Blázquez gana la votación de sondeo para elegir presidente de la Conferencia Episcopal

De hecho, los gestos parecen haber funcionado. Por la tarde, en la llamada votación de sondeo, sin validez alguna, pero que perfila cómo podría ser la elección oficial, Blázquez logró más de 40 votos de los obispos, lo que, de repetirse este martes, le aseguraría la mayoría absoluta que le hace falta para continuar otro mandato a la cabeza de la Iglesia española. Salvo sorpresas, poco habituales por otra parte entre los obispos españoles, Blázquez -a quien el papa Francisco favoreció con el capelo cardenalicio en 2015- se perfila como el hipotético ganador.

En la votación de sondeo, que funciona como una especie de primarias en una institución que ni presenta candidatos ni hace campaña, Blázquez se impuso al arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que fue el segundo con más apoyos. Los obispos apuntaron al menos los nombres de otros dos colegas en las papeletas de sondeo, los del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y el del arzobispo de Burgos, Fidel Herráez.

El arzobispo de Valladolid, en su discurso de la mañana, dijo a los 113 obispos, arzobispos y cardenales que componen la asamblea (solo 80 con derecho a voto) que iba a hacer repaso y a mirar al futuro, pero lo cierto es que del pasado se limitó a saludar el cuarto aniversario del pontificado de Francisco y a recordar el 50 aniversario de la Conferencia Episcopal y todo el resto del discurso fue su visión para los próximos años.

En lo interno, Blázquez apostó tanto por la apertura de la Iglesia a la sociedad que predica el Papa como por mantener su forma de gobierno colectivo en la toma de decisiones, que tanto gusta a obispos progresistas como conservadores. En lo político, abogó por el diálogo, la moderación y la búsqueda de consensos y por un firme compromiso de presencia en el pacto de Estado por la educación, que garantice la pervivencia de la Religión como asignatura y los conciertos públicos con los centros católicos. En lo social, como Francisco, condenó la violencia de género, hizo hincapié en que el papel de la Iglesia es estar al servicio de los pobres y los desfavorecidos, y marcó como retos fomentar las vocaciones sacerdotales, en franco declive, y reconectar con los jóvenes.

Reformador, social y moderado, pero firme y ortodoxo en lo concerniente a la moral, pareció tranquilizar a los más conservadores. Exigió respeto al sentimiento religioso, condenó cualquier formato de aborto o de método terapéutico que acorte o acabe con la vida, reivindicó la familia tradicional y el matrimonio entre hombre y mujer, y rechazó los métodos de maternidad asistida y, de manera muy especial, los vientres de alquiler.

Blázquez, de cara a la votación de este martes, tiene casi todo a su favor. La tradición dice que los presidentes siempre renuevan su segundo trienio; en la votación de hace tres años recibió 60 votos -el mayor apoyo de la historia- y le bastaría para ganar con 41 (mayoría absoluta); y su continuidad parece respaldada por el Papa, o al menos por los dos obispos españoles más cercanos al pontífice, el arzobispo cardenal de Madrid, Carlos Osoro -que podría repetir como vicepresidente-, y el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella.