Sitges 2017: El mejor festival de cine fantástico cumple medio siglo

Este año la tradicional Sitges Zombie Walk estuvo dedicada a George A. Romero, el padre del muerto viviente tal y como lo conocemos actualmente. Numerosa gente disfrazada de cadáver andante se paseó por las calles de la ciudad gruñendo entre risas complices. La fiesta finalizó con un concierto de Motorzombis, cuyos miembros actuaron maquillados para la ocasión. Por el camino, pases aplaudidos como el de 'The Killing of a Sacred Deer', lo último del cineasta griego Yorgos Lanthimos, incapaz de dejar indiferente al espectador. El responsable de 'Canino' vuelve a plantear una historia desasosegante en el entorno de una familia con un lado perverso. Estéticamente arrebatadora, logra perturbar la mente. De entrada, comienza con una operación a corazón abierto, todo un puñetazo a la retina. 'Anabelle: Creation', estrenada en salas este fin de semana, se aleja de la etiqueta de cine de autor y apuesta por el terror con sustos bien orquestados bajo la dirección de David F. Sandberg. 'Wind River', escrita y dirigida por Taylor Sheridan, guionista de 'Sicario' y 'Comanchería', estupendas ambas, se ha proclamado uno de los títulos básicos del festival, muy recomendable y sin distribución en nuestras salas (de momento, vaya).

'The Endless' ha dividido a los espectadores con una historia de bucles temporales con guiños a Lovecraft, demasiado críptica. Algunos, para compensar los primeros días con discursos fantásticos densos, se fueron a ver 'Terminator 2' en 3D de madrugada. El gran William Friedkin recibió un premio honorífico (al igual que el dibujante Juan Giménez o el actor Udo Kier, entre otros nombres clave. Además presentó en vivo y en directo 'El exorcista', todo un lujo en pantalla grande. También pudo verse su genial 'Sorcerer', a reivindicar, con coloquio posterior. Estuvieron presentes numerosos realizadores italianos, nombres míticos como el de Dario Argento o Lamberto Bava. Un gustazo poder ver la copia remasterizada de un clásico del giallo, la onírica 'Suspiria'. Uno de los momentos de mayor algarabía en al patio de butacas del auditorio principal del festival vino de la mano de 'Mom and Dad', con Nicolas Cage y Selma Blair ejerciendo de padres enloquecidos. Un delirio visual frenético, sumamente divertido, cargado de humor negro, dirigido por Brian Taylor, responsable de la adrenalítica saga 'Crank'.

La original apuesta francesa 'Les Affamés', una vuelta de tuerca al género de zombies de bajo presupuesto, ofreció alguna de las imágenes más hipnóticas del fin de semana del festival. Poesía y muertos vivientes se fusionan en un relato diferente donde las referencias a los clásicos del género se miran en el espejo de la modernidad. Uno de los puntazos de Sitges fue, sin duda, la proyección nocturna de 'The Rocky Horror Picture Show' con la interactuación del público asistente y la presencia de Susan Sarandon cantando el tema mítico de la cinta de culto (voló el arroz y no faltaron las pistolas de agua y guantes de látex). Se montó una buena entre la audiencia. Netflix, faltaría más, ha gozado de cierta presencia en el festival. Entró en programación 'The Bad Batch' (titulada 'Amor carnal' en la plataforma de entretenimiento, estrenada semanas antes). Lo nuevo de Ana Lily Amirpour, responsable de 'Una chica vuelve a casa sola de noche', confirma que tiene buena capacidad visual pero parece no tener nada que contar. Por cierto, se suspendió, por la situación política actual, la visita de los actores de 'Stranger Things' para la presentación de su inminente segunda temporada. La cancelación no causó revuelo. Otra referencia ya disponible en el catálogo de Netflix que ha podido verse en el festival de cine fantástico es 'Okja', de Bong Joon-ho, una fábula amable bien rodada por el responsable de 'Memories of Murder', una obra maestra, o 'The Host', hábil muestra de cómo cruzar géneros sin complejos.

También dividió opiniones 'Bushwick', la enésima propuesta filmada en un plano secuencia. Aquí se ve bastante el truco, pero resulta curioso su planteamiento: Texas decide separarse de EE.UU. y se monta una especie de guerra civil en las calles de Nueva York, donde Dave Bautista, Drax en 'Guardianes de la Galaxia', intenta abrirse camino entre ciudadanos histéricos y un ejército de aviesos mercenarios. Con 'Revenge' hubo aplausos en momentos puntuales del filme, un festival sanguinolento con puntos de comicidad ennegrecida con una protagonista femenina emponderada que no duda en cargar escopeta en mano contra un grupo de hombres que se han pasado de la raya. Risas y parodia al género masculino bien merecida, quizás pelín caricaturesca. 'The Ritual' es de lo mejor del festín sangriento, cine de horror del bueno, del que regala escalofríos. Unos excursionistas acaban en un bosque siniestro. Suena a ya visto, pero no lo es, y el desenlace con un monstruo diseñado a conciencia es tan sorprendente como en el tono de 'A Ghost Story', un delicioso cuento de fantasmas que cruza el cine indie con el fantástico de manera inusual. Se llevó el gato al agua 'Brawl in Cell Block 99', nueva película de S. Craig Zahler, artífice de la genial 'Bone Tomahawk'. Vince Vaughn se luce interpretando a un tupo duro que acaba reventando cabezas en una cárcel espeluznante. De lo más piropeado de la cita en Sitges, todo lo contrario a la insípida “La piel fría”, de Xavier Gens, pobre adaptación de la brutal novela de Albert Sánchez Piñol. El cine oriental, como siempre, de lo mejor del menú. Increíble el comienzo de “La villana”, producción coreana de acción que no se corta con las salpicaduras de sangre. Todo un espectáculo “Sword Master 3D”, una muestra ejemplar de luchas coreografiadas, esta vez en tres dimensiones. De todo hay en el Sitges en su feliz cumpleaños.

Uno de los apartados que ha crecido esta temporada en Sitges, con el patrocinio de Samsung, es el dedicado a los cortometrajes realizados en 360 grados para el disfrute del público congregado. Entre la amplia oferta de este año, con sección a tal efecto (Sitges Cocoon), destacaba 'Campfire Creepers', primer episodio de una serie VR que se apunta con energía a las nuevas tecnologías. El cineasta galo Alexandre Aja, firmante de la visceral 'Alta tensión', firma 'The Skull of Sam', el capítulo inicial de una iniciativa que “invitará al espectador a unirse a un grupo de excursionistas que contarán historias de terror alrededor de una hoguera ofreciendo un viaje inmersivo a algunos de tus mayores temores de nuestra infancia" . 'The Twilight Zone' o la cult-movie de Romero 'Creepshow', los entrañables filmes de terror por episodios, inspiran esta propuesta con Robert Englund inaugurando el casting por todo lo alto. El rostro bajo el maquillaje de Freddy Kueger se hartó de firmar autógrafos y hacerse selfies durante su estancia en el festival. Future Lighthouse & Oculus están detrás de la experiencia virtual grabada a una resolución de 4K con 10 cámaras.

«Campfire Creepers ha sido una producción singular», relatan desde producción. «Desde el principio del proyecto lo afrontamos como una oportunidad de romper varias limitaciones que se habían presentado en otros rodajes anteriores en realidad virtual. Teníamos un compromiso muy fuerte con la calidad y la estereoscopia, por lo que decidimos fabricar nuestra propia cámara y nuestro propio pipeline de postproducción, con un método de scripts en Nuke que nos permitían superar los limites físicos de movimiento de la cámara y de cercanía de actores en movimiento». La pieza dura poco más de diez minutos e introduce al espectador en un cuento asombroso narrado al calor de una hoguera en un bosque. Un grupo de jóvenes bromean mientras cuentan anécdotas alrededor del fuego. Las leyendas urbanas dan mucho juego en el cine de terror. Además de sustos, hay sentido del humor... ¡y hormigas carnívoras!

'Campfire Creepers' se apunta a la moda del terror de los años 80, a la cultura por la nostalgia, fusionando el horror clásico con el nuevo cine VR. El punto de vista en primera persona y el impacto inmersivo aporta una nueva narrativa al género. «La historia también incluye posiciones de cámara imposibles, acción en todos los ángulos, niños corriendo alrededor de la cámara, rodaje en un bosque, especialistas colgados de cables y muchos detalles casi imperceptibles que hacía imposible rodar con cualquier cámara disponible, por lo que tuvimos que plantear y construir nuestra propia cámara desde cero, que nos permitiera poder dirigir en set y en tiempo real». Todo un reto que ha cogido vuelo en su presentación en Sitges y pronto estará disponible para aquellos usuarios que se atrevan con la aventura.