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elena martín lópez
Domingo, 25 de diciembre 2016, 17:45
Hace once grados bajo cero en la calle, pero en la ciudad del viento la sensación térmica es de -23. En la estación de metro de Grand los niños se agitan expectantes por ver llegar a la versión más actualizada del Polar Express, el Santa ... Express, el popular tren de la Navidad de Chicago que este año celebra su 25 aniversario.
A lo lejos se escucha la bocina de un tren y, tras salir del túnel, miles de luces de colores iluminan la estancia con un fulgor mágico, único de la Navidad. Cuando se detiene, los duendes invitan a los pasajeros a unirse a la celebración y regalan bastoncillos de caramelo. Además, en un vagón descubierto, el propio Papá Noel agita a sus renos y saluda a los viajeros y turistas desde su trineo.
El tren de la Navidad de Chicago es una tradición que comenzó en 1992 cuando un ferrocarril, que se dirigía a entregar alimentos a varias organizaciones benéficas, colocó un cartel donde podía leerse, "Felices fiestas desde la Asociación de Trasporte de Chicago (CTA)". A lo largo de los años, esta humilde costumbre ha evolucionado, convirtiéndose en una de las atracciones más concurridas durante las vacaciones.
Ahora, el convoy está envuelto de imágenes festivas y estacionales, así como de miles de luces de colores y guirnaldas. Además, los asientos de cada vagón están forrados con tapices de motivos navideños y las barras para sujetarse aparecen empapeladas, como si fuesen bastones de caramelo. Para asegurar que todo el mundo tenga la oportunidad de experimentar esta tradición tan especial, este año también se ha puesto en marcha el Tren de los Elfos, un convoy de seis coches tan deslumbrante y adornado como el Tren de la Navidad. Todo ello se completa con el Autobús de la Navidad que inunda el ambiente de alegría y espíritu navideño.
Sin embargo, tras 25 años, el propósito de apoyar a las comunidades más desfavorecidas de Chicago, con el que nació esta tradición, se sigue manteniendo. Cada año, los empleados de la CTA donan su tiempo y dinero para comprar comestibles y montar cestas de alimentos para entregar a organizaciones comunitarias.
Cada cesta contiene todos los ingredientes para una comida completa. Gracias a este ferrocarril el espíritu de la Navidad llega más que nunca a todos los rincones de la ciudad, nutriendo las ilusiones de los más pequeños y abasteciendo las esperanzas de los más necesitados.
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