José Luis Álvarez
Sábado, 30 de enero 2016, 00:12
La reina Isabel y James Bond se han quedado sin su vehículo preferido para el campo. Esta semana finalizó la producción del Defender, el mítico modelo de Land Rover del que se han fabricado más de dos millones de unidades que ha motorizado a ejércitos ... de todo el mundo, agricultores, ganaderos, cazadores y profesionales diversos, permitiéndoles acceder a lugares muy alejados del asfalto.
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Terminada la Segunda Guerra Mundial, el Willy de Jeep había conquistado Europa, por lo que los fabricantes del Viejo Continente se pusieron manos a la obra para diseñar modelos con los que hacer frente al todoterreno estadounidense. Así, en 1947 los hermanos Maurice y Spencer Willks, responsables de Land Rover, decidieron diseñar un coche barato y fiable para el campo. El resultado se presentó al año siguiente en el Salón del Automóvil de Ámsterdam. Era el Defender, un modelo que ha mantenido sus líneas hasta la actualidad.
De la versión corta se pasó a la larga. Del techo de lona al metálico, del propulsor inicial de gasolina, al primer diésel que salió de fábrica en 1957. Originalmente tenía los faros en el centro del morro, pero es en 1969 cuando se pasan a las aletas.
Con el tiempo cambió las balletas a amortiguadores en las versiones más cómodas. Se hicieron cerrados, abiertos, pick-up y, sobretodo, especiales, muchos modelos a petición del cliente. Espectaculares vehículos para bomberos, para limpiar carreteras, para la Guardia Civil, las Fuerzas Armadas, sobre orugas, de seis ruedas, para la Casa Real británica con el que la reina Isabel frecuentaba las tierras altas de Escocia- o para el cine. El último caso están los ultimados por el agente 007 en filmes como Skyfall y en película Spectre. En esta última película de James Bond se trataba de un Defender Sport SVR, el más potente de todos los vehículos comercializados por la firma británica. También se pudo ver a Sylvester Stallone al volante de un modelo clásico, conduciendo por las Rocosas la película se grabó en los Dolomitas italianos-, tras dejar su puesto de rescatador de montaña en Máximo riesgo.
Este viernes tuvo lugar un pequeño homenaje al Defender en la factoria de Solihull, en el centro de Inglaterra. Con ella acababa la producción de un mito que no puede ajustarse a los niveles mínimos de seguridad y de emisiones exigidos, aunque la firma no renuncia a sacar un sustituto que cumpla con la filosofía de este mito sobre ruedas.
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En España se produjo una variante ibérica del mismo vehículo, gracias al acuerdo de la propietaria de British Leyland y Metalúrgica Santana. Así nació en Linares (Jaén) el Land Rover Santana, donde se fabricaron todoterrenos bajo licencia hasta 1983. Posteriomente continuó produciéndose con el nombre de Santana.
"Es un coche que trasciende a las clases sociales. Todo el mundo lo puede conducir, el campesino que intenta cruzar un campo embarrado o la reina cuando recorre Windsor. Tiene el don de no desentonar en Chelsea o en una zona de guerra", dijo el analiza Jim Holder, editor de las revistas Autocar y What Car?. "Pero la verdad es que ya no se vendía tan bien", agregó este especialista en coches.
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Desde hoy, el Defender ya es objeto de culto de coleccionistas, algo que ya lo era, pero ahora con mayor ahínco. Pasarán todavía muchas décadas hasta que este todoterreno deje de formar parte del paisaje rural, militar o simplemente sinónimo de aventura.
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