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ÁLVARO VICENTE
Sábado, 15 de agosto 2015, 00:29
Luis Miguel Moll es uno de los 174 jóvenes de 21 países que participan en la Ruta BBVA. Es venezolano, tiene 19 años y está en segundo de Medicina en la Universidad de Carabobo. Sus compañeros de expedición están encantados con él porque ameniza con ... sus canciones los desplazamientos en autobús de esta trigésima edición de la Ruta BBVA en Colombia. Su repertorio es extenso, variado y plurilingüe porque es capaz de cantar de memoria 82 himnos nacionales diferentes. "Desde bien crío tuve ganas de aprender himnos -explica Moll-. Me llamaba mucho la atención. No hay un motivo que justifique por qué lo hago, simplemente me gusta hacerlo. El primero que aprendí fue el de Venezuela, con apenas cuatro años, y así hasta 82".
Al himno de Venezuela le siguieron los de Colombia, Estados Unidos y Japón. Moll no lo tenía fácil para conseguir las letras de los himnos. "En casa no teníamos internet así que mi madre era la que en el trabajo buscaba un hueco para bucear en la red y me traía las letras impresas". Moll tenía once años pero lo recuerda como si fuera hoy.
"No había día que no le pedía el himno de un país. Mi madre se dio cuenta de que era el momento de instalar internet en casa y entonces ya sí me desboqué". En apenas siete años la cuenta se ha ido hasta los 82 "y podría ser alguno más de diferentes estados de Venezuela que podrían hacer crecer esta cifra hasta los 86".
Su método de estudio dice que es sencillo. "No hay secretos. Lo único que hago es repetir y repetir hasta que lo aprendo". Moll confiesa que puede ayudarle el haber estudiado música desde los trece años en la Fundación musical Simón Bolívar y haber formado parte de su orquesta durante tres años: "Probablemente tenga algo que ver. No lo sé". Hoy los días en los que no concilia el sueño canta himnos en la tienda de campaña en la que duerme con sus compañeros de grupo de la Ruta BBVA, tanto que confiesa estar diafónico con el paso de los días. "El de Islandia me gusta mucho y lo canto a menudo", dice para a continuación arrancar a cantar con una entonación y una pronunciación digno de un ciudadano de Reikiavik.
Son contados los himnos que ha traducido al español. Él los canta en su idioma original. "Sé lo que quieren decir. Prácticamente todos están ligados a la historia de los países. No deja de ser una herramienta más para estudiar cultura internacional. El de Islandia, por ejemplo, está basado en el Salmo 90, y se remonta al año 1000 de estar la isla habitada".
A la pregunta de cuál es el himno por el que tiene una especial predilección, Moll no da uno. "Todos los himnos son excelentes si se ejecutan con una buena orquestación y buenas voces". ¿Y el himno de España? "El ejemplo de un himno sin letra que puede ser bello Su música es ancestral e irremplazable. Una joya. Bastan las cuatro primeras notas para reconocerlo".
Una etapa más de la Ruta BBVA
Los expedicionarios de la Ruta Quetzal tuvieron la oportunidad de recorrer las calles de Santa Marta, la ciudad que en la primera mitad del siglo XVI fue puente entre España, Santo Domingo y el Nuevo Continente. Ya sin tanta humedad como en Cartagena de Indias y con el buen recuerdo que ha dejado la marcha a pie por el parque de Tayrona, los jóvenes han acampado en los jardines de la Quinta de San Pedro Alejandrino, la hacienda en la que Simón Bolivar pasó sus últimos días. Los ruteros han podido conocer la catedral de Santa Marta en la que reposaron los restos de Simón Bolivar durante doce años hasta que fueron exhumados y trasladados a Caracas como era su deseo. Desde Santa Marta los ruteros se desplazarán a Aracataca, donde realizarán un recorrido por los paisajes urbanos de Gabriel García Márquez.
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