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Borja Robert
Martes, 20 de septiembre 2016, 11:22
La popularización de las nuevas tecnologías ha abierto nuevos caminos al acoso escolar. Con características comunes a otros tipos de bullying, pero también con nuevos retos para resolverlo. Es más difícil de identificar por los adultos, ya que ocurre en la pantalla del móvil o ... el ordenador, y además este no cesa cuando termina el horario lectivo y llega, por tanto, hasta el hogar de los afectados. Según un estudio elaborado por la Fundación Anar y la Fundación Mutua Madrileña, el fenómeno ya representa más de una cuarta parte del total de casos y afecta sobre todo a chicas de entre 12 y 16 años.
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Según los datos del informe I Estudio de ciberbullying según los afectados, este tipo de acoso escolar a través de las nuevas tecnologías empieza más o menos a la vez que los jóvenes empiezan a disponer de sus propios dispositivos. Sobre todo teléfonos móviles, pero también de ordenadores. Otras investigaciones anteriores ya habían señalado que las víctimas del bullying digital suelen ser las mismas que del acoso presencial.
Según los datos del estudio, recopilados a través del teléfono de atención a víctimas de bullying de la Fundación Anar, el perfil de la víctima de acoso a través de las nuevas tecnologías es una chica de entre 13 y 14 años y de nacionalidad española.
Perfil del acosador
El perfil del acosador varía con el de la víctima, y ambos suelen ser del mismo sexo y la misma edad. Cuando el ataque es hacia una chica, lo más habitual es que lo reciba de un grupo formado por otras. Cuando es hacia un chico, en tres de cada cuatro casos los agresores son un grupo de entre dos y cinco chicos. En cuatro de cada cinco casos son compañeros de clase.
En dos de cada tres casos de ciberacoso escolar, los ataques son a base de insultos a través de las aplicaciones de mensajería más populares (como Whatsapp). Sin embargo, el fenómeno abarca muchas de las posibilidades -amenazas, divulgación de fotos o videos comprometedores- y de medios -en redes sociales u otras formas de comunicación online-. A menudo, esta clase de agresiones viene acompañada de ataques en persona, tanto físicos como verbales.
De media, los jóvenes víctimas de ciberacoso escolar tardan nueve meses en contar lo sucedido a sus familias o profesores -menos que en los casos de bullying tradicional-. Y aunque en el 90% de los casos este ocurre mientras están en el instituto, casi en la mitad de casos continúa fuera del horario lectivo, en fines de semana y en vacaciones.
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