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Cuando el diablo se aburre, mata moscas con el rabo. O remonta películas y las convierte en series. Es lo que hizo Baz Luhrmann cuando, al ver suspendido el rodaje de 'Elvis' a causa de la pandemia, se dispuso a transformar 'Australia' (2008) en 'Faraway ... Downs: Australia', una miniserie de seis capítulos que se ha estrenado en Disney+.
Probablemente, además del aburrimiento, el motivo que llevó a Luhrmann a visionar los 600 kilómetros de película que había rodado años atrás fue darle una segunda vida a su obra para ponerla a disposición de un nuevo público. Pero cabe preguntarse si el riesgo mereció la pena, puesto que la película ya había sido masacrada por la crítica en su estreno. Ni siquiera la pareja protagonista pudo salvar los muebles: una Nicole Kidman recauchutada y un Hugh Jackman con las camisas tan apretadas que parecía un tronista disfrazado de vaquero dejaron fríos a gran parte de los espectadores. Excepto a los australianos, claro, puesto que 'Australia' sigue siendo la segunda película que más dinero ha recaudado tras 'Cocodrilo Dundee'.
Situada en la II Guerra Mundial, 'Australia' se centraba en las 'generaciones robadas', los niños mestizos que eran separados de sus familias por el gobierno y llevados a misiones religiosas para, así, ir haciendo desaparecer la cultura aborigen. Pero a Luhrmann, siempre excesivo, esto le parecía poco, así que añadió una lady inglesa de piel de porcelana que viaja sola a Australia, que se hace cargo del rancho de su marido tras enviudar y que cae rendida en los brazos de un rudo vaquero junto al cual luchará contra el malvado ganadero que pretende hacerse con su rancho. Con estos mimbres, 'Australia' no fue la obra épica y colosal que pretendía retratar la historia reciente del país natal de Luhrmann, sino más bien una suerte de 'Lo que el viento se llevó' con canguros.
Además, Luhrmann, ambicioso y grandilocuente, creyó tener hechuras para emular, en una misma película, la 'screwball comedy' de los años 30, el melodrama de los 50 y la épica del 'western' y del cine bélico. Quiso hacerlo todo, y todo junto; de ahí los cambios de tono tan bruscos. Por eso, aunque en la miniserie cada episodio tiene una duración distinta para fragmentar la película en función del tono, 'Faraway Downs: Australia' sigue siendo tan pastiche como la original. Aun así, seguimos sin saber qué estamos viendo. Eso sí, todos los planos son bellísimos, lo cual es un problema añadido, porque lo único que hace es dar más carácter de artificio a un producto sin alma.
Luhrmann ha aumentado el metraje de la serie con la intención de sumar matices y profundizar en algunos aspectos de la trama (algo que no sucede), y ha hecho algunos cambios con respecto a la película, poniendo el acento en el reconocimiento al pueblo aborigen. Lo hace expresamente en una nota aclaratoria al principio de cada capítulo, pero también en los títulos de crédito (una animación creada por artistas indígenas) y en la sustitución del tema original de Elton John por una canción de un artista aborigen. Y lo más importante: cambia el final. Cuando repasó lo rodado, Luhrmann se encontró con un desenlace que no recordaba haber filmado, pero sí escrito, y que se descartó porque en ese momento se consideró que los tiempos necesitaban un final más optimista que el inicialmente previsto. Lo verdaderamente optimista fue pensar que 'Australia' era una buena película. Y más optimista aún ha sido creer que aquel desastre tenía arreglo en forma de serie. Más le hubiera valido a Luhrmann dedicarse a otros menesteres durante la pandemia. A hacer pan, por ejemplo.
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