Javier Bragado
Lunes, 16 de enero 2017, 01:00
No son los platos de los aviones los primeros que acuden a la mente de los gourmets cuando piensan en menús de degustación. Salvo en los asientos de primera clase, las bandejas suelen contener productos prefabricados para calentar en el microondas y llenar estómagos. Parece ... la llegada del rancho militar. Pequeñas bandejas de aluminio que abrasan a un viajero pendiente de no arrojar los contenidos de su pequeña bandeja. Sabores que queman en el paladar y que sólo cambian para quienes tienen necesidades especiales por enfermedades o preceptos religiosos.
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Frente al gris panorama, hay una compañía que ha brillado en los últimos años por sus novedades: Korean Air, la aerolínea principal de Corea del Sur. A la moda de servir platos típicos de la zona ha incorporado un detalle imbatible: la cuidada materia prima procede de su propia granja de alimentos. Así, con toda la cadena de producción en sus manos, puede ofrecer vegetales orgánicos y carnes sabrosas para un menú envidiable. De hecho, ha recibido en tres ocasiones el Premio Mercury que distingue los mejores platos en aviones.
El principal secreto de Korean Air no está en el aire, sino en las faldas de un volcán. El criadero de reses y de verduras se sitúa en el rancho Jedong, una instalación 400 metros por encima del nivel del mar en el Monte Halla, una región que presume de evitar la contaminación. Pertenece a la familia de los propietarios de la aerolínea desde 1971, cuando las necesidades de carne obligaban a importarla al país asiático. Dos décadas después, los dueños eligieron la opción de aprovechar las posibilidades del mercado y desde el siglo XXI suministran las provisiones a la compañía coreana.
Aproximadamente 1.700 cabezas de ganado y más de 5.200 pollos crecen con una alimentación sin añadidos químicos en un lugar con la certificación oficial de protección del medio ambiente. Cebada, trigo, avena y maíz también se cultivan en la granja junto a las primeras plantaciones de tomates, pero son los pimientos sus detalles diferenciadores en la cocina. Con el éxito ha aumentado la despensa y la apuesta: los viñedos ya están empezando a prosperar y pronto podrían añadirse a una carta de vinos cuya bodega ahora se ciñe a los procedentes de Francia, Chile y Australia. «Al generar nuestros propios ingredientes, somos capaces de garantizar la calidad y frescura que se utiliza en nuestras cocinas de 'catering' y nos honra ser reconocidos por estas innovaciones», presumía hace dos años ante la prensa John Jackson, vicepresidente de la compañía.
Aunque muchos turistas salivan al recibir las recomendaciones, los servicios todavía tienen algunas limitaciones. «Del campo al cielo, nuestra chuleta, las costillas de ternera y los platos de pollo provienen de los pastos de Jedong, en la bella y pura región del Monte Halla, en la isla de Jeju», describen en Korean Air para el menú casero de las clases privilegiadas, mientras que los que viajan en la clase 'business' pueden saborear verduras, ensaladas, pan y cereales orgánicos. No obstante, para alivio de todos sus clientes, la estrella es su particular adaptación de 'bibimbap', un plato típico coreano con arroz y verduras que pueden comer todos los viajeros. Es la guinda de un apetitoso menú. No obstante, para probarlo no es necesario volar hasta Corea del Sur ya que los excedentes de ternera se pueden comprar en la tienda de la compañía. Toda una ventaja para quienes no quieren coger un avión para degustar una comida celestial.
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