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GALO MARTÍN
COMPORTA.
Jueves, 28 de junio 2018, 00:05
Viajar a Portugal en coche permite conocer un poco mejor al país vecino. La cacereña carretera nacional 521 es una vía de acceso al Alentejo. En esta región lusa se suceden alcornoques, olivos, campos de cereal y arrozales, sobre un terreno que alterna llanuras con colinas rematadas por castillos. A sus pies se encuentran pueblos de casas blancas, como el de Belver. Esta localidad y la de Gavião están separadas por el Tajo. Punto en el que el río regala una playa fluvial. Un enclave estratégico que cuenta con un hotel y un chiringuito. Nada que ver con el resort interior que hay 50 kilómetros al sur, a orillas del lago Montargil. Es un trayecto de menos de una hora y uno tiene la sensación de haber llegado a un caribe sin mosquitos. Un par de días descanso en este espejismo saben a mucho. Y alimentan las expectativas del litoral que hay a la vuelta de la esquina.
La aldea costera de Comporta es la puerta terrestre de entrada a la península de Tróia. El aspecto de este pueblecito evoca a rincones de Ibiza o Formentera, pero sin tanta gente luciendo palmito. En Comporta la tendencia es la discreción y la calculada explotación del terreno. Los alojamientos son las viviendas que los pescadores y agricultores de la zona han adaptado a las necesidades de los turistas. Entre el baño, las compras y un plato de pescado a la parrilla o de arroz en un restaurante sobre la arena con vistas al mar, uno puede acercarse al pueblecito de palafitos de Carrasqueira, dentro de la Reserva Natural del Estuario del río Sado.
uTurismo de Portugal www.visitportugal.com/es
uTurismo del Alentejo www.visitalentejo.pt/es
Dormir en Gavião
uHotel Alamal River Club Un hotel a orillas de una playa fluvial del Tajo. www.alamalriverclub.com
Dormir en Montargil
uHotel Lago Nau Montargil Un resort de interior a orillas de un lago. www.lagodemontargilhotel.com
Dormir en la península de Tróia
uHotel Tróia Resort. Complejo hotelero compuesto de villas para cuatro personas y apartahoteles con piscina, spa y canchas deportivas. El concepto urbanístico y vacacional de Tróia Resort está basado en el respeto por el patrimonio natural y cultural que posee la península de Tròia. http //troiaresort.pt
Dónde comer
uCafé Comporta en la playa de Comporta Su especialidad es el pescado fresco y los arroces. comportacafe.com.pt
Dormir en la sierra de Arrábida
uCasa Palmela (Alcube) En el Parque Natural da Arrábida. El hotel es una casa del siglo XVII, tapizada de azulejos y rodeada de sus viñedos, con los que produce Moscatel. www.ouh.pt/hotel-casa-palmela/o-hotel
En este paraje vivo, sobrevolado por infinidad de aves y en el que nadan delfines nariz de botella, se exhibe la península de Tróia. Es una especie de puñal de arena y pinos sobre el que discurre una carretera que parte desde Comporta. Está bordeada por una línea de costa tan larga y sin cortes que se divide en varias playas: Malha da Costa, do Campismo, Galé, Bico das Lulas y Tróia Mar. Casi 20 kilómetros de arenal a los que se acceden desde los estacionamientos por medio de unas pasarelas de madera que atraviesan las dunas del lugar. Las tumbonas son mayoría frente a los bañistas, a quienes les sobra espacio para extender la toalla.
Antes que las villas escondidas entre las dunas y la vegetación y el complejo hotelero concentrado en el extremo norte de Tróia estuvieron los romanos. A orillas de la laguna que hay en el lado oriental de la península se encuentran unas ruinas romanas que datan del siglo I d. C. Un sitio arqueológico que se corresponde con un importante centro de producción de salazones de pescado (garum) desde el que exportaron al resto del Imperio hasta el siglo VI. Además de los restos de la factoría conservera también hay una necrópolis, un mausoleo y una basílica paleocristiana.
Al otro lado del río Sado, justo en frente de la marina de Tróia, está Setúbal. Ciudad a la que se puede acceder a bordo de un ferri, coche incluido, desde la península. En esa orilla del estuario, en dirección oeste, se extiende el Parque Natural de la Sierra de Arrábida. La serpenteante carretera que escala la montaña deja por el camino la playa de Galapinhos y el convento de Arrábida, dos paradas obligatorias. En el caso de la primera, en verano la afluencia masiva de gente complica la visita. Cualquier apartadero entre estos dos puntos es un balcón desde el que contemplar una panorámica de la península de Tróia. Un refugio en medio de la naturaleza, entre un río y un océano, donde el viajero puede disfrutar relajado de la intimidad.
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