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Álvaro Soto / agencias
Viernes, 16 de enero 2015, 14:37
Hasta ahora, el papa Francisco había logrado la práctica unanimidad del mundo en su cruzada contra la pobreza y a favor de una iglesia más cercana a los fieles y más alejada del lujo. Pero ayer, por primera vez, una parte importante de la sociedad ... reaccionó con asombro a sus palabras, después de que Francisco afirmara que la libertad de expresión tiene un límite, que es el respeto a las religiones, en lo que muchos entendieron como una posible justificación a los atentados terroristas contra los dibujantes en Francia.
Y posteriormente, añadió una frase que causó todavía más polémica: Si un gran amigo dice una mala palabra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. Una reacción impropia de un Papa que hasta ahora se había caracterizado por su espíritu pacifista.
Sin embargo, el Vaticano ha reaccionado asegurando que el papa Francisco no justificó la violencia en sus declaraciones de ayer sobre la libertad de expresión, según ha asegurado este viernes en Manila el portavoz de la oficina de prensa del Vaticano, Federico Lombardi.
"Evidentemente, no es que el Papa quisiera decir que justifica la violencia. Hablaba de una reacción espontánea que se puede sentir y que, de hecho, uno siente, cuando es ofendido profundamente", dijo Lombardi a la prensa en Manila. "En este sentido -agregó- se cuestiona su derecho a ser respetado. Uno reacciona porque siente que su derecho ha sido violado".
"Ejemplo clásico"
Lombardi se refería así a las palabras del pontífice, quien al ser preguntado por la libertad de expresión, sin citar al semanario y en relación con el atentado contra la redacción de la revista francesa 'Charlie Hebdo', Francisco contestó en el avión que le llevaba de Sri Lanka a Filipinas que no se puede ofender, ni burlarse de las religiones.
Y puso un ejemplo: "Es verdad que no se puede reaccionar violentamente, pero si Gasbarri (el papa aludió a uno de sus colaboradores que iban junto a él en el avión), gran amigo, dice una mala palabra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal!", señaló en la rueda de prensa que dio durante el viaje hacia Manila.
"Ha puesto el ejemplo más clásico del mundo, que nos viene a la mente a todos nosotros, cuando hablan de nuestra madre. Un ejemplo muy sencillo para hacer entender que uno se ofende cuando se dicen las cosas que le tocan muy profundamente", dijo hoy el portavoz vaticano. Lombardi afirmó que "esto lo puede sentir también un creyente cuando se ofende la fe".
"No es indiferente para nosotros que se ofenda a la fe. Hay que tener esto en cuenta, que en una convivencia los derechos tienen que ser respetados, pero esto es obvio", agregó.
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