'Nada': deliciosa comedia porteña con Brandoni y De Niro

Pero ¿cómo consiguieron los creadores de la serie argentina 'Nada', Mariano Cohn y Gastón Duprat, tener bajo sus órdenes a Robert De Niro? Para contarlo hay que remontarse a 1981, año en que De Niro, en plena promoción de 'Toro salvaje', visitó Buenos Aires. Allí quedó prendado de la ciudad, de la carne argentina y de dos actores porteños, Lito Cruz y Luis Brandoni. Años después, Cruz murió, pero De Niro y Brandoni mantuvieron su amistad a través del tiempo y de la distancia. Por ello, cuando De Niro recibió la propuesta de 'Nada', se decidió a aceptarla tras leer los guiones, ver algunos trabajos anteriores del combo Cohn-Duprat ('El hombre de al lado', 'Mi obra maestra' o 'Competencia oficial') y, sobre todo, comprobar que Luis Brandoni era el protagonista.

Brandoni, una institución en Argentina tanto o más que el mate y el asado, interpreta a Manuel Tamayo Prats, un crítico gastronómico caprichoso e irreverente que mira a los demás con superioridad, que solo encuentra placer en humillar a los restaurantes en sus críticas gastronómicas («la ofensa es más placentera para el lector y para quien la escribe») y que, en una suerte de resistencia snob, se niega a tener móvil, carnet de conducir o cualquier cosa que le acerque a la época en la que vive. Manuel apenas encuentra motivación alguna para seguir adelante, ni siquiera en escribir el libro que debe a su editorial desde hace años. Misántropo e insoportable por puntilloso, solo lo toleran un pequeño grupo de amigos y Celsa, su mucama desde hace cuarenta años. Pero, cuando Celsa muere repentinamente, Manuel es incapaz de hacer frente a las cosas más pequeñas de la vida, y se muestra como un perfecto inútil lleno de miedos. Afortunadamente, en ese momento aparece Antonia, una chica paraguaya que sustituye a Celsa y cuya naturalidad y autenticidad contrastan con el desencanto y la sofisticación pretenciosa de Manuel, haciéndole que se cuestione mucha de las ideas que ha sostenido hasta ahora.

La introducción a cada uno de los capítulos de esta historia está a cargo de Robert De Niro, que interpreta a Vincent Parisi, un célebre escritor que reside en Nueva York y con quien Tamayo Prats mantiene una vieja relación de amistad, muy parecida a la que los dos actores tienen en la vida real. De hecho, Vincent y Manuel hablan entre sí de la misma forma que lo hacen De Niro y Brandoni, en un idioma propio y curioso que mezcla castellano, italiano e inglés.

Con estos dos grandes actores y con ese tono de comedia dramática que tan bien manejan Mariano Cohn y Gastón Duprat y en el que combinan acidez, sarcasmo y ternura, los cinco capítulos de media hora de duración se hacen cortísimos. La serie no solo es una entrega total a Buenos Aires, a un ciudad cosmopolita, compleja y hermosa, sino también a un relato que comienza en la desesperanza, casi en la rendición, y que acaba convirtiéndose en una historia luminosa y optimista, más de lo que suele ser habitual en la escritura de estos dos creadores argentinos. Por si esto fuera poco, hay que añadir el placer de escuchar a Robert De Niro recreándose al decir «pelotudo», «boludo» o «la concha de la lora»; un placer tan gustoso como ver los platos de comida porteña estupendamente fotografiados. Y sí, es imposible ver esta serie sin salivar.

Un apunte más: en Disney+ también está disponible la estupenda 'El encargado', serie anterior de Cohn y Duprat protagonizada por otro magnífico actor argentino, Guillermo Francella. Dos producciones macanudas con acento porteño.