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Un estudio científico e independiente sobre abusos sexuales en la iglesia protestante alemana desde 1946 a 2020 ha revelado una situación similar a la de la iglesia católica. «Somos culpables como institución ante incontables personas», reconoció este jueves la presidenta en funciones del Consejo de ... la Iglesia Evangélica en Alemania (EKD), la obispa Kirsten Fehrs, quien pidió perdón a todos los afectados y se mostró muy afectada por el alcance de las revelaciones del estudio de más de 800 páginas. «La visión general me ha conmocionado profundamente», subrayó Fehrs durante la presentación del documento en Hanover, tras destacar que niños, adolescentes y adultos de congregaciones eclesiásticas y organizaciones diaconales habían sufrido graves lesiones como consecuencia de la violencia física y psicológica, con secuelas para toda la vida. Además, subrayó, no se creía a los afectados. «Tenemos estructuras que protegen a los agresores», admitió la obispa.
El estudio científico revela que al menos 2.225 víctimas sufrieron abusos en el seno de la iglesia protestante a manos de no menos de 1.259 personas. Dos terceras partes de las víctimas fueron varones y la tercera parte de los abusadores pastores o pastoras, así como vicarios, aunque la gran mayoría, un 99,6%, fueron hombres. Tres cuartas partes de los culpables se encontraban además casados en el momento en el que cometieron los primeros abusos, revela el documento, que habla de la punta del iceberg. Si se extrapolaran las cifras a toda la Iglesia protestante se llegaría incluso a un número de casi 3.500 acusados y más de 9.300 víctimas. Sin embargo, estas extrapolaciones deben considerarse con cautela, escriben los investigadores. Hasta ahora, la EKD consideraba que había solo unas 900 víctimas de abusos.
Para la investigación se analizaron unos 4.300 expedientes disciplinarios, 780 expedientes de personal y unos 1.320 documentos de otro tipo. El estudio sobre los abusos en el seno de la iglesia protestante alemana se inició en 2020. En aquel momento, las 20 iglesias regionales votaron unánimemente a favor de la correspondiente investigación, que se encargó a una asociación de investigación independiente bajo el paraguas de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes de Hannover. En los últimos años ha investigado las experiencias de los afectados en un total de seis estudios menores. El tratamiento de la violencia sexual dentro de la Iglesia, las causas estructurales de los abusos sexuales y la frecuencia de estos casos también formaron parte de la investigación.
Además de los pastores, los investigadores también analizaron para el estudio a otros empleados a tiempo completo y parcial, así como a voluntarios. Los costes del estudio ascendieron a más de tres millones y medio de euros. Además de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes de Hannover, también participaron el Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Hamburgo, la Universidad Libre de Berlín y el Hospital Universitario de Hamburgo-Eppendorf. El equipo de investigación estuvo coordinado por Martin Wazlawik, catedrático de Trabajo Social de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes de Hannover. Los propios autores la califican su estudio de «muestra muy selectiva», con un número demasiado reducido de casos conocidos y un elevado número de casos no declarados. El estudio revela que la edad media de las víctimas al sufrir los primeros abusos era de 11 años y medio.
En su momento, la Iglesia católica examinó más de 38.000 expedientes personales y de personal, que aportaron pruebas de delitos penales, sospechas, pero también posibles encubrimientos de delitos sexuales por parte de dirigentes eclesiásticos. En ellos se enumeran traslados que a menudo fueron una reacción a la mala conducta de los empleados. El estudio de Iglesia Católica hecho público en 2018 identificó a 1.670 presuntos autores y 3.677 víctimas. Los estudios son difíciles de comparar debido a las diferencias metodológicas. Sin embargo, muchos fenómenos son similares en las dos Iglesias cristianas. Desde la amplia gama de delitos sexuales cometidos a los trucos utilizados por los autores que engatusan, amenazan, chantajean y tocan todas las teclas de la dependencia espiritual y emocional para hacer que las víctimas se plieguen. Los agresores, en su mayoría hombres, consumen alcohol y drogas para que las víctimas, menores de edad y a menudo vulnerables, cedan. O utilizan la violencia sin freno. En cuanto se les descubre, niegan o trivializan sus actos.
En noviembre, la presidenta del Consejo de la EKD, Annette Kurschus, dimitió, acusada de no haber investigado adecuadamente las denuncias de abusos en el seno de la iglesia protestante. Esto ha aumentado la presión sobre su sucesora temporal, Kirsten Fehrs, de la Iglesia del Norte de Alemania. Fehrs debe demostrar que se toma en serio la aclaración. Debe llevar a cabo reformas concretas para aumentar la prevención, el control y el pago de indemnizaciones razonables. El número de personas que abandonen la iglesia evangélica en meses venideros mostrará si lo consigue. En tiempos de creciente secularización, está en juego mucho más que el éxito personal. La actual máxima responsable de la iglesia protestante en Alemania tiene ahora la difícil tarea de recuperar la credibilidad y la razón de ser de su institución.
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