Puertollano, una ciudad forjada por la mina

El pasado minero de esta ciudad está presente en cada uno de sus rincones. En la misma rotonda de acceso a la localidad, nos da la bienvenida el Castillete del Pozo de Santa María. Esta estructura, de hierro fundido y casi 40 metros de altura, fue trasladada en 1999 desde su ubicación original en la mina de Asdrúbal, donde se utilizó en los trabajos de extracción desde 1910 hasta 1973. A la salida de Puertollano, otro elemento simbólico nos recuerda de nuevo la importancia de este sector económico, se trata del Museo de la Minería, ubicado en el parque Pozo Norte.

El edificio principal de esta galería está formado por un cuerpo central y dos naves, que rodean el Castillete del Pozo Norte, del año 1928 y cerca de 30 metros de altura, que dio servicio al pozo más productivo de la cuenca y es uno de los mejor conservados. A los pies de este castillete encontramos uno de los principales atractivos del museo, un ascensor que imita la "jaula" en la que descendían los mineros. En él llegamos hasta la mina-imagen, una galería subterránea que recrea la actividad minera.

El recorrido por este museo nos permite conocer los detalles de la cuenca minera de Puertollano, de la que se conservan actualmente ocho castilletes, como el Pozo Elorza. También permanece en pie el apartadero de Calatrava, en la salida de Puertollano en dirección a Córdoba, uno de los primeros complejos industriales de España, con restos de instalaciones fabriles como la central termoeléctrica de 1917 y la destilería de pizarras bituminosas. El legado de la extracción minera en la ciudad también se aprecia en un cerro artificial que forma parte de la fisonomía de Puertollano, El Terry. Se trata de la mayor escombrera de la cuenca, donde Peñarroya centralizó la producción de escorias, recuperada en el año 2010 como parque urbano.

Además de la arquitectura industrial, Puertollano alberga diversos monumentos en homenaje y recuerdo a los obreros que durante décadas horadaron esta tierra, como el Monumento al Minero, situado en el cerro de Santa Ana. Desde la escultura, inaugurada en 1983, tenemos una excelente panorámica de toda la ciudad que no podemos perdernos. Se trata de todo un símbolo para Puertollano, un coloso de bronce de 17 metros de altura y estilo neorrealista que representa a un minero que emerge de la tierra, donde deja el sudor y su vida extrayendo el negro mineral. Su autor es el escultor José Noja, que también dio forma a otra escultura de la ciudad, el Monumento a la Minería que encontramos en el puente de San Agustín.

Cada paso que damos en Puertollano nos recuerda el oficio que ha forjado los cimientos de esta ciudad, la minería.

Fuente: Guía Repsol