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No es normal que una serie se estrene en su segundo capítulo. Tampoco es habitual que al creador de esa serie, de tan solo catorce capítulos, se le dé la oportunidad de escribir y dirigir una película basada en ese trabajo cancelado y convertido con ... el paso de los años en objeto de culto. Hasta tal punto que, de vez en cuando, aparece la idea de juntar de nuevo al elenco de 'Firefly' para resucitar esta serie de ciencia ficción de cuyo estreno se cumplen veinte años este mes.
'Firefly' fue una apuesta de Joss Whedon tras triunfar con 'Buffy cazavampiros' y mientras desarrollaba 'Angel', el 'spin off' protagonizado por David Boreanaz. La cadena Fox aceptó porque el argumento de la serie le encajaba. Hacia 2500, los humanos han tomado posesión de numerosos planetas, pero su desarrollo no es igual. La tecnología no llega a los lugares más lejanos, mientras que los planetas centrales dominados por China y Estados Unidos (la Alianza) disfrutan de todos los avances. En el resto de los lugares habitados se ha desarrollado una sociedad que se asemeja mucho al Lejano Oeste del siglo XIX.
En vez de carretas hay naves espaciales y en lugar de indios, se encuentran los 'reavers', unos humanos enloquecidos que se dedican a asaltar naves espaciales como hacían los nativos americanos en las películas clásicas del oeste. No faltan los rebeldes, los perdedores de una guerra que deambulan por el espacio para ganarse la vida. Unos de estos fuera de la ley son el capitán Mal Reynolds (interpretado por Nathan Fillon) y Zoe Washburne (Gina Torres), su segunda a bordo de la Serenity, una nave de la clase 'firefly'.
Su objetivo es la supervivencia a través del contrabando, el robo, el transporte de objetos o personas entre los diferentes satélites y planetas. Cualquier negocio turbio que les permita vivir sin las ataduras de la Alianza. Completan la peculiar tripulación el piloto Hoban 'Wash' Washburne (Alan Tudyk), un mercenario (Jeyne Cobb, al que daba vida Adam Baldwin), una prostituta llamada Inara Serra (Morena Baccarin) y la mecánica Keylee Frye (Jewel Staite). 'Firefly' tenía todos los ingredientes necesarios para que gustara tanto a la cadena como a la audiencia.
En cambio, a Fox, lo que vio, no le cuadró y decidió empezar la serie por el segundo capítulo en septiembre de 2002. El primero, el piloto, se emitió en mitad de la temporada. La audiencia tampoco acompañó a 'Firefly'. Solo congregó frente al televisor a unos cinco millones de telespectadores, una cifra muy buena ahora pero paupérrima hace dos décadas. Los datos no mejoraron a pesar de los fantásticos diálogos, su sentido del humor, la sincronía entre acción y drama y que cada capítulo era una aventura diferente. Puro western espacial. La cadena decidió terminar con el proyecto de Whedon para siempre.
Los fans de la serie no admitieron esta cancelación. Los 'browncoats' (abrigos marrones, por la prenda del capitán) se organizaron para reclamar la vuelta de la serie. Fracasaron en su intento, pero a cambio lograron que la serie saliera en DVD. El fenómeno 'Firefly' se expandió por el mundo, ya que su impacto se había acotado al público estadounidense. El boca a boca entre los fanáticos de la ciencia ficción funcionó y la caja con los catorce capítulos logró unas ventas insospechadas. Este éxito le valió a Whedon poder dirigir su primer largometraje con el mismo reparto de la serie. 'Serenity', que se estrenó en Sitges, no convenció a casi nadie.
La película, curiosamente, se estrenó en más lugares que la serie original. En España, por ejemplo, 'Firefly' no se pudo ver de forma legal hasta que Netflix la puso en su catálogo en 2016. Ahora mismo, no se puede ver en ninguna plataforma de 'streaming' que operan aquí; en Netflix Estados Unidos, sus datos no son malos, pero los responsables del gigante rojo ya han dicho que no van a producir una continuación de la serie.
Y eso que los fans han soñado en varias ocasiones con su vuelta. Vieron una posibilidad cuando se pudo levantar a través de suscripción popular una película que continuara con 'Veronica Mars' hace más de una década. Pero ahora con Fillon en 'The Rookie', Baccarin en 'The Endgame' y Whedon en proyectos como 'The Nevers' o la nueva versión de 'Buffy', es casi imposible. O tal vez no.
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