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J. V. MUÑOZ-LACUNA
Lunes, 19 de enero 2015, 15:36
Dos jóvenes se encuentran en una calle de Ciudad Real. Una pregunta: "¿Qué has hecho este fin de semana?¿Salir con las amigas o irte de botellón?" La otra responde: "No. He estado en un convento con monjas de clausura". Esta conversación no pertenece al ... guión de una serie de televisión sino a un hipotético diálogo que puede escucharse ya en cualquier punto de la provincia de Ciudad Real. Y es que cualquier joven de esta provincia puede apuntarse al programa 'Morada Interior' puesto en marcha por la Delegación Pastoral de Vocaciones de la diócesis ciudadrealeña en este 2015, año dedicado a la Vida Consagrada. El objetivo es doble: mostrar a los jóvenes cómo es la vida de un religioso y, de paso, animar las vocaciones en una sociedad en la que faltan sacerdotes y monjas.
La única condición que se exige para pasar un fin de semana en el Seminario o en alguno de los doce conventos apuntados a esta iniciativa es tener más de 18 años. "Queremos permitirles que se acerquen y convivan con los religiosos o con los seminaristas. Que estén con ellos para ver cómo viven y que también tengan un espacio para rezar", explica Eustaquio Camacho, responsable de este programa. "Lo importante es que conozcan cómo es esa vida, que hagan lo mismo que ellos y que hablen con ellos para conocer así las casas religiosas. Queremos que sean un lugar de encuentro", indica el responsable de 'Morada Interior', una idea que toma el título de una de las obras de Santa Teresa de Jesús ('Las Moradas del Castillo Interior') y que se desarrollará hasta el mes de mayo.
Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y el convento de las Siervas de María, ambos en Ciudad Real capital, y el convento de Las Dominicas, de La Solana, son algunos de los espacios religiosos que abren sus puertas durante los fines de semana a jóvenes interesados en conocer cómo es la vida de una monja. "Las monjas quieren que estos grupos de jóvenes sean reducidos porque así resulta más fácil romper el hielo y están contentas de ofrecer esta posibilidad", apunta Eustaquio Camacho, quien aclara que "estos jóvenes no tienen por qué tener vocación religiosa sino querer compartir esta vida durante un fin de semana y compartir también sus tiempos de silencio y oración".
Experiencia enriquecedora
"Al pasar al interior de un convento les resulta más fácil buscar su interioridad, descubrir la paz y el silencio y aprender a rezar", añade el delegado de la Delegación Pastoral de Vocaciones de Ciudad Real. Basado en la experiencia de varios jóvenes que el año pasado dieron el paso para vivir un fin de semana con seminaristas y monjas, Eustaquio Camacho afirma que "su experiencia fue enriquecedora. Bien lo sabe Alberto Arteaga, un joven de 24 años, de Campo de Criptana (Ciudad Real), que está encaminando su vida al sacerdocio después de que hace meses pasara unos días en el Seminario.
"Desde que descubrí mi vocación supe que me gustaría ser sacerdote", asegura Alberto que recomienda a otros jóvenes repetir su experiencia viviendo un fin de semana distinto. "Es una experiencia desconocida para muchos que recomiendo porque ayuda a reflexionar, a compartir unos días en paz y sin presiones y a tener otra visión de la Iglesia, aunque esto es distinto que descubrir la vocación. Esto último no es cosa ni de un día ni de unas convivencias".
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