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ÁLVARO VICENTE
Jueves, 13 de agosto 2015, 19:52
Los 176 jóvenes de 21 países han abandonado el campamento instalado en una de las playas del parque nacional de Tayrona después de haber vivido, probablemente, la jornada más aventurera de esta trigésima edición de la Ruta BBVA al haber completado una larga caminata de ... doce horas hasta alcanzar 'Pueblito Tayrona', un asentamiento de la comunidad kogui, descendientes de los tayrona, la etnia dominante en esta zona del Caribe colombiano cuando llegaron los conquistadores españoles en 1525.
No hay otra forma de acceder que a pie por trochas abiertas en lo más profundo del bosque tropical húmedo primario, una selva oscura, densa, espectacular y salvaje que no pone fácil el empeño. Después de ser despertados por el grupo de titiriteros de la Ruta BBVA a las 5.15 horas, los ruteros caminaron 29 kilómetros salvando grandes desniveles bajo un sol inclemente, soportaron picaduras de mosquitos y una humedad superior al 85% que les mantuvo empapados desde los primeros metros de esta larga caminata por senderos bien acondicionados, con pasarelas de madera y escalones en algunos de sus tramos.
A cambio, tuvieron la oportunidad de ser testigos de la rica flora y fauna que existe en este escenario de película, en la que muy pronto Brad Pitt rodará su próximo filme. En su camino hasta 'Pueblito Tayrona' los expedicionarios encontraron monos, ñeques, cangrejos azules y huellas de tortugas gigantes que en esta temporada se acercan a las playas a desovar.
No todos consiguieron terminar el trayecto
No todos los expedicionarios pudieron alcanzar 'Pueblito Tayrona' debido al desgaste físico que supuso la larga marcha por la selva. El calor y la humedad provocó fuertes dolores de cabeza en algunos de ellos, pero más de 150 tuvieron el premio de conocer el asentamiento de los kogui y sus viviendas hechas con materiales vegetales de las que no queda vestigio alguno, solo las plataformas circulares sobre las que se asentaban. Todos los jóvenes, los que llegaron a 'Pueblito Tayrona' y los que no lo consiguieron, se refrescaron después en las aguas del cabo de San Juan antes de emprender el camino de vuelta al campamento.
La noche se echó encima y el regreso por la selva se realizó con la única luz de las linternas frontales. Los jóvenes estuvieron siempre respaldados por personal de Protección Civil de Colombia. Los sonidos de la selva les acompañaron este camino de regreso. La expedición optó por alejarse de la costa debido a que el mar Caribe aquí bate con fuerza y no era necesario tomar riesgo alguno. El director del campamento, Jesús Luna, acertó una vez más en su decisión y todos los expedicionarios, los 176, alcanzaron el campamento base entre gritos de júbilo.
Los ruteros ponen hoy rumbo a Santa Marta después de tener la oportunidad de acampar en el parque nacional de Tayrona, una experiencia que no olvidarán. En su desplazamiento en autobús podrán ver a lo lejos la montaña más alta de Colombia: la Sierra Nevada de Santa Marta, que está pegada al mar pero que se eleva hasta los 5.700 metros de altitud del pico Simón Bolívar. Es la montaña más alta del mundo junto al mar y mantiene en su crestas nieves perpetuas y varios kilómetros cuadrados de glaciares.
Sin embargo, desde el mar a los glaciares en línea recta no hay más que 52 kilómetros, con un desnivel tan brutal que caben en él todos los biotopos, desde los hielos perennes hasta el bosque tropical húmedo.Por eso el Tayrona tan especial: un trozo de costa con morfología, microclima y una flora diferente al resto de la costa caribeña.
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