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Estatuas de Dulcinea y Don Quijote en la plaza de la localidad toledana de El Toboso
La verdadera Dulcinea del Toboso

La verdadera Dulcinea del Toboso

Dulcinea nació en el célebre pueblo manchego hace 34 años, trabaja en Londres para una petroquímica. Allí le llaman Dul y, sí, ha leído 'El Quijote'

JOSÉ ANTONIO GUERRERO

Sábado, 3 de mayo 2014, 07:49

El encanto de una villa manchega

  • Media noche era por filo, poco más a menos, cuando don Quijote y Sancho dejaron el monte y entraron en el Toboso. Estaba el pueblo en un sosegado silencio, porque todos sus vecinos dormían [].Era la noche entreclara [].No se oía en todo el lugar sino ladridos de perros []. De cuando en cuando rebuznaba un jumento, gruñían puercos, mayaban gatos, cuyas voces, de diferentes sonidos, se aumentaban con el silencio de la noche. Han pasado 400 años, pero la patria de Dulcinea mantiene las esencias y conserva el encanto de las pequeñas villas manchegas. Pero este precioso pueblo de 2.100 vecinos y situado a apenas hora y media de Madrid, no solo vive de la imaginaria dama de Don Quijote y del turismo (hay 300 plazas de alojamiento entre albergues, hoteles y casas rurales, además de cuatro restaurantes y seis bares). La creciente industria vitivinícola manchega, incluida la del Toboso, está haciendo furor en los mercados orientales. También hay cereales y un pujante olivar que produce un aceite excelso. Hay también algo de ganadería, una fábrica de quesos y otra dedicada a la fabricación de velas que se exportan a China. El paro está en el 18%, por debajo de la media nacional. Y este fin de semana, el pueblo se viste de fiesta para celebrar sus jornadas cervantinas con rondas literarias nocturnas, mercado medieval y teatro de calle. Cobra tanta vida El Toboso que por sus callejuelas te puedes cruzar con caballeros andantes, hermosas princesas y si el alcalde lo permite, hasta con un Marciano que las fantasías de Don Quijote pueden devenir en reales.

La verdadera Dulcinea de El Toboso atiende al nombre de Dulcinea Ortiz Marín, tiene 34 años, es ingeniera química y lleva casi ocho viviendo en Londres, donde diseña sistemas de seguridad para refinerías y plataformas petrolíferas. ¡Pardiez, cómo ha cambiado el cuento!

Dulcinea, la única ... que así se llama en El Toboso (en la provincia de Toledo hay otras seis) tiene dos hermanos, pero sin nombres quijotescos. Sus padres, José Luis, boticario y exalcalde del pueblo, y María Luisa, auxiliar administrativa, son dos enamorados del clásico universal de Cervantes (ella duerme con un tomo en su mesita de noche), y decidieron perpetuar ese amor bautizando a su hija como la musa de Alonso Quijano. Así que, si alguna vez hubo duda, ya se puede decir que entre el caballero andante y la princesa de sus pensamientos hay verdadera química.

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