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Isaac Asenjo
Miércoles, 16 de noviembre 2016, 16:30
«Pretendo hacer a la gente reflexionar». Amanda Silva, madrileña de veinte años, se quería grabar la frase 'Soy gitana y no soy de fiar' en su piel, para concienciar de la discriminación y el rechazo que sufre su comunidad a diario. Las redes sociales ... podían evitarlo. «Me impacta que la gente se sorprenda porque yo me haga un tatuaje, pero no que sea discriminada», dice la joven durante una grabación.
El acto venía iniciado por una campaña de la Fundación del Secretariado Gitano bajo el lema 'el tatuaje que más duele', los prejuicios de la gente. El apoyo ha sido masivo. Casi 27 millones de personas a través de Twitter han logrado que el mensaje denigrante sea cambiado por uno de esperanza, tachando ese «no», tuiteando con el hashtag #ElTatuajeQueMásDuele y logrando ser trending topic durante varias horas en la red social.
La joven dice vivir una discriminación social que, lejos de erradicarse, parece estar más que afianzada en pleno siglo XXI. «Me he sentido discriminada bastantes veces. Por ejemplo, cuando voy al supermercado noto cómo los guardias de seguridad me persiguen sólo por el hecho de ser gitana. He sentido como cuando voy en el metro la gente te mira como si fueras a robarle. Me hace sentir incomoda y no poder socializar con las personas», cuenta la protagonista.
'No me integro porque no quiero', 'siempre seré un ladrón', 'soy una lacra social', 'no soy de fiar', son algunos de los prejuicios que sufre a diario la comunidad gitana (en España unas 700.000 personas).
La Fundación Secretariado Gitano lleva más de una década documentando numerosos casos de discriminación que afectan a gitanos y gitanas de toda España y que «representan una pequeña parte de los casos reales, porque la comunidad gitana muchas veces no es consciente de la discriminación que sufre; la asume y no denuncia», dice el director de la Fundación, Isidro Rodríguez.
La comunidad gitana sufre todavía una discriminación cotidiana, que pasa inadvertida para la sociedad. La directora del departamento de Igualdad y no Discriminación de la FSG, Sara Giménez, ha explicado que esta discriminación se produce en aspectos tan habituales como «alquilar una vivienda, entrar en un local de ocio o acceder a un empleo».
«Hay varias cosas necesarias para luchar contra la discriminación. Una de ellas es sin duda la educación», advierte Carmen, abogada y gitana. «El rechazo social que tenemos los gitanos es constante y se manifiesta de distintas formas. Situaciones cotidianas que, simplemente por tu origen étnico, te marcan un antes y un después que te marcan de manera directa una vulneración hacia un derecho fundamental que es la dignidad de las personas», destaca Fernando, psicopedagogo y gitano.
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