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El subteniente José A. González y 'Aston' un pastor belga de seis años.
Los lazarillos del aire

Los lazarillos del aire

Saltan a cuatro mil metros de altitud para alcanzar lugares inaccesibles por culpa de guerras y seísmos

Antonio Paniagua

Sábado, 5 de noviembre 2016, 00:24

Dicen que los que se arrojan al vacío por primera vez en paracaídas siempre se preguntan: ¿Dónde demonios me he metido?. Quienes no tienen idea del asunto pero son adictos a las emociones fuertes se tiran en tándem, con un instructor adosado a la espalda ... que se encarga de pilotar. Al principio cuesta un poco respirar por la velocidad de la caída. Es primordial arquear la espalda. El corazón se acelera y el miedo va desapareciendo a medida que la adrenalina comienza a hervir. El cabo Aitor Candil, de 32 años y miembro de la Brigada Paracaidista del Ejército de Tierra (Bripac), no se amilana. Está acostumbrado a saltar en tándem. Su labor es planear en el aire, gobernar su cuerpo y el que tiene debajo y tirar de la anilla en el momento preciso. El más difícil todavía lo hace cuando de su compañero de viaje cuelga un perro sujeto por un arnés.

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