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MIGUEL ROJO
Sábado, 24 de octubre 2015, 16:39
Mientras la lluvia hacía acto de presencia en el centro de Asturias, en Colombres, la capital del concejo más oriental de la región, lucía el sol. Eran las 11.30 horas de la mañana, la hora prevista para la llegada de los Reyes a Colombres, ... para la entrega de su merecido Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias. Una jornada inolvidable para los vecinos, que se agolpaban tras las vallas para saludar a don Felipe y doña Letizia en su visita a la capital ribadedense. A las puertas de la Casa de Piedra, en el barrio del Redondu, aguardaban también las autoridades, con el alcalde Jesús Bordás a la cabeza, bastón de mando en mano. Javier Fernández, presidente del Principado, al igual que el presidente y la directora de la Fundación Princesa, Matías Rodríguez Inciarte y Teresa Sanjurjo ejercían de anfitriones; así como representantes de los diferentes partidos políticos e instituciones asturianas. Por todo el pueblo, jóvenes vestidos con el traje tradicional, otros al modo de los indianos, esos que viajaron al otro lado del mar en busca de fortuna y que ahora, casi un siglo después, han sido una pieza esencial para que Colombres sea Pueblo Ejemplar.
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Cuando algunos empezaban a impacientarse, a eso de las doce menos cuarto, apareció por las empinadas calles de la villa la comitiva real. De uno de los coches oscuros, con los cristales tintados, se apearon por fin don Felipe y doña Letizia, que fueron recibidos con aplausos y algún grito de ¡Vivan los Reyes!. Elegante él, de traje y corbata, impecable, y generoso en saludos ya desde el principio. No había mano que no tocasen, ni sonrisa que no devolviesen. Y con esto de los 'selfies', ya se sabe. Un no parar. Doña Letizia, con el pelo suelto y ondulado, vestía un cómodo traje de chaqueta, como suele hacer en sus visitas a los pueblos ejemplares. Después de una noche de gala en el Campoamor y el Reconquista, la mañana del sábado es la ocasión perfecta para un 'look' más informal. En esta ocasión escogió el azul marino, con una blusa fucsia y un cómodo tacón.
Después de ser recibidos por las autoridades, hicieron la primera parada en la Casa de Piedra, la Casa de Cultura de Colombres. Los primeros flashazos, junto a un pequeño grupo de músicos ataviados al modo indiano, auguraban lo que después se convertiría en una auténtica reedición de la Feria de Indianos que celebran cada mes de julio, organizada por los vecinos para la ocasión. Una fiesta que se alargaría a lo largo de toda la tarde, hasta que los fuegos artificiales cerrasen la noche. Pero eso sería después de largo recorrido en el que los Reyes visitarían diferentes puestos de artesanía, de asociaciones sin ánimo de lucro, de talleres de cuero, de trajes regionales, de mermeladas, de jabones... Doña Letizia se acercó a varios puestos más de los previstos, y se paró a charlar, como el Rey, con todo el que le salía al paso. Regalos, fotos, besos, todo estaba preparado para la visita al Ayuntamiento, a la iglesia, al Archivo de Indianos -uno de los símbolos de Colombres-... Aún quedaba mucho por delante.
Tras la visita a la casa consistorial, donde firmaron en el Libro de Honor y se reunieron con varios vecinos destacados del municipio, entraron a la iglesia de Santa María de Colombres, llena hasta la bandera para la ocasión. El párroco les mostró la recién restaurada cúpula de la iglesia, que hunde sus raíces en el siglo XIV, pero fue restaurada, como no, en tiempos de los primeros indianos.
El grupo de guitarra parroquial, acompañado por las voces de varios vecinos, dedicaron una canción a la Virgen de Covadonga, la patrona de Asturias, pero con aires mexicanos. Hasta ahí llega la fusión entre Asturias y América, esa huella indiana que tantas veces ha salido a relucir desde que se supo de la concesión a Colombres de este galardón. Sonreía doña Letizia y cuchicheaba con don Felipe cada vez que la letra llegaba a esa parte que dice "que viva la Reina de los asturianos". Ante el altar, con los Reyes rodeados por el resto de autoridades -el ministro de educación, Méndez de Vigo; el delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo; el presidente de la Junta General, Pedro Sanjurjo...-, el párroco, Amador Galán, saludó a los ilustres visitantes y habló de la importancia del Camino de Santiago en Colombres, a la vez que recordó que "la ejemplaridad ya viene de antiguo", al describir su iglesia, con esos aires del otro lado del mar en su fachada gracias a los arreglos realizados a partir del siglo XVIII. También presumió de cúpula, claro, con el Pantocrator de vivos colores que les observaba desde las alturas. "Colombres es también faro de caridad, y la solidaridad es una de nuestras señas", explicó antes de detallar alguno de los proyectos de apoyo a la pobreza que, desde Colombres, se desarrollan en África.
Después les mostraron a los Reyes la Reverencia, una de las joyas que los colombrinos guardan en el cofre de las esencias folclóricas, ese que solo muestran a quienes de verdad admiran. Se suele realizar solo durante la Sacramental, pero ayer las mozas del pueblo la ejecutaron a modo de celebración. No era la primera vez que el Rey la podía ver. Lo había hecho como Príncipe en Covadonga, cuando los colombrinos se la dedicaron al papa Juan Pablo II durante su visita a Asturias. Pero eso fue hace mucho tiempo, y además ayer eran ellos, ya como Reyes de España, los destinatarios de esta Reverencia 'ejemplar'. Siguieron los Reyes atentamente las evoluciones de las mujeres, la cadencia de los cánticos, el subir y bajar de las pandaretas al son, pudieron notar el profundo sentimiento de orgullo que experimentan las que participan, que lentamente avanzan al ritmo del tambor para después hincar las rodillas en tierra. Se acaban los cánticos y, como manda la tradición, se retiran aún al son de la música caminando lentamente hacia atrás, para no dar nunca la espalda a quien se honra, en este caso a los Reyes. Después les dieron el pan más grande del 'ramu', mientras doña Letizia sostenía en sus brazos a una pequeña vestida con el traje tradicional. Fue el momento en el que recibieron también como regalo las dos muñecas vestidas de llanisca para la Princesa Leonor y la Infanta Sofía. Y después, a la salida de la iglesia, las chicas que participaron en la Reverencia se llevaron de recuerdo una foto con los Reyes en las escaleras del templo. Para enmarcar.
Sonaban las gaitas cuando volvieron a la calle y bajaron a la plaza de Manuel Ibáñez, el centro neurálgico de la villa. Más manos que saludar, mas fotos y un paseo hasta las puertas del Archivo de Indianos les acercaron hasta la siguiente etapa, puesto que allí, en sus jardines, tendrían lugar los actos oficiales. Primero, el descubrimiento de la placa que recordará para siempre esta visita y el premio recibido por los colombrinos. El monolito, que esperaba cubierto por una tela azul y escoltado por jóvenes vestidos de porruanos y llaniscas, lucirá a las puertas de la finca de la Quinta Guadalupe la inscripción sobre metal que acredita la ejemplaridad de Colombres. No se olvidaron los Reyes de cruzar al otro lado del camino para saludar a todo el mundo, y allí, entre la multitud, esperaba entre otros muchos Ainhoa Aguirre, con su hijo, Liam Gornall: es ya la tercera vez que la Reina le coge en brazos. Una relación que comenzó en Teverga, cuando era un bebé de un mes, se repitió en Boal el año pasado y quedó ayer prácticamente instaurada como costumbre. Su madre, Ainhona, no se pierde la visita a ningún pueblo ejemplar el día de la entrega para poder saludar a los Reyes, y desde hace tres años lo hace con su niño en brazos, que siempre logra llamar la atención de doña Letizia.
Siguió el recorrido la comitiva real, que se dirigió hacia el escenario montado a las puertas del archivo. Fue allí cuando se pudo ser consciente de la cantidad de gente que había en Colombres, puesto que apenas había un hueco libre en los jardines para presenciar el discurso, para ver qué decía el Rey de su pueblo. Fue poco antes de la una y media de la tarde cuando se subieron don Felipe y doña Letizia al escenario, para escuchar las palabras de Jesús Bordás, el orgulloso alcalde. "Cuando en 1517 el Rey Carlos I pernoctó en Colombres, era una pequeña aldea. Hoy es una villa moderna, y esta transformación se la debemos en buena medida a la emigración", explicó antes de dar la bienvenida a los Reyes. "Hoy es un día grande para Ribadedeva, un día grande para Colombres. Hoy se escribe una de las páginas más brillantes para nuestro concejo", concluyó tras destacar la importancia de todas las obras y mejoras impulsadas por los indianos en su municipio. Tras la lectura del acta del jurado, llegó el momento más esperado: el Rey se encargó de entregar el pergamino que acredita que Colombres es ejemplar a Román Díaz, Román el carteru, y Antonio Álvarez, el de Cajastur, que con 90 y 89 años respectivamente fueron los vecinos encargados de recibir de manos del Rey el preciado galardón. Lidia Martínez, vocal de la Asociación de Festejos La Asunción, fue la encargada de agradecer el premio en nombre de todos. "Es uno de los mejores días de nuestras vidas", explicó. Después hizo extensivo al premio al resto de localidades del concejo, desde la playa de La Franca a la cueva de Pimiango -también hubo una mención especial al mansolea, la jerga que usaban los zapateros de esa localidad- o el puerto de Bustio, sin olvidarse de Bojes, Boquerizu, Noriega, Villanueva, Andinas, El Peral, Vilde y La Haya.
Tomó la palabra el Rey para agraceder la bienvenida de los de Colombres, y felicitarles por su premio. También tuvo un recuerdo, como no, "a todos aquellos que están al otro lado del océano". Porque son muchos también los que, desde América, desde otros puntos de Asturias y Europa, están hoy celebrando también este día. Muchos son los ribadedenses que están fuera, pero seguro que una parte de su corazón viajó de algún modo hasta esta pequeña villa del Oriente asturiano, que suma apenas un millar de habitantes, pero que multiplica su población cada vez que llega el verano. "En estos momentos difíciles, en los que se limita la libertad a las personas, miramos hacia Colombres para buscar ejemplo", dijo don Felipe para felicitar a los colombrinos por su amor a la tierra, a las tradiciones, por su solidaridad y su trabajo en común. También tuvo un recuerdo el Rey para el resto de pueblos que habían optado a ser Pueblo Ejemplar, para animarles a que sigan intentándolo. "La reina y yo os damos las gracias por vuestra acogida tan cariñosa de hoy. Estad seguros de que les contaremos a la Princesa Leonor y a la infanta Sofía quiénes sois, cómo hemos disfrutado de Colombres", explicó a los colombrinos. El himno de Asturias, cantado por la Coral de Ribadedeva, cerró el acto más institucional. El Rey, al contrario que en el Campoamor, no dudó en tararear el 'Asturias Patria Querida'. Se le notaba mucho más relajado y sonriente entre los colombrinos que en el teatro de la capital.
El Archivo de Indianos, en la Quinta de Guadalupe, fue la siguiente parada, la última antes de la comida, en la que no faltó la Cazuela Indiana. Verdinas, cebolla, pimiento verde, tocino, hueso de jamón, langostinos y cuitlacoche. Una verdadera comunión entre América y Asturias también en lo gastronómico. Hoy en día, después de ser vivienda y hospicio, la Quinta Guadalupe, levantada por el indiano Íñigo Noriega Laso, es el Museo de la Emigración, y los Reyes recorrieron las diferentes salas antes de dirigirse al polideportivo de la localidad para el banquete de celebración. Una jornada inolvidable para Colombres, que ya puede presumir para siempre de ser Pueblo Ejemplar de Asturias.
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