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Raquel, con uno de sus gorros, antes de entrar al quirófano.
Calaveras en el quirófano

Calaveras en el quirófano

Cirujanos y anestesistas ponen de moda los gorros ‘tuneados’ que, además, cumplen una función terapéutica: "Ver al médico que te va a operar con un gorrito de payasos de colores aporta cierta tranquilidad"

José Antonio Guerrero

Domingo, 25 de enero 2015, 07:37

Cuando el cirujano que se dispone a abrirte la pierna lleva un gorrito de calaveras cachondas, y la anestesista cubre su coleta con payasos y comecocos azules, uno, que en esos momentos de inquietud está desnudo física y emocionalmente, se siente como más arropado. Si ... llevan esos gorros, esto no debe de ser tan tremendo. Esta es la reflexión que sobre la mesa de operaciones cruzó el pensamiento de un paciente medio segundo antes de caer anestesiado para someterse al implante de una prótesis de cadera. Ese último instante de lucidez le aportó una inesperada tranquilidad ante la encarnizada coyuntura de sierra, martillo y tornillería que se avecinaba. Parece mentira, pero esos desenfadados gorritos de colores ejercieron un inexplicable efecto terapéutico que el enfermo recuerda ahora, felizmente recuperado, con una sonrisa de gratitud.

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