Una carrera en mitad del Camino

Hace ya varias ediciones que la Media del Camino es un evento deportivo consolidado y una fecha, cada primer domingo de marzo, señalada en el calendario de carreras del norte de España. A la vista del éxito de participación (la organización establece un cupo máximo de 1.300 inscripciones) cuesta imaginar que su origen fue mucho más sencillo. Quizás por eso, su mérito sea aún mayor. La historia, como tantas otras, comienza con un grupo de amigos haciendo lo que más les gusta, correr en este caso; antes incluso de la fiebre del running.

Hace doce años, las quedadas dominicales del Maratón Rioja, el mayor club de atletismo popular de Logroño, tenían la ida y vuelta a Navarrete como ruta habitual de un nutrido grupo de corredores: saliendo por los Salesianos, faldeando La Pila y siguiendo el camino paralelo a la autopista casi hasta las ruinas de San Juan de Acre, para regresar por el alto y el parque de La Grajera después de más de veinte kilómetros bastante exigentes. Y ahí estaba, como escenario de aquellas disputas amistosas sin más gloria que la sana competencia, el Camino de Santiago.

En 2007, cuando el club cumplió diez años, ese camino inspiró una primera carrera oficial enteramente organizada, aunque con unos medios y una infraestructura menores que los actuales. La idea era cubrir corriendo la primera etapa riojana del Camino de Santiago, entre Logroño y Nájera, pasando obviamente por Navarrete. Previo un ensayo oficioso con salida neutralizada desde la puerta del Revellín, aquella primera edición se disputó entre la bodega de La Grajera y la plaza de la Cruz de Nájera. Los altos de La Grajera y San Antón eran las mayores dificultades de aquel trazado. No más de cien corredores tomaron la salida, terminaron 75 y el primer ganador de la prueba, con un crono de 1:28'01'', fue un miembro del club, Fernando Álvarez.

La Media del Camino ya era una realidad aunque aún tendría que evolucionar para afianzarse. Al año siguiente, en 2008, ahora hace diez años, la organización decidió cambiar el recorrido por el de la segunda etapa jacobea riojana, entre Nájera y Santo Domingo, un trayecto que se ajusta a la distancia mediomaratoniana. Con salida junto al monasterio de Santa María la Real y meta a los pies de la catedral calceatense, pasando por las localidades de Azofra y Cirueña, con un tramo de acceso muy exigente, la carrera iba a terminar asentándose en esta segunda y definitiva versión. Hubo casi el doble de corredores y los ganadores fueron Pablo González, con 1:16'31'', y Ana López, 1:36'53''.

Con los años la participación ha aumentado hasta convertirse en una de las citas deportivas más multitudinarias de La Rioja. En esta edición ofrece además la posibilidad de disputar una carrera entre Cirueña y Santo Domingo (7 kilómetros) y hacerlo también en la modalidad nordic walking, además de una Mini Media infantil. Toda una fiesta.

La monumentalidad de esos hitos del Camino de Santiago y los campos de viñas y cultivos despidiéndose del invierno en tierras de La Rioja Alta ponen el paisaje de este evento deportivo, pero también social y cultural. Una jornada de convivencia con la excusa de correr en un tramo de una ruta perteneciente al Patrimonio de la Humanidad. Como los peregrinos del Camino Francés, los corredores afrontan el reto de alcanzar a la carrera la 'Compostela' riojana.