«He trabajado en producciones de las que apenas he hablado a mi familia»
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Protagoniza 'Operación marea negra' en Prime Video, una ficción que se inspira en la peripecia real de un narcosubmarino que atravesó el AtlánticoSecciones
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Protagoniza 'Operación marea negra' en Prime Video, una ficción que se inspira en la peripecia real de un narcosubmarino que atravesó el Atlántico«Con Nuno Lopes he vivido muchas anécdotas. Ha sido muy buen compañero», dice entre risas Álex González (Madrid, 41 años). Su alabanza tiene sentido porque él y el actor luso salieron despedidos de la lancha que el madrileño conducía para una secuencia de 'Operación ... marea negra', la serie de 4 capítulos que llega este viernes a Prime Video. Dirigida por Daniel Calparsoro, se inspira en la peripecia real del primer narcosubmarino interceptado en Europa, un semisumergible artesanal hecho de fibra de vidrio y sin GPS que atravesó el Atlántico en 2019 con tres toneladas de cocaína. González da vida a un boxeador (Nando) que, al verse sin posibilidades de seguir avanzando en su carrera deportiva, se convierte en el patrón.
-¿Cómo llegó a la serie?
-Pues la noticia real de noviembre de 2019 me impactó. Yo estaba en Galicia, con los productores Mamen Quintas y Julio Casal, y fue instantáneo. Vieron que la historia era muy cinematográfica y desde el primer momento contaron conmigo, aunque yo llegué a pensar que era tan apetecible que acabarían abriendo el 'casting'. Tuvieron mucha más confianza que yo en que podía hacer el acento gallego (ríe). A partir de ahí fue ponernos a trabajar.
-¿Qué sabía de Agustín Álvarez, el personaje real en el que se inspira Nando? ¿Llegó a conocerlo?
-Estuve documentándome y pasé mucho tiempo queriendo saber quién era Agustín, hasta que cuando ya estábamos muy cerca de la fecha para empezar a rodar decidimos Daniel Calparsoro y yo que era mejor dar el salto a la imaginación y no conocerlo para tener más libertad creativa.
-¿Qué diría que le conecta con el personaje?
-Ayer vi el primer capítulo y pensé que es la primera vez que siento tanta distancia entre el personaje y yo: la forma de hablar, de gesticular. Y sin embargo tiene mucho de mí porque el personaje no estaba escrito así, era alguien más tímido más introvertido, las cosas que hacía eran casi por casualidad, como que le embaucaban. Estábamos ensayando desde ese punto y tanto a Daniel como a mí había algo que no nos cuadraba, pero yo no sabía qué era. Y Daniel un día dio con la clave y me dijo: «En este universo no hay víctimas y Nando no es una víctima, no hace las cosas por que sí, es un hombre responsable». Y ese filtro, el ser responsable de lo que haces, marca mucho el personaje y desde ahí empecé a dar el salto a la imaginación de ser para fuera, extrovertido. Encontré dos cosas clave del personaje, que son la ambición económica y de posición social y la sed de reconocimiento. Es el camino del héroe que todos tenemos dentro y que aparece cuando menos se lo espera Nando, en mitad del océano, con dos tipos que no conoce de nada. Es ahí cuando se da cuenta de que es alguien extraordinario haciendo algo extraordinario, aunque sea a través de una fechoría.
-¿Reconoce algo de usted en esa ambición y en esas ansias de reconocimiento?
-(Ríe). Con total honestidad, así como sí puedo decir que no me afectan muchísimo las críticas negativas, ni tampoco termino de creerme las positivas, creo que he encontrado un buen equilibrio por pura salud. Pero sí que uno busca el reconocimiento, creo que todos lo hacemos. Ahora puedo mirar con ternura esa parte mía y reconocerla y darle un lugar, un ratito, y venga, te dejo que busques el reconocimiento y mañana nos vamos a casa otra vez a seguir trabajando (ríe).
-Es una serie muy física, ¿cómo se preparó?
-Ha habido diferentes partes en la preparación: la aproximación al personaje, su mundo ideológico, el acento. A nivel físico, el boxeo, pilotar las lanchas. Y luego la preparación para rodar dentro del submarino fue más mental, pero una vez allí nos dimos cuenta de que ninguno estábamos realmente preparados y fue sobre la marcha. Tampoco es que sea algo superduro, fue exigente, pero me molesta ese discurso general que hay en la industria de que es contarle al público lo dura que es nuestra profesión. Todas lo son.
-Aquí hubo un conato de accidente.
-Tuvimos un día un pequeño susto. Íbamos muy rápido, se nos cayó el walkie al agua y Daniel dijo: «Ven, coge el walkie». No lo dudé y fui a toda velocidad y claro como las dos embarcaciones eran de goma no imaginé que el impacto era tan grande y salimos literalmente volando. Nuno estaba pálido y cuando paramos me dijo: «Álex, si no te importa ir un poco más despacio la próxima vez» (ríe).
-¿Cómo es rodar a las órdenes de Calparsoro?
-Es un director exigente, no es conformista y consigue lo mejor de cada persona del equipo y de cada departamento. Por eso en su caso cambio lo de duro por exigente. Duro sería que el resultado fuera pésimo, pero para mí el resultado es maravilloso y estoy orgulloso de ofrecer al público un producto entretenido. Hay productos en los que he participado y a los que ni siquiera he invitado a mi familia o apenas les he hablado de ello, no voy a decir cuáles. A la premiere del martes vinieron todos.
-¿Le frustra trabajar en proyectos que luego no tienen un buen resultado o uno acaba relativizándolo todo?
-Me gustaría normalizar esto de que a veces tienes proyectos que son un éxito, otras tantísimas veces no son un éxito e incluso otras ni ven la luz. Lo que sí es frustrante es cuando haces un proyecto que es más especial que otro y cuando crees que va a conectar con el público, no lo hace. Empiezas a pensar qué he hecho mal, cuál es la clave del éxito... Pero es que tienen que pasar tantas cosas que son casi mágicas para que algo funcione, que me quito el peso de encima porque no está en mis manos.
-Participó en 'X-Men: primera generación'. ¿Le seduce la idea de seguir trabajando en producciones internacionales?
-Sí, muchísimo. Me seduce acceder a buenos proyectos, en general, y en partícular X-men es algo como muy lejano para un actor español y me seduce todo lo que engloba la experiencia personal de estar en otro país, rodeado de otras culturas, que no es solo la americana , es la británica, europea, asiática... Estás rodeado de diferentes formas de pensar, de diferentes formas de trabajar, y ahí el músculo del aprendizaje es como que se expande porque te obligas a estar con los cinco sentidos muy abiertos y siento que aprendo muchísimo.
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