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Isaac Asenjo
Sábado, 8 de octubre 2016, 00:04
En una playa cualquiera dos jóvenes se besan apasionadamente y el calor empieza a florecer. Un grupo de chicos pasa por allí, saca un smartphone y comienza a grabar la escena. La envía al grupo de Whatsapp de sus amigos y éstos la comparten ... con otros contactos. A las pocas horas el vídeo se viraliza. Recibes decenas de solicitudes de amistad en Facebook e Instagram. Te señalan por la calle cuando bajas a comprar el pan. Conocen tu última aventura sexual. Te han crucificado por algo íntimo. ¿Y si fueses tú?.
Hoy que se habla del vídeo de los jugadores del Eibar Sergi Enrich y Antonio Luna, el reciente suicidio de la italiana Tiziana Cantone o la humillación sufrida por la argentina Mercedes Rohrer, la campaña #YoRespeto vuelve a viralizarse para concienciar a los internautas de que lo que se comparte en las redes sociales puede provocar consecuencias irreparables. No es solo un hashtag, es un compromiso. Se trata de no ser cómplice y de romper la cadena. Porque la práctica de subir vídeos que atentan contra la intimidad de las personas que aparecen en éstos se ha convertido en una forma de acoso en Internet, según la organización Pensamiento Colectivo, que son los promotores de la idea.
"En 10 minutos este vídeo va a estar circulando en todas las redes sociales. A las 9.30 Mari me va a avisar que lo vieron sus amigos lo vieron y lo reenviaron a todos los grupos de Whatsapp. Para el mediodía, la mitad de mi facultad lo va a estar viendo, comentando y compartiendo. Y a la tarde le va a llegar a mi hermano chico", cuenta la joven recién pillada y mirando a cámara en el vídeo de la campaña. "Hasta el verano que viene la gente va a hablar del vídeo sin ni siquiera conocerme. ¿Y vos? ¿vos vas a ser parte?", finaliza.
El vídeo lleva meses circulando por la web pero vuelve a aparecer en estos momentos que se debate sobre la difusión de vídeos e imágenes con contenido sexual correspondientes a la vida privada de las personas. Este mismo viernes, la Policía ha impedido la difusión a través de Internet de varias imágenes de una niña de 12 años que reside en Valladolid, con la detención de tres implicados en Valencia, Castellón y Cartagena. Los arrestados aprovecharon la corta edad de la víctima para embaucarla y obtener el material gráfico. La menor había intercambiado fotografías de carácter erótico con siete personas de diferentes localidades españolas.
Esta misma semana dos conocidos futbolistas del Eibar han sido los protagonistas de un vídeo de alto contenido sexual que se ha filtrado a través de Whatsapp. Enrich y Luna han pedido perdón, mientras que la mujer que sale en la grabación, que no sabía que estaba siendo filmada, ha interpuesto una denuncia contra ellos. El daño ya está hecho para la joven mientras que los deportistas saldrán a jugar tranquilamente el próximo fin de semana.
Peor suerte corrió Tiziana Cantone tras la viralización de un vídeo de contenido sexual protagonizado por ella. El caso hizo saltar a la opinión pública italiana sobre la necesidad de legislar en torno a este tipo de historias. La joven se convirtió en objeto de burlas e insultos. Su cara se hizo tan viral que la napolitana de 31 años terminó por suicidarse en su casa, ahorcándose con un pañuelo.
No es el único caso. Probablemente tampoco sea el último. Con un final menos trágico, hace varios días la historia de Emma saltaba como la pólvora por las redes. Los usuarios humillaban a la joven conocida por el hashtag #LadyCoralina, después de las imágenes en las que esta mexicana aparecía besándose con otro hombre durante su despedida de soltera. En unas horas ya era #LadyCuernos. Habría quedado en una anécdota si no fuera porque se ha convertido en escarnio público para su protagonista a través de usuarios totalmente ajenos a su vida.
Mercedes Rohrer, de 21 años, es una argentina cuyo nombre ha saltado a la actualidad mediática después de que mantuviera un encuentro íntimo con dos pilotos de automovilismo Mauro Giallombardo y Juan de Benedictis. "Dentro de las cuatro paredes se puede hacer cualquier cosa. Pero subir algo así a una red social y destruir a una familia y a una chica de 21 años no tiene perdón", insiste el progenitor de la protagonista de las escenas.
El impacto en la localidad argentina donde vive la joven ha sido tan grande que la madre de Mercedes, profesora en un colegio, ha tenido que abandonar su trabajo y recibir asistencia psicológica.
"Este vídeo ha destrozado mi vida, hay que tener cuidado con lo que se sube a Internet". La que habla es una joven australiana en el canal 9 News, en el que cuenta lo que ha sido su "peor pesadilla". La chica, de 23 años, fue filmada sin darse cuenta en los baños de un bar junto a unas amigas bailando de forma alocada con un cubo de basura en la cabeza y mostrando un pecho. El vídeo se viralizó rápidamente y no hubo vuelta atrás.
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