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Al igual que hay gente que quieres que te caiga bien antes de conocerla en persona, hay series que quieres que te gusten antes de verlas. Es el caso de 'Noche de chicas', una producción disponible en Disney+ que, sobre el papel, tenía todos los ... ingredientes para resultar redonda: un estupendo reparto (María León, Leticia Dolera, Silvia Alonso, Paula Usero y Aislinn Derbez) y una premisa más que interesante. Pero la serie no termina de funcionar. Por eso, la decepción es mayor.
Tras un prólogo de aires tarantinianos, la trama explota a los pocos minutos de empezar: cuatro amigas pasan juntas el fin de semana de la final del Mundial de Sudáfrica en la casa de veraneo de una de ellas cuando, de repente, descubren que otra amiga de la adolescencia tiene encerrados en una cabaña a tres tipos que han violado, impunemente, a una menor. A partir de ahí ya no solo se plantea la legitimidad moral de tomarse la justicia por su mano, sino también qué han de hacer las cuatro amigas: ayudar a Lola (María León) o mirar hacia otro lado y dejarla sola en su venganza.
Las preguntas que la serie plantea al espectador tienen, por tanto, enjundia; desafortunadamente, las respuestas que da 'Noche de chicas' no tienen tanta: a pesar del prometedor planteamiento inicial, la trama se va diluyendo entre decisiones desacertadas e incidentes difícilmente creíbles. Tampoco ayudan ni la realización, ni el ritmo frenético de la acción, que todo lo vuelve ligero e inconsistente, ni el tono de comedia negra que se le ha pretendido dar, ya que, más que apoyar la acción o dar un respiro al espectador, las salidas humorísticas rompen los momentos más climáticos de la narración.
Lo mejor, sin duda, de 'Noche de chicas' son eso, las chicas. El sentimiento de sororidad, de apoyo mutuo que surge al haber sido no solo amigas, sino también víctimas del machismo de uno u otro modo, es palpable, pero la inconsistencia del guion hace que los personajes terminen por desdibujarse. Afortunadamente, las actrices, además de transmitir complicidad, defienden sus papeles con brío, especialmente María León, capaz de emocionarnos en algunas escenas y de pasar con soltura de la comedia al drama.
Quizás si la serie no hubiera ido tanto a la acción pura y dura (lo ventila todo en seis episodios de media hora de duración) y se hubiera tomado un poco más de tiempo en profundizar en los diferentes aspectos y matices que rodean los temas que aborda, como son el paso de la amistad juvenil a la adulta, la impunidad de las agresiones sexuales y el sentimiento de frustración y dolor de muchas mujeres que, siendo víctimas, han visto cómo terminan siendo ellas las juzgadas, estaríamos hablando de expectativas cumplidas y no de decepción.
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