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Ainhoa De las Heras
Jueves, 19 de enero 2017, 15:16
Los detalles que se van conociendo de la última agresión sexual a una joven de 18 años en Bilbao el pasado fin de semana resultan espeluznantes. La Ertzaintza dispone de pruebas concluyentes de que en la violación pudieron participar tres individuos. Según esta información, dos ... de los agresores abusaban de la chica mientras un tercero grababa la escena con un teléfono móvil. Los investigadores barajan como una de las posibles hipótesis que la joven estuviera afectada por la ingesta de burundanga o una sustancia similar, que elimina la voluntad de la víctima y la deja a merced del agresor. Se ha detectado el empleo de esta droga que comenzó a utilizarse en países sudamericanos, para eliminar la resistencia de mujeres y abusar sexualmente de ellas, pero también para perpetrar robos.
Los hechos se produjeron en la madrugada del pasado sábado en la zona de Solokoetxe. Al parecer, la muchacha estaba tomando algo en una discoteca del centro de Bilbao y a partir de ese momento perdió la conciencia de sus actos. A la mañana siguiente se despertó en el barrio de Santutxu, en una calle que desconocía, semidesnuda y con la zona genital dolorida, indicios de que podía haber sido forzada sexualmente. La víctima sufría amnesia, no recordaba nada de lo que le había ocurrido durante varias horas a lo largo de la noche, una circunstancia que se repite en otros casos.
Los cinco jóvenes sevillanos que permanecen en prisión desde julio del año pasado acusados de violar a una joven en los sanfermines grabaron siete vídeos con sus móviles. De hecho, el contenido de esas tomas -en las que se jalean unos a otros y reclaman su turno- han sido claves para mantener en la cárcel a los cinco, sobre los que también pesa la sospecha de que utilizaron burundanga para cometer ataques anteriores.
El grupo de sevillanos, entre los que hay un guardia civil y un militar, están acusados de cinco delitos de agresión sexual y uno de robo con violencia. Cuatro de ellos también están imputados por abusar de una joven de 21 años dos meses antes, en Pozoblanco, una pequeña localidad cordobesa. En esa ocasión también grabaron la agresión con la cámara del móvil y la compartieron con sus amigos, lo que permitió descubrirla cuando se rastreó sus teléfonos para analizar las imágenes de la violación de Pamplona.
En las conversaciones que los individuos mantuvieron a través de su grupo de chat en Whatsapp, al que llamaban la manada, hablaban de llevar sustancias como la burundanga a las fiestas de San Fermín para poder cometer las agresiones sexuales. Las imágenes grabadas en el portal de Pamplona muestran a la víctima, una chica de 18 años, que en ningún momento abre los ojos, no habla, sus movimientos parecen dirigidos y a la que los acusados sujetan del pelo, la nuca y las caderas.
Alarmada, acudió a Urgencias del Hospital de Basurto, donde se activó el protocolo para agresiones sexuales. Desde el centro médico se comunicó el caso a la Ertzaintza y la chica fue examinada por un médico forense. Después, la muchacha acudió a una comisaría para formalizar la pertinente denuncia. La Policía vasca intenta identificar a los presuntos agresores y conocer también el uso que pretendían hacer de esas grabaciones. Estos hechos recuerdan el terrible caso registrado en los últimos sanfermines, cuando cinco jóvenes sevillanos fueron detenidos acusados de violar a una joven de 18 años. También lo grabaron en vídeo con sus móviles.
Tres casos en dos meses
La Policía Científica y el Instituto Nacional de Toxicología se encuentran con un hándicap en estos casos: la dificultad de poder demostrar que ha habido sumisión química, como también se le conoce, ya que la burundanga o escopolamina se elimina pronto del organismo. Por este motivo, ante la acumulación de casos, la Ertzaintza aplica un procedimiento nuevo para conseguir que se tome a las posibles víctimas muestras de sangre y orina con la mayor celeridad posible.
En apenas dos meses se han registrado tres casos sospechosos de burundanga en Bilbao. El primero, el 18 de noviembre. Una joven veinteañera salió a tomar algo con unos conocidos por el centro y cuando recobró la conciencia habían pasado ya varias horas. Presentaba heridas y contusiones en manos y rodillas. También sufrió el robo de algunas pertenencias, entre ellas dinero y un teléfono móvil. El 6 de diciembre, día de la Constitución, se repitió un episodio similar.
La joven, de 19 años, recuerda que se encontraba con unos amigos en una discoteca y que, horas después, despertó en el césped del parque de Doña Casilda con un desconocido, semidesnuda y con el cuerpo dolorido. Semanas después, la Ertzaintza arrestó en la localidad guipuzcoana de Beasain a un joven de 21 años como presunto autor de esta agresión. Los grupos políticos del Ayuntamiento de Bilbao realizaron ayer una declaración en la que expresaban su «máxima condena» y su «más profunda indignación por la agresión machista y sexual ocurrida en Santutxu».
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