Registro

Vamos a ver, otra vez, despacito y para que yo lo entienda (…) Que sí, que eso ya me lo ha dicho usted antes (…) Claro que le quiero poner Cisco a mi hijo, como Dios manda, para seguir con la tradición familiar (…) ¿Que Cisco no es un nombre? ¿Y cómo se cree que me llamo yo, que soy su padre? (…) Que no me sale de los cojones ponerle Francisco, coño, que al final le van a acabar llamando Fran como al cabrón de su abuelo (…) Mire, no me venga con la copla de que es un hipocorístico, que esa ya me la sé y conozco por lo menos a tres niñas que se llaman Lola (…) Sí, listilla, en el DNI (…) ¿Cómo iba la Carmela a ponerle Dolores a la cría? De verdad, es que no tienen sentido común (…) ¿Y a mí qué si Lola está comúnmente aceptado por el Registro Civil y Cisco no? (…) Ah, que en esos casos limítrofes depende del funcionario, pues ya veo que me ha tocado a mí la funcionaria limítrofe (…) Que se olvide, que no va usted a registrar a mi primogénito como le dé a usted la santa gana (…) Oiga, señora, usted no sabe con quién está hablando (…) Pues le digo que quiero hablar con el encargado (…) ¡Por desgracia no es un bar! (…) En los bares la gente no es tan sivergüenza, no te jode (…) ¿Pero qué connotaciones negativas que atentan contra la dignidad del recién nacido? Señora, ¡que yo me llevo llamando Cisco toda la vida y no me he muerto! (…) Escúcheme usted bien, me paso la Real Academia, el diccionario y hasta a Pérez Reverte por el forro de los huevos (…) Sí, mejor, vamos a ver si nos tranquilizamos todos (…) Se lo repito por última vez, Cisco no significa nada, sólo es un nombre, en concreto el nombre del padre de la criatura, a saber, el de un servidor (…) ¿Vejatorio? ¿Y Angustias no es vejatorio? ¿Y Olvido? ¿Soledad, Martirio, Socorro? (…) ¡Que no, que no lo registro y punto! (…) Sí, ya me largo, porque como me quede aquí un segundo más al final voy a montar un cisco, pero uno de verdad.