Panorámica de la sierra desde la cima de San Tirso, con la peña de su característico Bonete en primer término. Luis Sáez Gamarra

Toloño y Cantabria, la sierra con dos nombres

Desde las Conchas de Haro hasta Lapoblación, la sierra con dos nombres divide y protege sendos paisajes riojano y alavés

Jonás Sainz

Logroño

Viernes, 16 de noviembre 2018, 10:21

Me importa muy poco cómo la llamen en los despachos. En los pueblos, en los mapas y en el monte mismo se le llama indistintamente Sierra de Cantabria o de Toloño sin mayor problema. Depende de con quién te encuentres. Y ambos nombres han convivido ... siempre en la jerga montañera. Yo mismo, al levantarme cada mañana a mirar por la ventana el astro que viene del noroeste hacia Logroño, la llamo mi montaña azul. Como si me perteneciera. Si no la cubre la cascada de nubes que a menudo se parapetan en ella, alcanzo a distinguir algunas de sus cumbres recortadas contra el cielo: Toloño, Atzabal, San León, Eskamelo, Cervera, Recilla, Palomares, la Peña del León, San Tirso y su Bonete, peña Alta y el León Dormido de Lapoblación... Y rebusco en su alargada silueta el recuerdo del collado que crucé una mañana con nieve hasta la cintura, la cresta en la que pasé más miedo que alma, los riscos donde casi me parto la crisma, el rincón desde el que vi atardecer con aquella novia tan atrevida, la de veces que habré vivaqueado en esa hermosa sierra mirando las estrellas en lo alto y también las otras luces allí abajo, más distantes incluso que las del firmamento... Así que me importa bien poco cómo la llamen en los despachos. Porque el viento y los montes se saben su nombre.

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Los nombres de la sierra

Aunque ha vuelto a estar de actualidad por la decisión de Fomento de aceptar la nomenclatura genérica de Toloño solicitada desde Euskadi en lugar de Cantabria, la polémica es tan vieja como irreconciliable para muchos.

Antes de Toloño y Cantabria, ya otros nombres de la zona cayeron en desuso

Como informó Iñaki García en este diario, la denominación ahora aceptada por el Instituto Geográfico Nacional (IGN) como Sierra de Toloño se refiere a la zona que va desde San Vicente de la Sonsierra (La Rioja) hasta Lapoblación (Álava), lo que corresponde a las «dos primeras unidades morfográficas en las que se divide la alineación montañosa considerada en su conjunto». Se incluyen igualmente como variantes para ese accidente geográfico 'Sierra de Cantabria' y 'Toloño Mendilerroa', pero estas dos últimas denominaciones son calificadas «de uso menor y restringido» frente a la preferente. Además, se mantiene la denominación Sierra de Codés para la parte más oriental «por tratarse de un tramo geográfico diferenciado».

La arista. Recorriendo la cresta de Peña León en dirección oeste, con la vertiente alavesa a la derecha. E.C.

A Toloño por Rivas

La Sierra de Toloño o de Cantabria es una espectacular barrera de potentes cresteríos de roca caliza que destaca entre el sur del territorio alavés y el norte del riojano, desde las Conchas de Haro al oeste hasta la peña de Lapoblación o León Dormido al este.

Las fuertes laderas de la sierra surgen de un plegamiento de materiales mesozoicos y terciarios en dirección este-oeste. Debido a esta orientación, constituyen el último obstáculo en el País Vasco para los vientos y frentes nubosos que proceden del norte y noroeste. La pérdida de humedad que sufren al superar esta barrera determina un clima ya casi mediterráneo en Rioja Alavesa y el valle riojano que propicia el cultivo de la vid y marca la calidad de sus vinos.

Este fenómeno, denominado efecto Föhn, no solo provoca notables diferencias climáticas, sino que también es el responsable del contraste y diversidad en la vegetación de ambas vertientes. Como bosques principales de este macizo montañoso encontramos hayedos en la umbrías, quejigales en las solanas y carrascales en las zonas más pedregosas expuestas al sol.

Entre sus muchas posibilidades montañeras, en su extremo occidental, se encuentra el Toloño (1.277 m.) propiamente dicho, la cumbre principal que da nombre a un primer macizo que marca la divisoria entre Álava y La Rioja entre los términos de San Vicente de la Sonsierra y Peñacerrada, entre Salinillas de Buradón y el puerto de Rivas de Tereso. Desde esta pedanía de San Vicente arranca la excursión más sencilla y habitual por la ermita del Humilladero y las ruinas de la de Toloño para regresar, entre el León (1.224) y Peña Colorada (1.225), por el collado de Salsipuedes.

La decisión es tan arbitraria como exageradas las reacciones a favor y en contra. Toloño y Cantabria son dos nombres tan aceptados por la costumbre en según qué casos y qué lugares, que casi nadie acepta el nombre contrario. Otros nombres históricos de la zona ya cayeron en desuso, como recuerda Javier Urrutia en Mendikat: Montes de Gabaza, Sonsierra de Navarra, Montes de Herrera, Sierra de San Tirso o San Totis, Sierras Altas de Quintana...

Palomares. Sector central de la Sierra de Cantabria o de Toloño donde se encuentran sus cotas más altas, Recilla (1.380 m.), Palomares y La Rasa (1.454 m.)y Cruz del Castillo (1.431 m.), sobre viñedos de Rioja Alavesa. Justo Rodriguez

También los ingleses, siempre tan generosos, decidieron en su día rebautizar como Everest la montaña que para los nepalís era Sagarmatha, Chomolungma para los tibetanos, Zhumulangma Feng para los chinos o Deodungha para los bengalís. Eran sin duda demasiados nombres y demasiado complejos para el hombre blanco. Poco importaba que para los nativos significaran montaña sagrada, madre del universo, frente del cielo o cosas por el estilo; en su lugar los occidentales aceptamos despreocupadamente el nombre de un topógrafo del ejército de su graciosa majestad. Hoy, por cierto, la montaña más alta del mundo está convertida en un parque de expediciones comerciales y un carísimo estercolero. Empiezas por cambiarle el nombre y terminas creyendo que es de tu propiedad.

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El Balcón de La Rioja. Panorámica de la sonsierra y el valle del Ebro desde el puerto de Herrera. Justo Rodriguez

La Sierra de Toloño o de Cantabria, la llames como la llames, es infinitamente más modesta, pero igual de fronteriza y de libre. Y no es solo una frontera entre el norte vasco y el valle del Ebro. Es también una frontera para la aventura de sentir que en realidad eres tú quien pertenece a esas montañas azules.

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