
El descenso de muertes, además de con los límites legales citados, tiene mucho que ver, según los expertos, con otra prohibición que se generalizó en 2022: la obligación del casco para guiar patinetes. Los datos aportados en 2020 por los médicos intensivistas indicaban que el 40% de las muertes en accidentes de patinete y el ingreso en las UCI de uno de cada tres de heridos se debía a traumatismos craneoencefálicos severos sufridos en los choques y caídas. Aseguraron, de hecho, que buena parte de las muertes y de los ingresos críticos se podían evitar con el casco y reclamaron su uso obligatorio.
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Las autoridades piensan que con estos vehículos aún no se han tomado todas las medidas de seguridad precisas, por lo que en 2024 los que salgan a la venta deberán llevar luces y reflectores delanteros, traseros y laterales, luces de freno y un buen sistema de frenado. Además, debaten generalizar la obligación del seguro de responsabilidad civil que ya exigen algunas ciudades.
Dieciocho de los accidentes con patinetes eléctricos de 2022 han tenido como origen la explosión de la batería de litio que propulsa el vehículo. Solo son el 1% de los siniestros, pero son percances muy peligrosos porque pueden multiplicar el número de heridos. Aunque las altas temperaturas pueden ser un detonante, no parece el más frecuente, pues ocurrieron en catorce poblaciones de todas las esquinas de la península. Estos incidentes pueden originarse por una avería o un impacto no reparado, pero los expertos avisan que buena parte son sobrecargas por manipulaciones caseras de las baterías para aumentar la potencia y la velocidad.
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