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No hay días como los de otoño en el bosque, cuando la vida parece suspenderse en el aire antes de la pequeña muerte del invierno. En pocas semanas, la cerrada bóveda de esa catedral natural que es el hayedo se impregna de los colores de una vidriera gótica. La atmósfera parece igualmente sagrada. Y en pocos días, esos en los que arrecian los ásperos vientos del norte, se abre al cielo gris en una callada lluvia de hojas sobre el mantillo que alfombra el suelo.
Pero piensa, cuando estés hundiendo los pies en la hojarasca y llenando el móvil de fotos de los niños, que no siempre estuvieron ahí esas selvas.
Como la mayor parte de los hayedos de la Península (Fagus sylvatica), con no más de 4.800 años de antigüedad, los riojanos son descendientes de los que encontraron refugio al frío del Periodo Boreal en la Cordillera Cantábrica y el Pirineo. En esta región climáticamente entrecruzada, necesitados de humedad, poblaron especialmente las umbrías altas (sobre los mil metros) de los valles con influencia atlántica del Oja y Najerilla, pero también zonas de los más continentales Iregua, Leza, Jubera e incluso del Cidacos. Y en todos proliferaron.
Pero con la explotación del hombre llegaron a peligrar y en algunos puntos incluso a desaparecer por completo debido a las talas masivas para leña y carbón con que alimentar las numerosas ferrerías y otras industrias que abundaron en la sierra hasta el siglo XIX, así como por las continuas quemas para pastos. En cambio, el éxodo rural a mediados del XX, lamentable para todo lo demás, favoreció la recuperación de nuestros bosques en el periodo actual, de innegable cambio climático, en el que los pulmones verdes, que precisan las lluvias pero también las fijan al relieve, son ya vitales como el aire y el agua.
Hoy día existen en La Rioja unas treinta mil hectáreas de haya, que representan la quinta parte de la superficie arbolada de la región. Los hayedos más extensos y probablemente los más hermosos se encuentran en los valles hermanos del alto Najerilla, los de los ríos Cárdenas, Valvanera y Tobía. Y en este último, el hayedo más popular de todos, El Rajao.
De las muchas posibilidades que ofrece este auténtico paraíso, la excursión típica comienza y acaba en el refugio (a 1.034 metros de altitud), a unos ocho kilómetros de Tobía, donde llega la estrecha carretera, que, entre álamos temblones y abedules, parece ir introduciéndonos en otro mundo. Continúa a pie la marcha (apenas diez kilómetros de escaso desnivel y entre dos y tres horas) por la pista que remonta el río hasta las Tres Aguas (1.338 metros); gira a la derecha y atraviesa el pinar de la Beceda hasta llegar a ese lugar espectacular, el hayedo del barranco de la Carrascosa. Ese es el sitio que buscas. Ahí late el corazón del bosque.
1. Ruta del Rajao Distancia: 9,9 kms. Desnivel: 336 ms. Duración: 3 h. Descripción: recorrido circular desde el refugio del Rajao por el hayedo más extenso y uno de los más bellos que existen en toda La Rioja, el hayedo de Tobía
2. Ruta deValvanera Distancia: 10,3 kms. Desnivel: 476 ms. Duración: 3 h. (solo ida) Descripción: partiendo del collado Cervanco, recorrido lineal que atraviesa términos de Anguiano, Matute y Tobía para llegar por el hayedo de las Frádigas al monasterio de Valvanera, patrona de La Rioja.
3. Ruta de las tres villas Distancia: 19,3 kms. Desnivel: 593 ms. Duración: 6 h. Descripción: recorrido circular que une las poblaciones de Anguiano, Matute y Tobía y permite crear nuevos recorridos;por su longitud y desnivel, está recomendada para excursionistas experimentados.
4. Ruta de San Quiles Distancia: 7,1 kms. Desnivel: 652 ms. Duración: 2 h. 30' (solo ida) Descripción: ruta lineal y exigente que sigue el trayecto de la romería de Matute a su ermita de San Quiles, lugar con espectaculares vistas del valle del Najerilla y La Demanda;finaliza en el collado Cervanco.
5. Ruta de Peñas Distancia: 15,79 kms. Desnivel: 413 ms. Duración: 4 h. 30' Descripción: ruta circular y larga (también puede hacerse por tramos) por los alrededores de Anguiano que permite visitar parajes como Cueva Nuño, el castaño de Nisia, la ermita de La Magdalena y la Tejera.
6 Ruta del Serradero Distancia: 17,66 kms. Desnivel: 821 ms. Duración: 6 h. Descripción: ruta circular que desde Anguiano asciende hasta Muélago, en El Serradero, divisoria de aguas con el Iregua;por longitud y desnivel, está recomendada para excursionistas experimentados.
7 Ruta de Roñas Distancia: 14,41 kms. Desnivel: 760 ms. Duración: 5 h. Descripción: recorrido circular bastante exigente que discurre por el monte Roñas, otro de los grandes recursos medioambientales y paisajísticos de la zona.
Tómate un tiempo para sentirlo. Antes de descender de vuelta al refugio (y al mundo), no olvides detenerte a observar esa catedral cayendo sobre ti en una leve cascada de caricias. Contempla las nubes sobrevolar las ramas cada vez más desnudas. Escucha el silencio, el rumor del bosque susurrando algo antiguo y eterno. Y recuerda, cuando estés hundiendo los pies en la hojarasca y llenando inevitablemente el móvil de fotos de los niños, que no siempre estuvieron ahí esas selvas.
Y, justo antes de retomar el camino, piensa que de ti depende que sigan estando en el futuro. Para que también tus hijos puedan revivir con tus nietos esa jornada otro día de otro otoño.
La Asociación Senderista de Anguiano promueve una red local de senderos compartida entre las localidades mancomunadas de Anguiano, Matute y Tobía. Se trata de 'Rutas entre hayedos', «una propuesta que anima al visitante a adentrarse en este espacio natural privilegiado siguiendo una serie de rutas diseñadas para recorrerlas despacio, con los sentidos bien abiertos, para poder experimentar la belleza de la naturaleza en estado puro», según cuenta César Díez Samaniego.
Son 95 kilómetros de recorridos señalizados en siete rutas, que posibilitan la creación de otras múltiples opciones cuando se combinan con el GR-93, el GR-190, el Sendero del Salto del Agua de Matute o el Sendero de Valvanera. Todas las rutas tienen un atractivo paisajístico importante y todas ellas presentan desniveles propios de una zona de montaña, por ello, es necesario adecuar el recorrido a nuestras condiciones físicas.
De los siete recorridos, cinco son circulares (las rutas del Serradero, Roñas, Tres Villas, Rajao y Peñas) y, salvo la del Rajao, tienen su inicio y final en uno de los tres cascos urbanos.
Además, existe una sexta ruta, la de San Quiles, que aún siendo lineal, permite la unión con la de Tres Villas conformando una nueva ruta de carácter circular. Por ello, la única ruta lineal pura sería la de Valvanera, que es la que llega hasta el santuario.
La zona pertenece a la Red Natura 2000, una figura europea de protección que exige especial responsabilidad en el cuidado de sus ecosistemas.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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