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Álvaro Romero
Jueves, 26 de octubre 2017, 11:47
La villa de Toro se sitúa en la provincia de Zamora, a tan solo 30 kilómetros de la actual capital de provincia. Título que ostentó el municipio a lo largo de la historia, llegando a ser una de las zonas más prósperas de la Península ... Ibérica. Su gran valor monumental e histórico le valió para ser declarada Conjunto Histórico Artístico y lugar de Interés Turístico.
Asomado al río se alza el municipio, como si de una balconada se tratara, trazando un curioso semicírculo en cuyo centro se sitúan los edificios más relevantes. En los alrededores brillan, con el resplandor del sol, las fértiles tierras de Castilla, de las cuales se extraen algunos de los mejores vinos de la región. Un enclave privilegiado con excelentes parajes naturales, vistas panorámicas y bellos paisajes.
Los primeros pobladores de estas tierras zamoranas fueron los pueblos celtíberos, así lo revelan los restos arqueológicos encontrados. Fue sede real, hogar de nobles y aristócratas, además de lugar de reunión para las cortes. Suevos y Visigodos se disputaban estos terrenos hasta la llegada de los cristianos y con ellos la repoblación y el auge de la zona.
Jugó un papel destacado en el enfrentamiento entre Juana la Beltraneja e Isabel la Católica, siendo escenario de la famosa batalla de Toro en el año 1476, una de las más destacadas y conocidas de la historia de España por su potente carga emocional. Más tarde el Rey Fernando el Católico convocaría las Cortes de 1505, promulgándose las célebres Leyes de Toro. En época de Carlos I, tomó parte activa en la lucha de las Comunidades.
Todos esos pueblos y la historia que les rodea conforman un pasado memorable que ha dado lugar, a lo largo del tiempo, al rico patrimonio artístico y cultural que hoy en día se puede disfrutar en la villa de Toro.
Visitar Toro es adentrarse en tiempos pasados, en páginas históricas. Recorriendo sus callejuelas, plazas y rincones se observa el importante peso que tuvo la localidad en tiempos pasados y el carácter aristocrático de la misma, palacios y casas señoriales lo confirman.
El monumento más emblemático y parada obligada para turistas y curiosos es la Colegiata de Santa María la Mayor. Data del siglo XII y sigue un estilo románico con pinceladas góticas. Inspirada en la Catedral de Zamora alberga una tabla flamenca de valor incalculable, cuadro conocido como “La Virgen de la Mosca”. Junto a la colegiata está el mirador del Espolón, desde el que se divisa la vega.
La Calle Mayor une la Colegiata con la Plaza Mayor, allí se encuentra el Ayuntamiento además de numerosos bares y restaurantes donde degustar la maravillosa gastronomía local. La calle sigue hasta llegar a la Torre y el Arco del Reloj, más adelante se alza la Puerta de la Corredera, vestigio de una muralla que protegía la ciudad desde el año 910. Toro conserva un característico aspecto medieval.
El Alcázar de Toro, símbolo de la importancia estratégica y militar fue declarado Monumento Artístico Histórico. Su privilegiada situación ofrece unas bellas vistas al valle y al cauce del Duero. Recorriendo Toro se puede descubrir una de las plazas de toros más antiguas de España, data de 1828 y desde 2008 fue distinguida como Bien de Interés Cultural.
Además de palacios y casas de marqueses salpicadas por todo el centro urbano, destaca por su antigüedad y valor histórico el conocido como Puente Romano de Toro, el más antiguo de los que cruza el río Duero.
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