'It's a sin' vuelve a poner el foco en una pandemia olvidada, la del sida
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La miniserie de Russel T. Davies aborda con crudeza y sin medias tintas lo que supuso la enfermedad en la comunidad gay de Londres en los años 80Secciones
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La miniserie de Russel T. Davies aborda con crudeza y sin medias tintas lo que supuso la enfermedad en la comunidad gay de Londres en los años 80Asier Manrique
Lunes, 8 de febrero 2021
Hace cuarenta años el mundo vivió una pandemia que se llevó, y se sigue llevando, millones de vidas en todo el mundo. A diferencia de la pandemia del coronavirus, que afecta por igual a toda la población, aquella afectó principalmente a hombres homosexuales, hemofílicos, prostitutas, ... drogadictos y gente del tercer mundo. Al principio se ignoró, después se estigmatizó, luego se hizo algo por solucionarlo y finalmente ha quedado en el olvido. Hablo del sida y el VIH, una enfermedad que, según datos de las Naciones Unidas ha acabado con la vida de 30 y 40 millones de personas en cuatro décadas. Esta es una enfermedad olvidada por los medios y la sociedad que ha vuelto a ser tema de conversación gracias a una serie británica que HBO ha incluido en su catálogo recientemente: 'It's a sin'.
'It's a sin' es la última creación de Russel T. Davies, el hombre detrás de 'Queer As Folk' y 'Years And Years'. Se trata de una miniserie de cinco capítulos que se adentra en la comunidad gay londinense a lo largo de la década de los 80 poniendo el foco en cómo ésta vivió la pandemia del VIH. En la serie vemos, como si de las fases del duelo se trataran, cómo la sociedad de la época se familiarizó con una enfermedad desconocida que obligó a cambiar su relación con el sexo y que, especialmente en la comunidad gay, se llevó por delante miles de vidas en muy poco tiempo.
La gran virtud de la llegada de 'It's a sin' es volver a poner el foco en un mal que la sociedad ha ido olvidando. El sida ya no es lo que era en el primer mundo. En Europa tenemos acceso a medicamentos que permiten que las personas infectadas por este virus puedan llevar una vida prácticamente normal, aunque la lacra y el estigma social no hayan desaparecido. No sucede igual en África, donde el acceso a estas medicinas brilla por su ausencia. Esta situación «plácida» respecto a la enfermedad en nuestro entorno lo ha borrado del mapa, prácticamente, ya es algo del pasado, una sensación acrecentada por la actual pandemia del coronavirus que se ha llevado todo por delante. Por este motivo es importante que 'It's a sin' nos recuerde que el VIH y el sida siguen existiendo, que no tienen un tratamiento que acabe con ellos y que todavía sigue costando la vida a miles de personas cada año.
Otra gran virtud que tiene la serie es el paralelismo que el espectador establece con la pandemia que estamos viviendo en estos momentos. La mayor parte de los espectadores de 'It's a sin' no vivieron el sida directamente, bien porque no eran parte de una comunidad especialmente afectada por el virus o porque no les pilló por edad. Por este motivo, nuestro referente más próximo es el coronavirus. Es inevitable que al ver el desconocimiento de los personajes, las prácticas diarias sin protección, la resignación ante la enfermedad, la desesperación por no tener la cura a mano o el triste final de la muerte nos sean especialmente familiares hoy. Por esto 'It's a sin' llega en el momento preciso, cuando el espectador está más predispuesto a empatizar con una causa que le puede ser lejana, pero ya no le será del todo ajena.
Russel T. Davies se vale de un reparto jovencísimo, con poca experiencia y todos parte de la comunidad LGTBI para dar forma al grupo de personajes que encabezan este drama. A la cabeza está Olly Alexander, vocalista del grupo Years and Years, que se consolida aquí como intérprete sólido y que, además de dar vida a Ritchie Tozer, aporta a la serie su personal versión del 'It's a sin' de Pet Shop Boys, canción que bautiza esta historia. Omari Douglas da vida a Roscoe, un chico originario de Nigeria que huye de casa de sus padres para no ser llevado a su país natal para «curarlo» de su orientación sexual. Nathaniel Curtis es Ash, un chico de origen hindú con el que el protagonista mantiene una relación. También está Callum Scott Howells, Colin en la serie, que protagoniza el momento más triste de todos. Y, finalmente, Lydia West, que da vida a Jill, la chica del grupo y verdadera alma de la historia.
'It's a sin' es un dramón. Está maridado con una selección musical soberbia de éxitos ochenteros, pero es un dramón al fin y al cabo. No escatima en detalles y no trata el tema de la enfermedad de puntillas. Tampoco es condescendiente con el estilo de vida de la comunidad gay de la época. Además todo está basado en la experiencia personal de su creador y de sus amigos, por lo que la veracidad de los que cuenta está más que garantizada. Por poner un ejemplo, toda la trama del tercer episodio y el personaje protagonista de este capítulo están basados directamente en una expareja del creador. Asimismo, funciona como un grito de auxilio ante una lacra que se lleva por delante vidas y ante la cual las autoridades miraron, y todavía siguen mirando, para otro lado.
El episodio tres, personalmente el más redondo de todos, es imposible terminar de verlo sin un kleenex cerca. Un acertadísimo guion muestra mejor que ningún otro episodio la injusticia que supone el VIH y el sida y las consecuencias directas y reales que tuvo en los que perdieron la vida por el virus y en sus allegados. El capítulo final también es triste, pero lo que supone el tercer episodio, el que más reacciones ha provocado en las redes, es la culminación de lo que 'It's a sin' intenta ser, una llamada de atención y un grito de «aquí estamos, esto no ha terminado, es importante hacer algo ya». Por eso el cuarto capítulo empieza a dar forma al movimiento de la comunidad gay, la más activa en este terreno, por remover conciencias y encontrar una solución, mientras que los primeros episodios abordan con cierta sorna la llegada del virus. Fácil establecer los paralelismos, ¿no? Este es un viaje emocional perfectamente ejecutado que retrata con crudeza 10 años de lucha contra un enemigo invisible y al que todavía no se ha derrotado. Un enemigo que terminó con muchos, algunos por no hacer todo lo posible por protegerse y otros «lo único que hicieron fue portarse bien… y murieron». Esta última una cita casi exacta de una de las muchas grandiosas y lapidarias frases que salpican el guion.
'It's a sin' es de lo mejor en series que nos ha llegado en el poco tiempo que llevamos de 2021. Una serie dura, directa e imprescindible para comprender de dónde venimos y a dónde vamos. Cinco capítulos que te mantendrán con el corazón en un puño en un viaje emocional de altos vuelos que es mejor ver con un paquete de pañuelos cerca, por si acaso. Igual que ocurría en 'Years And Years', el espectador asiste a un espectáculo horripilante y que sabe que no terminará bien, pero aún así Russel T. Davies es capaz de estrujar el corazón de sus seguidores hasta límites insospechados.
'It's a Sin' está disponible en HBO.
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