Mejores amigos otra vez

Se trata del único centro del mundo que lleva a cabo la clonación de animales para particulares y lo vienen haciendo de manera comercial desde 2009, cuando nació Lancelot Encore, un clon de un labrador que murió cuando tenía 11 años. Y es que la ciencia ficción hace tiempo que alcanzó a la realidad.

Entre los responsables se encuentra el científico Woo-Suk Hwang. Además de por engañar a la comunidad internacional por decir que había clonado embriones humanos, este científico coreano es famoso por clonar a Snuppy, un galgo afgano que, mediante la misma técnica con la que se creó a la oveja Dolly, consiguió un nuevo ejemplar de galgo idéntico a su antecesor tal y como admitieron en su día la comisión de investigación de la Universidad de Seúl y un grupo de expertos del Instituto de Investigación Genómica de Maryland, en Estados Unidos.

Más de 600 dueños habrían acudido a este laboratorio para superar la pérdida de sus animales, y aunque aseguran que su tasa de éxito es del 40%, lo cierto es que estos animales clonados tienen una tasa de mortalidad más prematura. Además, expertos en bioética como Insoo Hyun, advierten en varias entrevistas de los riesgos de la clonación y de resultados no esperados. «El animal es una copia genética pero la forma en la que el perro interactúa contigo está condicionada por el entorno y esa influencia no se puede duplicar».

Uno de sus principales logros según la propia empresa, es el de clonar perros con una genética especial, de este laboratorio salieron cinco cachorros de Trakr, el perro de raza Pastor Alemán que encontró al último superviviente del 11S. Pero pese a la enorme utilidad de la clonacion animal con fines científicos, los expertos ponen de manifiesto los problemas de salud que tendrán en comparación con un animal nacido de 'forma natural' (displasia, alteraciones digestivas, malformaciones de desarrollo, muerte súbita, etc) y que el hecho de clonar a una mascota por la similitud física de la anterior supone solo un consuelo ficticio para sus dueños.

Proceso de clonación

«Cuando su perro haya muerto, siga estos pasos para clonar a su mascota: envuelva el cuerpo en toallas húmedas y colóquelo en el frigorífico para conservarlo frío. Tenga en cuenta que tiene aproximadamente cinco días para extraer de forma segura las células vivas». Estas son las instrucciones que ofrecen en la página web del laboratorio.

El proceso consiste en que un veterinario realiza una biopsia del tejido del perro, vivo o muerto. A partir de aquí se extraen las células para proceder al proceso de clonación. Se recogen óvulos de una perra donante a los que se les extrae el núcleo, donde se encuentra el material genético, y se fusiona con el ADN del perro que se quiere clonar. Posteriormente, el embrión resultante se implanta en el útero de una hembra, que hace de 'madre de alquiler' y en 60 días alumbra a los cachorros clónicos.

«No solo clonamos perros, también curamos corazones rotos», dice en su página web esta empresa que ha sabido rentabilizar el sentimiento de pérdida de los dueños que no pueden vivir sin sus mascotas. Aunque esto solo es posible para algunos bolsillos. Y es que el que quiera realizar este 'acto de amor' para unos y 'locura ética' para otros, debe ir preparando 80.000 euros.