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Álvaro Romero
Jueves, 19 de enero 2017, 12:02
La comarca gallega de Os Ancares engloba la zona oriental de la provincia de Lugo, haciendo frontera con el Principado de Asturias y Castilla y León. Es un lugar desconocido y oculto entre montañas, un territorio donde se respira aire puro y se disfruta de ... la naturaleza en todo su esplendor. Sus preciosos pueblecitos y aldeas se integran a la perfección en el entorno, conservando la arquitectura tradicional y las costumbres de antaño.
Un total de seis municipios forman este enclave lucense: Becerreá, Los Nogales, Baralla, Cervantes, Navia de Suarna y Piedrafita del Cebrero. La zona es considerada como una de las mayores reservas verdes de Galicia y cuenta con una fauna envidiable, con especies como jabalíes, lobos, corzos y zorros. Es el último reducto gallego de urogallo y además, se pueden hallar colonias de oso pardo.
Recorrer Os Ancares es sinónimo de retroceder en el tiempo, estas tierras fueron habitadas desde épocas ancestrales y ofrecen pueblos de cuento con arquitectura típica. El ejemplo más claro de ello son las pallozas, construcciones prerrománicas de piedra, madera y paja, donde convivían en un mismo espacio personas y animales. Algunas de ellas se conservan como museos para que el visitante pueda introducirse en el modo de vida de estas remotas aldeas. Otras construcciones típicas del lugar son los hórreos.
Vestigios de las luchas entre el Imperio Romano y los primitivos pobladores de estas tierras son la multitud de castros que aparecen en zonas altas, otras de las edificaciones históricas que se pueden encontrar allí, junto a castillos medievales, pazos e iglesias románicas y prerrománicas.
Paisajes de ensueño
Es difícil localizar una comarca más singular y diferente que la de Os Ancares. La vida en ella transcurre en torno a sus frondosos bosques, con fuertes pendientes y una amplia riqueza forestal, salpicada de infinidad de pequeños núcleos de población que buscan áreas de aprovechamiento agrícola.
El preciosismo de sus paisajes lo completan sus amplios valles surcados por ríos y riachuelos en constante sinfonía, allí nunca falta el agua. Los restos históricos y el ritmo de la vida rural hacen de Os Ancares no sólo una reserva natural, sino un espacio para experimentar el valor de lo auténtico.
La lejanía de las grandes urbes unida a la difícil orografía del terreno y el complicado acceso han favorecido la supervivencia de sus tradiciones y arquitectura popular.
Senderismo
La comarca ofrece multitud de rutas para disfrutar al máximo de la práctica del senderismo y pasear entre la naturaleza. Entre cumbres y valles se ocultan kilómetros de senderos, en ellos los visitantes recorren espacios naturales donde aire suelo y agua son los protagonistas. Bosques densos de roble, castaño y hayedo proporcionan colores espectaculares al paisaje, especialmente en otoño.
Los amantes de la escalada también tienen su sitio aquí, podrán explorar lugares privilegiados como los picos Mostallar, Miravalles, Cuiña, Tres Obispos o Penarrubia. Estos lugares ofrecen unas vistas impresionantes de todo el entorno.
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