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S. G. R.
Jueves, 2 de marzo 2023, 19:52
Comenzamos por Valladolid, pero habrá más. Durante las próximas semanas, hasta que lleguen las vacaciones de Semana Santa, en Diario LA RIOJA te ofreceremos opciones de escapadas de fin de semana (o puente) a lugares que merecen una escapada y que quedan a unas tres horas (o menos) de nuestra tierra. Y lo hacemos de la mano de quienes mejor conocen esos lugares: sus vecinos.
Como decimos, el primer destino será Valladolid, cuyas calles se llenan cada fin de semana de otras lenguas y acentos. Las de los turistas que cada vez más se acercan a conocer la ciudad del Pisuerga. Te traemos una serie de propuestas para disfrutar de Valladolid de otra forma y como si fuera la primera vez.
Acabas de llegar a Valladolid y no sabes qué hacer. Comencemos con algo de gastronomía. No vamos a gastar la bala del vino tan rápido, pero sí vamos a hablar de cosas dulces para comenzar nuestro viaje. En concreto del abisinio, el postre por antonomasia de Valladolid. Este bollo relleno de crema, que nació en la actual pastelería El Bombón (Plaza Fuente Dorada 9), se ha convertido en un símbolo de la ciudad y en la forma más dulce de comenzar la visita. Además, se puede comprar en muchas de las pastelerías del centro.
Para ser más empalagosos todavía, vamos a seguir hablando de dulces. Y de museos hechos con ellos. En Cubero (Pasión 5), otra de las confiterías históricas de Valladolid y ubicada a escasos metros de la Plaza Mayor, puedes conocer los monumentos de la ciudad de cerca, a escala y hechos con azúcar. Todo ello mientras degustas, si es que te has quedado con ganas de más, otro abisinio. Ahora, como no todo es fiesta, puedes aprovechar para dar un paseo por la zona más céntrica de la ciudad.
No se puede pasar el primer día en Valladolid sin ver el Viejo Coso. Un lugar recogido, absorto en su propio espacio y ajeno al bullicio de la ciudad. Así es esta plaza, una de las joyas escondidas de Valladolid, que acoge a todos los que la encuentran. Seguro que muchos turistas la reconocen al instante al ser uno de los escenarios principales del musical 'Voy a pasármelo bien'. Una vez se deja atrás este lugar nos podemos encaminar hasta otros enclaves de poco tránsito turístico. Aquí entra la calle de Santo Domingo de Guzmán, uno de los los escasos vestigios de Valladolid de su barrio judío.
Si seguimos su estrecho sendero nos topamos de frente con el Archivo Histórico Municipal de Valladolid y, todavía más adelante, llegamos a la Plaza de Poniente. Estamos de nuevo en pleno centro de la ciudad. Ahora ya sí que podemos disparar los vinos del cargador. En la plaza de Martí o Monsó tenemos varias opciones, si bien vamos a destacar algunas de las más conocidas entre los vallisoletanos. En 'Vino Tinto' tenemos una gran variedad de botellas y denominaciones de origen para saciar el paladar. Lo mismo que ocurre en 'La Tasquita', donde además podemos abrir apetito con alguna de sus tostas y bocaditos. Si tenemos tiempo podemos indagar en las calles cercanas y degustar más tapas y pinchos típicos vallisoletanos, como las croquetas de 'El Corcho'.
Las noches de Valladolid suenan a música. Tenemos dos opciones claras en el centro de la ciudad. Una de ellas en plena Plaza Mayor. Hablamos del Teatro Zorrilla, donde los viernes es habitual que haya organizada una Jam Session de diversos géneros musicales. Desde jazz hasta música brasileña. La entrada es gratuita y la música se puede disfrutar tranquilamente con una copa en la mano u otra bebida a gusto del consumidor.
Durante la jornada del viernes también podemos acercarnos al Café Bar Teatro de la calle Cánovas del Castillo, donde cada semana tenemos propuestas musicales para todos los gustos. Su céntrica ubicación lo convierte en otra de las opciones de nuestra agenda para cerrar como es debido el primer día de visita o reencuentro en Valladolid.
De nuevo algo dulce para comenzar la jornada. De las muchas opciones que tenemos para desayunar en Valladolid nos vamos a quedar con tres del centro. La primera está a un minuto escaso de la Plaza Mayor. Es el Niccola Caffé (Constitución 7), donde podemos decantarnos por una tostada recién hecha de considerables proporciones acompañada con un zumo o un café. Para algo diferente, con opciones veganas, vegetarianas y para celíacos, podemos elegir Nuví (Atrio de Santiago 5). Si eres de los que ya comienza a funcionar con solo un café, tu opción está en la Plaza Mayor, donde el café Ideal ofrece esta bebida por solo un euro.
Para rematar, podemos optar por un paseo por las orillas del Pisuerga. Merece la pena acercarse a conocer La Rosaleda, que es el parque más antiguo de la ciudad después del Campo Grande. Su camino junto al cauce del río nos lleva por debajo de los puentes de Valladolid, que cuentan la historia de Jerónimo de Ayanz, el hombre que se enfundó el primer traje de buzo de la historia y estuvo más de una hora bajo las aguas del Pisuerga. Fue la primera inmersión de larga duración documentada. También podemos acercarnos a conocer la famosa playa de la que hablan todos los vallisoletanos cuando tienen oportunidad, la de Moreras. Si tenemos tiempo, junto a la orilla, encontramos la leyenda del Pisuerga, el barco que todos los sábados zarpa a las 13:00 horas para surcar las aguas del río y conocer Valladolid desde otro punto de vista.
La vista inversa al paseo por el río está en la catedral de Valladolid. Concretamente en su torre. Las visitas guiadas al templo vallisoletano se completan con las vistas privilegiadas de la ciudad desde 70 metros de altura. Las entradas a la seo se realizan cada hora durante las tardes de los sábados a partir de las 17:00 horas. Pero claro, habrá que comer antes. Para ello podemos optar por la zona más cercana a la catedral. En la calle Cascajares tenemos una variada oferta de bares donde tomar el vermut acompañado de tapas, tostas y bocaditos. Para seguir con la gastronomía vallisoletana destacamos la hamburguesa de lechazo de la 'Cárcava', donde desde su terraza podemos observar la torre que después subiremos mientras degustamos de forma diferente uno de los platos más típicos de Valladolid, el cordero lechal.
No todo es comer. Y si por algo destaca Valladolid es por su cultura. Para ello tenemos una gran oferta en los teatros de la ciudad. El Calderón, el Carrión, el Zorrilla o el Cervantes abren sus puertas cada fin de semana para acoger diversos espectáculos, representaciones teatrales o musicales. Cualquiera de los cuatro es una buena opción para conocer todo lo que Valladolid tiene que ofrecer en el ámbito cultural, con una programación que varía cada semana.
Ya sabemos de lo que hay que hablar un sábado noche. Pero de paso vamos a aprovechar a conocer uno de los lugares más mágicos de Valladolid. Es el Pasaje Gutiérrez, que además una vez se esconde el sol adquiere un aspecto onírico gracias a su iluminación de tonos morados y azules. En esta antigua galería comercial tenemos varias coctelerías donde escoger y tomar tranquilamente una copa en cualquiera de sus bares bajo la mirada de la estatua de Mercurio. Especial atención merece mirar arriba y ver las pinturas que decoran el techo del pasaje, una de las únicas tres galerías comerciales modernistas que se conservan en España.
Para rematar nuestra visita a Valladolid vamos a hablar del triángulo que forman tres de las plazas más importantes de la ciudad. La de España, la de Zorrilla y la de Colón. Si empezamos en la primera además podemos tener premio, ya que un domingo al mes este enclave acoge un mercado ecológico con productos frescos que podemos llevar en nuestro viaje sin miedo a que se estropeen. Seguimos hasta Zorrilla por la calle Miguel Íscar, donde encontramos la casa en la que vivió y escribió Miguel de Cervantes y nos adentramos en el Valladolid burgués. Como siempre, merece la pena mirar arriba para no perder detalle de las fachadas de estos edificios, entre los que destaca la casa Mantilla, que albergó el primer ascensor de la ciudad.
Llegamos a la acera de Recoletos, donde encontramos varios edificios modernistas, como la casa Resines o la del Príncipe, que fue votada en 2019 como uno de los mejores edificios de este estilo en España. Si seguimos por esta vía alcanzamos la estatua de Colón y de nuevo podemos dar la vuelta hasta plaza España y completar este triángulo que reúne la zona burguesa. Para terminar la visita con buen sabor de boca nos acercamos a la calle más internacional de Valladolid en lo que a gastronomía se refiere. Es la bajada de la Libertad, donde en 200 metros encontramos restaurantes con sabores de tres continentes. En concreto cocina griega, mexicana, india y china.
Así llegamos al término de un fin de semana completo en Valladolid. Historia, monumentos y gastronomía para conocer de otra forma la ciudad del Pisuerga. Lo que haya podido quedar en el tintero, para la segunda visita.
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