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Vista aérea de la zona del Faro de Cabo Mayor. Roberto Ruiz

La costa oculta de Santander

Prados colgados sobre el mar, espacios naturales y monumentos funerarios en una caminata con unas vistas de excepción

IRATXE LÓPEZ

Jueves, 12 de marzo 2020, 21:46

Pocos turistas se aventuran por la zona, tal vez forme parte de los escondrijos menos conocidos de Santander, rincones pegados a la ciudad que transportan al campo. Una ruta permite descubrir estos parajes, bendecidos por preciosas vistas que esperan la llegada del visitante entre Cueto, Monte, San Román y Peñacastillo. Empezamos la senda en la costa norte santanderina, entre el puente del Diablo y la playa de El Bocal, junto al Panteón del Inglés. Construido en recuerdo al británico William Rowland, nieto del profesor Sir Robert Rowland Hill, que falleció en este punto al caer de su caballo. Rowland era amigo de José Jackson, encargado del semáforo de señales para barcos de Cueto entre 1877 a 1909, quien encargó el modesto edifico.

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Las siguientes paradas aguardan en dos arenales: la playas de El Bocal y la de Rosamunda. Accederás a ellas tras recorrer dos kilómetros, abandonando la localidad de Cueto e internándote desde Cabo Mayor en la de Monte. Adoradas por los amantes del surf debido a su privacidad, respirarás océano, salitre y relax. El ambiente marino sigue extendiendo sus salados dominios en La Maruca. La postal la conforman el grupo de barcas amarradas en la ría de San Pedro del Mar. Regálate un alto en sus tabernas, para degustar las delicias del Cantábrico.

El panteón del Inglés, sobre el acantilado. ANDRÉS FERNÁNDEZ

Saciado ya el gusto, toma el sendero que parte desde la rocosa playa La Maruca hacia el mar. Accederás a la batería de San Pedro, fortificación mencionada en documentos desde 1660. Activa hasta finalizar la Guerra de Sucesión entre Borbones y Austrias, en pleno siglo XVIII, nació para proteger la ciudad de ataques piratas. Podrás extasiarte con las vistas desde su mirador.

Saltamos cien años, hasta el XIX, para disfrutar con el castillo de Corbanera. Algunos vecinos aprovecharon la muralla para ahorrarse una pared en el hogar... apañados ellos. En uno de los laterales de la ría de San Pedro del Mar aguarda el único resquicio del antiguo molino de Aldama, usado hasta el XIX. Se trata de un puente. Dejándolo atrás llegas a Punta La Mesa, donde elegir segunda desviación a la derecha para alcanzar otro mirador de este litoral, reconocido como Zona de Especial Conservación por la Unión Europea por su valor natural.

Descanso para las aves

Sigue hacia Pozonas de San Román, humedal que aprovechan aves migratorias para descansar. Su ecosistema muestra amplia riqueza paisajística, ecológica y cultural. Tras él, el objetivo es La Virgen del Mar, patrona de Santander y los pescadores. Su santuario se encuentra en San Román, dentro de un islote. Hasta esta ermita se acude en procesión 51 días después del Sábado Santo.

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Queda poco para decir adiós. De hecho, la senda finaliza en el cementerio de Ciriego, donde las despedidas suelen serlo para siempre. Indispensable, está incluido en la Ruta Europea de Cementerios, fue Carlos III quien ordenó, a finales del XVIII, habilitar los camposantos fuera de los muros de las ciudades. Famoso como ejemplo de riqueza artística en la producción funeraria, maestros canteros de Cantabria como Valentín Ramón Casalís, Emilio de la Torriente, Miguel Doncel, Manuel Casuso Hoyo, Alfredo de la Escalera o Javier González de Riancho esculpieron sus sepulturas, panteones y monumentos.

  • Información Oficina de Turismo (Paseo de Pereda Teléfono) 942203000. Web turismo.santander.es.

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